El piquete de los «Katxorros»

El grupo violento que arremetió contra el bar «El Serranito» para obligarlo a cerrar durante la huelga general se nutre de hasta 14 miembros de la actual cúpula del Partido Comunista en Sevilla. Esta facción, conocida en el seno de la organización como «Los Cachorros» , está encabezada por Carlos Vázquez , delegado de Economía y Empleo y gestor del partido en Sevilla, y por Lolo Silva , principal referente intelectual del nuevo comunismo sevillano. Silva, sin embargo, no participó de la actitud virulenta de sus compañeros, ya que en el partido se le considera un hombre de diálogo. Pero Vázquez, a quien la vieja guardia de la organización sitúa en el núcleo más radical del partido, no dudó en salir a la calle a impartir su particular justicia. Él es uno de los más veteranos del grupúsculo. Y sus dictados son seguidos al pie de la letra por los demás miembros. Es el caso de David Pineda , director de la empresa municipal Sevilla Global, gestionada por IU. Este joven gerente aparece en el vídeo emitido por ABC con un pañuelo palestino al cuello gritando las consignas del piquete. Y, curiosamente, cuatro días antes había presentado una demanda contra 33 trabajadores de su empresa por no obedecer a los mandatos del partido. Eso es lo que determina, al menos, el magistrado de lo social número tres de Sevilla. Es decir, Pineda despide a trabajadores y participa en piquetes para la defensa de la causa obrera. El mismo papel juega Iván de la Blanca , otro de los pesos pesados de los Cachorros. Él es consejero de Sevilla Global y coordinador del grupo municipal de IU. En el vídeo aparece en primer plano, con barba, mirando a la cámara con cierto tono desafiante.

La representación de Sevilla Global se remata con la presencia de Daniel García Clemente , otro hombre del partido y brigadista de pro. Pero hay más. En el piquete también está Miguel López Adán , otro joven que dirige la Fundación DeSevilla —recuérdense las subvenciones a Nicaragua, Cuba y Colombia—. Con él van «trabajadores» de dicha Fundación, con el carné comunista en la boca, como Francisco Alfaro , Julián Borrego e Ismael Sánchez , responsable del programa de alfabetización «Yo sí puedo», que el Ayuntamiento ha patrocinado con numerosas ayudas económicas. Y a ellos se les suma Fernando Vega Risquet —contratado en el Instituto Municipal de Deportes por el concejal de IU José Manuel García—, Eduardo Pineda —técnico designado a dedo en el grupo municipal de IU— y dos empleados del distrito Casco Antiguo, ambos elegidos directamente por el partido que comanda Antonio Rodrigo Torrijos. Uno de ellos, de hecho, es el marido de Aurora Vargas, la número seis de la lista del partido para los próximos comicios locales.

Pero los casos más curiosos, más allá de Vázquez y Pedro Miño —delegado de Juventud que se encuentra en primera línea de fuego exclamando las proclamas del piquete—, son los de Susan Al-Khouli y Sergio Santos . Ella es la número cuatro de la lista de IU —en las elecciones de 2007 el número cuatro, Ignacio Sánchez, conocido en su ambiente como El Indio, tuvo que renunciar a la lista tras haber sido juzgado por participar en un piquete en los astilleros—, y él es el presidente de Cedespaz, aquella asociación a la que Torrijos otorgó el 60 por ciento de las subvenciones de su delegación para asociaciones vecinales y que, al saltar la polémica, negó cualquier vinculación con el partido. Esa es una máxima de Carlos Vázquez, negar la evidencia. Pero la «afición» del líder radical de los comunistas sevillanos a los actos callejeros ya le ha servido para recibir, dentro de su propio partido, el sobrenombre de «Katxorro». La vieja guardia no comulga con sus formas y tampoco tiene reparos en filtrar sus desavenencias con la nueva jerarquía del PCA en Sevilla. La lucha callejera, eso que en el País Vasco llaman «Kale Borroka», no entra en los esquemas de los históricos del comunismo sevillano. Y algo tendrá el agua cuando la bendicen.