eL RINCÓN DE... eMILIO cALDERÓN áLVAREZ
«El Polígono Sur es el trastero de la ciudad, el estercolero de la basura sevillana»
Cincuenta y tres años de cura en el Polígono Sur dan para conocer las claves sociales y políticas por las que una zona urbana se convierte en una de las más pobres de Sevilla y de España
Emilio Calderón
—Imagino que usted sigue trabajando en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo…
—Sí, ese es el credo de nuestra fe. Y en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu seguimos trabajando.
—Aunque lo de Espíritu Santo ... no acabé de comprenderlo nunca. Se escapa a mis cortas entendederas.
—Se nos escapa, quizás, las opciones en la vida para escuchar ese Espíritu de Dios. Acepto que no es fácil oír el soplo creador del Espíritu.
—Hoy es día de Reyes Magos. ¿Le han regalado ganas de seguir en su pelea por los más olvidados?
—Sí, no soy párroco, pero sigo queriendo responder a mi bautismo, a mi fe y al camino de toda mi vida que ha sido pelear por los olvidados.
—Si usted pudiera dejar en el barrio lo que más necesita ¿qué sería?
—Pedirles a las autoridades que nos tomen en serio. Somos un barrio de Sevilla, entre cuarenta y cincuenta mil personas, viviendo sin autoridad. Pediría que nos sirvan y que nos obliguen a cumplir con las normas ciudadanas. O sea, orden y ley.
—Más de una vez le he oído decir que el Polígono Sur no pasa hambre, que allí falta otra cosa. ¿A qué se refiere?
—Me refiero a que sobran estructuras y falta el cumplimiento para las que se han creado. Por ejemplo: Hay cargos políticos que se quedan inéditos en su trabajo.
—¿Qué cargos son esos?
—La educación escolar es un fracaso desde hace muchos años. Las estadísticas hablan de un setenta por ciento de fracaso escolar. Vamos a dejarlo en el cincuenta.
—Una vez me contaron que siendo presidente Manuel Chaves de la Junta se dirigió a usted y le preguntó: ¿Tiene arreglo el barrio? Y usted le soltó una de las suyas: los que no tenéis arreglo sois vosotros. ¿Fue así?
—Sí, es verdad. Una frase que es aplicable a muchos otros cargos políticos ahora mismo.
—Pero comparto con Chaves esa inquietud: ¿Tiene solución el barrio tras los millones invertidos, los distintos comisariados, el compromiso de las hermandades sevillanas y de asociaciones civiles como Alalá?
—Tiene solución el barrio. Pero hay que saber si se trabaja para que te voten o para salvar de verdad al barrio.
—¿En estos cincuenta y tres años de cura, qué ha ocurrido en el barrio para pasar de la marginalidad a los enfrentamientos a tiros?
—El que puede se va del barrio. Y sigue quedando una población donde la autoridad no se hace presente en la vida diaria y en la responsabilidad que cada uno tenemos. Y esa autoridad la ejercen los antisociales.
—¿Los narcos han cambiado las costumbres y formas del barrio?
-La gente se levanta por la mañana buscando recursos para vivir y aparecen los listos que se lo ofrecen por encima del bien y del mal.
—Pero cada vez es más común la violencia. Hace unos días recibieron a la policía como si fuera una intifada…
—Sin educación y unas mínimas normas de convivencia se instala la anarquía que hace imposible la paz urbana.
—La producción casera de droga y el tráfico de armas dan beneficios rápidos y fáciles. ¿Creyó alguna vez como miembro de la Iglesia que ésta podría cambiar la situación?
—Creo que no. La Iglesia no puede cambiar la situación porque no tiene poder para hacerlo. Ni el Evangelio se impone por la tremenda.
—¿Lo amenazó algún sicario o lo intimidaron para que se dejara de hablar monsergas en la iglesia?
—Nunca. En el Polígono Sur se nos ha permitido hacer hasta ahora lo que hemos creído y nunca hemos tenido por parte de nuestra jerarquía religiosa un «por ahí no».
—¿Y por parte de los malos?
—Tampoco. A los malos no les interesa lo que diga la Iglesia.
-¿A quién beneficia que Las Tres Mil sigan siendo territorio comanche?
—A los que imponen su ley y a los que viven de eso. Que los hay dentro y fuera del barrio. El Polígono Sur es el trastero de Sevilla, el estercolero de la basura sevillana.