El rincón de...
Carlos Font Gavira: «Sevilla acogió a los refugiados alemanes del Camerún como no hizo con los de Cuba»
La crisis humanitaria provocada por la derrota occidental en Afganistán pone de actualidad la acogida humanitaria de la Sevilla de 1916
![Carlos Font Gavira, en el Pabellón de Marruecos, sede de la Fundación Tres Culturas](https://s1.abcstatics.com/abc/sevilla/media/sevilla/2021/08/30/s/carlos-gavira-font-kkHI--1248x698@abc.jpg)
Licenciado en Historia Contemporánea, enfrascado en sacar el doctorado, Carlos Font es uno de los pocos africanistas que nos encontramos en Sevilla. Su libro sobre ‘Los alemanes del Camerún’ , autoeditado, se nutre en parte del trabajo fin de curso que firmó para la ... Universidad.
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Su pasión es la primera gran guerra mundial europea . Y le ha seguido la pista por países tan distantes como Rusia, Georgia, Eslovaquia, Rumanía, Hungría y Polonia. Le atrae la geopolítica y tiene publicado cuarenta y seis artículos históricos. Es de Los Palacios y su rincón preferido en Sevilla es lo más frondoso que nos dejó la Expo. Es miembro de la Asociación española de Africanistas.
No es frecuente encontrarse con un africanista en Sevilla, donde abundan los americanistas…
Pese a que estamos a 14 kilómetros de África, nuestra paradoja es esa. Sevilla tiene un déficit de africanistas en comparación con América. Quizás el africanismo desde un punto de vista intelectual se ha visto siempre como un tema folclórico.
Usted es autor de un libro titulado ‘Los alemanes del Camerún’. ¿Lo resume?
El libro trata sobre la gran operación humanitaria que llevó a cabo el gobierno español de Romanones durante la primera guerra mundial, acogiendo a la colonia del Camerún, alemanes y cameruneses, en 1916.
La mayoría de los cameruneses transterrados por el conflicto se acogieron a la protección de la bandera española en Guinea ecuatorial.
España fue neutral en aquel conflicto europeo. En otras palabras, España no entró en guerra, pero la guerra sí entró en España. La prueba de ello está en esos casi novecientos alemanes blancos, seis mil soldados africanos (askaris) y entre veinte y treinta mil civiles que acogimos. La mayoría de los africanos se quedaron en Fernando Poo. Los alemanes prosiguieron su viaje hasta España.
Además, el grupo camerunés nativo era muy heterogéneo: musulmanes, cristianos, animistas…
Las primeras semanas de acogida en Fernando Poo de estos refugiados fue caótica. Enfermedades, inanición, fatiga bélica. Pero luego se habilitó una serie de campamentos para internados que fue una auténtica operación humanitaria. Superando las barreras religiosas que usted apunta.
Algunos de aquellos alemanes llegaron a Sevilla acompañados por civiles y soldados cameruneses. ¿Qué rastro dejaron en la ciudad?
La huella es la memoria de una bienvenida calurosa y hospitalaria a unos soldados derrotados que procedían de unas lejanas y exóticas tierras. La estación de San Bernardo fue un hervidero humano con banderitas alemanas, dando vítores a los soldados e invitándolos posteriormente a un gran banquete de queso, vino, salchichas y mucha cerveza.
En la conciencia colectiva de la ciudad aún estaba viva la imagen de los civiles y militares que abandonaron Cuba en 1898. ¿Explica la predisposición que le dio la ciudad a los alemanes del Camerún?
La sociedad sevillana se volcó con estos refugiados de guerra. Y les tributó un recibimiento que, por ejemplo, no tuvieron los soldados que vinieron de Cuba apenas 20 años antes. Pero fue la demostración de que España era neutral, pero no indiferente.
¿Se quedaron algunos o se les obligó a trasladarse a otras zonas del interior de España?
En un primer momento, todos los alemanes refugiados se concentraron en Pamplona, Zaragoza y Alcalá de Henares. La razón es que los servicios de inteligencia aliados en España temían que los alemanes refugiados en la costa estuvieran en contacto con los submarinos.
En Sevilla, previa a esta llegada, ya había una colonia alemana modernizando la ciudad.
Efectivamente. Y todos asistieron a la estación de San Bernardo para recibirlos. Entre ellos figuraban los Engelhardt, los Moeckel, Wiest, Kolb, Nordiman…
¿Lo del bautizo de un alemán negro en San Lorenzo es leyenda urbana o realidad histórica?
Años después de la guerra, en 1924, tenemos la noticia de que uno de los cameruneses que viajaron con los alemanes fue bautizado en la parroquia de San Lorenzo. Se convirtió al catolicismo que ‘abjuró de sus errores religiosos’, como figura en la crónica de la Opinión.
España siempre estuvo presionada por los aliados para evitar este tipo de acogida humanitaria. ¿Por qué?
Para evitar los nidos de espías.
¿Presionaban mucho los embajadores francés e inglés para evitar este tipo de acogidas?
Bastante. Consideraban a España un territorio fundamental en la guerra.
Uno de ellos llegó a acusar a un alemán de ser uno de los agitadores sindicales que más perturbaron la paz social en la Sevilla de 1919.
Los informes de los aliados a los que he tenido acceso así lo explican. España vivía la depresión de la posguerra. Y los agitadores, como un tal Walter que era refugiado camerunés, se le llegó a identificar como un agitador bolchevique.
Pero en Conil sí hicieron su trabajo de espionaje algunos de aquellos alemanes del Camerún.
Conil era un nido de espías en contacto con los submarinos alemanes. Se demostró la conexión con el santuario de la Oliva de Cádiz a través de unos religiosos alemanes, que también fueron refugiados del Camerún.
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