DEFENSA
El rescate milagroso de la UME en el terremoto de Turquía y la Fundación Indortes, premio Sabino Fernández Campo
El jurado del galardón, que conceden ABC y BBVA, reconoce la operación militar que salvó la vida de una madre y sus dos hijos pequeños; y la labor de una entidad que trabaja por la conservación de cementerios y tumbas de caídos españoles
Reconocimientos a la marca España en tiempos de guerra y paz
![El jurado del premio Sabino Fernández Campo durante su deliberación en la casa ABC](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/sevilla/2023/12/19/premio-sabino-jurado-Rhzr1eqv3qXipgiGeIUC5WM-1200x840@abc.jpg)
El premio Sabino Fernández Campo, galardón que promueven ABC y BBVA con la colaboración de la Real Maestranza de Caballería, reconoce en su undécima edición la operación militar de la UME en el terremoto de Turquía y a la labor de la Fundación Indortes, una entidad sin ánimo de lucro que trabaja en la conservación de los cementerios y tumbas de combatientes españoles caídos a lo largo de la historia.
El jurado, formado por el director territorial para Andalucía y Extremadura de BBVA, Francisco Javier Jerez Basurco; el teniente general en la reserva, Juan Gómez de Salazar; el fiscal de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla, Marcelo Maestre León; el arzobispo castrense, Juan Antonio Aznárez Cobo, y el colaborador de ABC y director de La Linterna de COPE, Ángel Expósito, que actuó como presidente, designó a los premiados por unanimidad en las categorías de actuaciones destacadas por militares y en la que premia el trabajo realizado por civiles que contribuyen a poner en valor el reconocimiento de las Fuerzas Armadas.
Estos premios, que organizan ABC y BBVA con la colaboración de la Real Maestranza de Caballería, están alineados con el ODS 16, Paz, Justicia e Instituciones sólidas dentro de los objetivos de desarrollo sostenible (ODS) de la agenda 2030.
La operación de rescate de la UME en el desastre de Turquía, que sacudió a buena parte del país en febrero de este año, tiene tres nombres propios: Leyla, Elif y Muslim, la madre y sus dos hijos pequeños que los militares españoles sacaron con vida de entre los escombros de un edificio que colapsó. Fue una intervención que duró 28 horas y con final feliz.
El Ministerio de Defensa publicaba días después de aquel rescate un relato detallado de lo que fue una actuación milagrosa. Una narración que se detiene en un instante crucial, cuando entre los escombros los miembros de la UME empezaron el rastreo: «El equipo de búsqueda técnica despliega los geófonos. El teniente Mora, jefe de la sección pide silencio; las máquinas paran sus motores, el personal en el 'worksite' permanece inmóvil y comienza el procedimiento: «Equipo de rescate. Si me escucha, grite o golpee tres veces». Todas las miradas están pendientes de la cabo Espada, que llevaba puesto los auriculares; tras unos largos segundos de espera afirma haber tenido respuesta. Se repite la operación para ratificar con el otro operador. «Confirmado, hay una persona viva», certifica el cabo Galindo.
«Sois ángeles sin alas»
El primer rescatado fue Muslim, de solo dos años. «La cámara telescópica ofrece las primeras imágenes de Leyla y Muslim; el equipo se prepara para el rescate. El cabo De Lis no duda en introducirse por una pequeña galería; a oscuras, sus manos llegan hasta Leyla, sin embargo la prioridad es Muslim a quien arrastra con cuidado extremo para llevarlo hasta el butrón. Ahí lo recoge Adalberto para pasárselo a Mora quien, ya en el exterior, se lo entrega al capitán enfermero Cruzado».
La siguiente en salir fue la niña Elif, quien escribió su propio nombre en una pegatina de la UME nada más llegar al puesto de socorro. Su madre Leyla, que fue la última rescatada, gritó con fuerza al verse en el exterior: «Sois ángeles sin alas».
En la categoría que el premio Sabino Fernández Campo reserva al papel de civiles, el reconocimiento ha recaído este año en la Fundación Indortes, una entidad sin ánimo de lucro que toma el nombre del primer caído hispánico conocido que sucumbió luchando contra la invasión cartaginesa de la Península Ibérica, en el año 237 a.c.
Indortes trabaja en la recuperación y conservación de la memoria de todos los caídos bajo bandera de España a lo largo de la historia. En la actualidad cuenta con una amplia base de datos de los caídos por campañas, con todas sus circunstancias vitales y lugares de enterramiento. Ha acondicionado los cementerios militares de Tetuán y Larache y se ha hecho cargo de su conservación y mantenimiento. Además cuentan con cuatro nichos en el pueblo almeriense de Huércal-Overa y dos parcelas en el cementerio Parque de la Paz en Valencia para que sean enterrados caídos cuyas familias carecen de recursos para hacerlo por sus propios medios.
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