Sale a la calle a preguntar a los jóvenes sobre la jornada de trabajo de cinco días y estas son las respuestas: «Hay que hacer algo por este país»

La organización del trabajo ha sido históricamente un tema de discusión, y en la actualidad, el debate sobre la jornada laboral de cinco días vuelve a estar sobre la mesa. Estos últimos meses se ha hablado sobre una posible reducción de horas de trabajo, de 40 horas a 37 horas y media, con el anteproyecto presentado por PSOE y Sumar en el Congreso; pues bien, esta vez se reflexiona sobre los días de trabajo a la semana.

Este debate no es nuevo. En los últimos años, diferentes países y empresas han experimentado con modelos alternativos, como la semana laboral de cuatro días. Países como Islandia, Reino Unido o Japón han implementado proyectos piloto, demostrando que la reducción de la jornada no solo puede mejorar la productividad, sino también el bienestar de los trabajadores.

El vídeo publicado en la red social TikTok por el usuario @mrosquita03 planteaba a varios jóvenes a la salida de sus clases de universidad la siguiente pregunta: ¿A favor o en contra de la jornada laboral de cinco días a la semana?

En el vídeo, hay diferentes opiniones. La mayoría de los encuestados se muestran claramente a favor de la jornada de cinco días, destacando la importancia del trabajo para el desarrollo económico: «A favor. Siempre hay que trabajar y hacer algo por este país, hombre». Otros consideran que esta estructura debería revisarse, mientras que otros expresan que, independientemente del número de días trabajados, «mientras que paguen bien, me da igual»

Los defensores de una jornada reducida argumentan que permitiría un mejor equilibrio entre la vida personal y laboral, reduciendo el estrés y aumentando la satisfacción de los empleados. Además, algunos estudios sugieren que menos horas de trabajo no necesariamente significan menor productividad, ya que una fuerza laboral más descansada y motivada tiende a desempeñarse mejor.

Sin embargo, el cambio de modelo también plantearía desafíos. Para algunos sectores, como la hostelería o el comercio, donde la presencialidad es clave, reducir la jornada sin afectar la rentabilidad puede resultar complicado. Asimismo, la adaptabilidad de las empresas y el impacto en la economía son factores que deben analizarse antes de una posible implantación a gran escala. Mientras tanto, el debate sigue abierto y la pregunta sigue en el aire.