Las palabras de Jesús Quintero dedicadas a Sevilla

Jesús Quintero nos ha dejado, aunque su legado sigue vivo y seguirá presente en el imaginario colectivo de quienes lean sus escritos, vuelvan a escuchar sus trabajos o a ver las grabaciones de sus famosas reflexiones ante los micrófonos. En las semblanzas publicadas tras su muerte, el pasado 3 de octubre en Ubrique (Cádiz), se le ha recordado como el entrevistador de los silencios, aquel que permanecía tan callado y atento a su interlocutor que hacía que este se soltara y acabase compartiendo sus inquietudes y secretos mejor guardados.

Pero Jesús Quintero, además de esto, era un gradísimo orador, que aprovechaba la cercanía de su micrófono, al que cada noche se conectaban miles de escuchantes y telespectadores para disfrutar de sus soliloquios. Unas reflexiones en prosa y en voz alta con las que abría o cerraba sus programas tanto en radio como en televisión.

De todas ellas, elegimos una dedicada a Sevilla. En múltiples ocasiones, el onubense ha centrado sus palabras a la capital hispalense, sus calles, su gente, sus rincones más populares y a la vida que aquí llevaba. Concretamente, en la revista Vanity Fair, en una entrevista que le hizo Joana Bonet, periodista, escritora y exmujer de Quintero, le preguntó lo siguiente: «¿A dónde te llevó la vida?».

'El loco', como respuesta, recorrió su vida profesional de esta manera: «La vida me ha llevado a saber que sin comida para todos no es posible la paz. Durante 50 años me ha llevado de San Juan del Puerto, Huelva, Sevilla, Madrid, Barcelona, a Buenos Aires, Nueva York, Miami y Los Ángeles para hacer un 'Loco en América' para toda la comunidad latinoamericana, a través de Direct TV. La vida me ha llevado a la colina, a recorrer España en una roulotte llena de libros de viaje y sartenes. Y me ha llevado a Reyes, Presidentes, a estrellas del deporte, a manicomios, conventos, prostíbulos y a 40 cárceles a entrevistar a 80 presos de España y América».

Y para terminar, unas bellas palabras para la ciudad que le acogió personal y profesionalmente, y donde ubicó uno de sus proyectos más románticos: el Teatro Quintero: «La vida me llevó a hacer la mili, en la aviación, en Sevilla, una ciudad a la medida del hombre, capital de una tierra que siempre ha convertido en conquistados a todos sus conquistadores, y ha ganado con el amor todas las guerras perdidas con armas. Sevilla, entre otras muchas cosas, es la única ciudad del mundo que se perfuma para salir, que huele a naranjos y limoneros. A primavera».