iglesia hispalense
«Las parroquias del Centro, esas que están llenas de murillos y zurbaranes, no tienen para pagar la luz»
Ignacio Jiménez Sánchez-Dalp analiza sin ambages la situación de la Iglesia, que está lejos de ser boyante
![El sacerdote en su parroquia](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/sevilla/2024/08/31/ignacio-sanchez-dalp-RLkcxcrYXNrerhUzurTUK5M-1200x840@diario_abc.jpg)
-¿Se le ha hecho justicia en Sevilla?
-No, somos una ciudad que nos gusta tanto el postureo que como no haya una cara agradable, pues no se le recompensa. Tenía ese carácter rudo, tosco, pero en la distancia corta era otra cosa; era ... severo, llamaba a los curas… Don José Ángel es la pura dulzura, se está comodísimo con él. Ha entendido muy bien cuáles son sus ejes potenciales y los está explotando, como buen cursillista [de cristiandad] que se le nota. El congreso de Hermandades y Piedad Popular será un éxito pero el desafío es que no sea flor de un día, Sevilla está suficientemente expuesta en público, ya lo que se trata es de volver a ahondar en las raíces de todo esto.
Y después, el mantenimiento de nuestras parroquias: la Iglesia, de España y de Sevilla, es una dama enjoyada pero arruinada: un patrimonio incalculable que gracias a la generosidad de nuestros feligreses van levantando sus templos. Nuestras parroquias están sacadas de brillo y nosotros no recibimos ninguna subvención, en muchos casos, la compra de un ordenador para la parroquia se convierte en una inversión imposible. Las parroquias del Centro, esas que están llenas de murillos y zurbaranes, no tienen para pagar la luz porque no entra nadie, porque el Centro murió, vendido al piso turístico, a las oficinas y ahí ya no viven familias. Se han convertido en escenario de bodas y sacramentos de gente que no tiene identidad de comunidad parroquial.
Yo soy muy feliz aquí porque tiene mucha vida. Sólo ha conocido dos curas desde los años 60, el fundador y yo y le ha favorecido que no ha sufrido 'experimentos', no ha venido nadie inventando nada. Aquí hay sagrario, confesionarios, misas, rosarios, hay piedad y no esas banderas ideológicas con las que en otros sitios bombardearon.
-Por terminar, ¿con qué se queda de estos veinticinco años de ordenación?
-Siendo de familia numerosa, me preocupó siempre mucho la soledad. He descubierto en estos 25 años lo que ha crecido mi familia no de sangre, sino espiritual, que no ha venido a sustituirla pero la ha completado maravillosamente. No tengo feligreses, sino familia. Me dicen que soy su hijo adoptivo. Lo que aterraba era pasar de ser un niño entre algodones, de una familia bien con apellido, noble y numerosa a vivir solo en un pueblo. Si todos los que no son capaces de dar el salto vocacional, tienen miedo de pensar que van a estar solos, te aseguro que el cura que está solo es porque quiere. Hasta en el pueblo más frío o inhóspito o más anticlerical, hay gente que da la cara y defiende al cura. Y soy un defensor a ultranza del celibato. Y no porque nos haga huraños, raros o marcianos, el celibato es la mayor expresión de ser la persona más querida, de ser un expropiado para la propiedad pública donde encuentras muchísimo más cariño y afecto del que puedas imaginar. ¡La que está montando esta parroquia con mis bodas de plata me lo demuestra!
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete