de la misa la media
San José precisa reformas
Iglesia en sevilla
La solemnidad de San José cayó este año en día laborable, contradicción entre el calendario civil y el litúrgico que la Conferencia Episcopal Española consintió cuando negoció el almanaque de festivos con el Gobierno de Felipe González
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Misa por la festividad de San José
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Templo: iglesia del Señor San José
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Fecha: 19 de marzo
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Hora: mediodía
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Asistencia: lleno sin apreturas, unas 100 personas
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Preside: Rafael de Mosteyrín Gordillo
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Ornato: buqués coloridos en el retablo, ramo blanco a los pies del altar y flores al pie del crucificado
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Música: coro de la iglesia y órgano
La iglesia del Señor San José, regentada por el Opus Dei, llama la atención por dos cosas. La primera, evidente, la barandilla que separa el presbiterio de la asamblea en arco y ante la que se arrodillan los fieles para comulgar, según costumbre ... hoy perdida. La segunda, no tan llamativa, que la sede del oficiante está en el eje de simetría del templo, debajo mismo del sagrario.
La exhortación 'Sacramentum caritatis' de Benedicto XVI invitaba a seguir usando los tabernáculos de los altares mayores «evitando poner delante la sede del celebrante»: cuestión de matices o de centímetros, si se quiere. Eso sí, el coro cantó desde el coro (agudísimo el 'kyrie'), lo que es llamativo por desacostumbrado. Y el celebrante purificó los vasos litúrgicos en un extremo del altar, como es recomendable.
La solemnidad de San José cayó este año en día laborable, contradicción entre el calendario civil y el litúrgico que la Conferencia Episcopal Española consintió cuando negoció el almanaque de festivos con el Gobierno de Felipe González. Fuera, en la calle del mismo nombre, los albañiles del antiguo colegio del Santo Ángel y los turistas desnortados seguían a lo suyo.
Pero dentro, la misa congregó a unas cien personas, con abrumadora mayoría de señoras en proporción de 9 a 1. Envidiable la comunión de gestos, a excepción de un adulto de mediana edad que, haciéndose cruces con tantos aspavientos, golpes de pecho e inclinaciones profundas vinieran a cuento o no, acababa por distraer a los presentes. Siempre hay que considerar que la misa no es para uno solo, sino un ejercicio comunitario.
Y a la comunidad de fieles se dirigió el oficiante en su homilía, de apenas seis provechosos minutos, para interpelar a la asamblea: «Todos tenemos que ir a José, como dice el lema del retablo. ¿Tengo a San José por padre?, ¿lo considero nuestro padre?», dijo relacionándolo de seguido con el sustento de la casa familiar. Al fin y al cabo, más que como ebanista, San José vivía de echar techos, tabicar casas, construir alacenas… lo más parecido a un 'manitas' de nuestros días. Que es justo lo que necesita la iglesia de Sevilla a él dedicada para acometer la campaña de reformas proyectada.
Colecta y colaboraciones periódicas
Fue un paréntesis en la homilía para explicar la colecta extraordinaria para el templo. Remitió a unos pasquines al pie de la iglesia en que se detalla, con encomiable claridad, los «gastos fijos anuales», se supone que expresados en euros. Queden aquí copiados con el aplauso por tal ejercicio de transparencia. «Servicio limpieza y sacristía: 40.000; electricidad, agua, aire acondicionado, etc: 15.000; mantenimiento y reparaciones: 10.000; retribución sacerdotes y colaboradores: nada». Y en la columna de la izquierda, los «proyectos pendientes: mantenimiento edificio del siglo XVII; arreglo ala izquierda del coro, ahora inutilizable; arreglo sala para formación y catequesis; elevador para acceso a plantas superiores y columbario; arreglo sistema refrigeración; transformar almacén en sala de atención pastoral».
El predicador invitó a los presentes a contribuir con «colaboraciones periódicas» evitando usar la palabra cuota, que suena evidentemente a parroquia. La iglesia del Señor San José no lo es, pero tiene una comunidad cohesionada en torno a la vida sacramental: no había más que ver el trajín en los confesionarios, con tres sacerdotes a la vez administrando el sacramento de la reconciliación.
En la homilía también se detuvo un instante en la campaña vocacional del seminario y remató precisando que «ya tenemos muchas intenciones» por las que ofrecer el oficio divino. Y tanto.
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