aniversario de la Expo 92
Los pabellones de la Expo 92 resurgen tres décadas después
La iniciativa pública y privada permiten recuperar cuatro edificios efímeros en menos de un año
El estado actual del pabellón de Hungría para la Expo 92 de Sevilla
El pabellón de Hungría de la Cartuja ya luce completamente remodelado. Las tejas de pizarra rotas se han repuesto, se han barnizado los elementos de madera de la fachada y el interior y se han restaurado las piezas que faltaban trayendo materiales del país centroeuropeo o fabricándolas a medida para que el edificio recupere el mismo aspecto que tenía hace treinta y un años. En este caso ha sido la iniciativa privada la que ha permitido recuperarlo por el interés del empresario Mario López Magdaleno quien lo adquirió el año pasado a título personal sin tener muy claro el uso que le dará.
Todavía hoy, con los andamios desmontados y sin botes de pintura a la vista sigue sin tener una idea clara sobre el futuro que tendrá, pero sí está convencido de que es un activo valioso, dado el diseño singular y el espacio en el que se encuentra. Sea cual sea su destino, la ciudad recupera otro pabellón que estaba en la ruina. Y no será el único.
En menos de un año otros tres van a ser reabiertos tras la restauración integral de los mismos. El más conocido de todos es el del futuro, situado junto al canal del recito. El inmueble, que fue uno de los más emblemáticos por su forma ondulada y su ubicación, es obra de los arquitectos Josep Martorell, Oriol Bohigas, David Mackay y Jaume Freixas. El encargado de reactivarlo será la Junta, para seguir alojando dependencias de la administración.
El proyecto se centrará en la parte exterior tiene un coste de más de dos millones de euros con los que se intervendrá en un edificio que ahora cumple treinta y un años. Esta intervención permitirá, una vez finalizadas las obras, mantener el edificio en condiciones de conservación y explotación suficientes, quedando a la espera de su adecuación interior en función del uso al que se destine finalmente. La parte que ya está terminada se ha dedicado al Archivo General.
El siguiente es el pabellón del siglo XV, propiedad de la Consejería de Cultura de la Junta, que lo quiere utilizar para ampliar el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo (CAAC), alojado en el monasterio de la Cartuja. Las obras se adjudicaron la pasada primavera por 4,3 millones de euros y terminarán en unos meses. El espacio se convertirá en un almacén visitable y sala de exposiciones de la colección permanente del CAAC.
El proyecto, redactado por el arquitecto Fernando Visedo Manzanares, pretende conciliar las exigencias técnicas de un uso tan singular como el de reserva de obras de arte pertenecientes al patrimonio andaluz y la exposición de las mismas. Además se habilitará un taller de conservación y restauración, así como otras dependencias necesarias para el centro de arte.
El siguiente es el pabellón de Turquía, cuyas obras salieron a licitación en enero por casi dos millones de euros para adecuarlo como un centro de emprendimiento. Es obra de los arquitectos Oner Tokcan, Hulusi I Gonul e Ilder Tokcan y pasa totalmente desapercibido por su baja altura. Se encuentra en la calle Tomas Alba Edison, junto al antiguo edificio de Rank Xerox, hoy sede de Inerco. Junto al conjunto destacaba una torre exterior de 25 metros de altura, que representaba la bandera del país, pero fue derribada en 1996.
Este espacio quedará bajo la gestión de la Consejería de Empleo, en concreto del Servicio Andaluz del Empleo (SAE), que lo usará como centro de innovación y excelencia dirigido a desarrollar iniciativas que optimicen los recursos de orientación e inserción laboral y emprendimiento; a generar nuevos modelos de intervención en los procesos de búsqueda de empleo adaptados a la realidad socioeconómica y al mercado de trabajo.
Otro que también genera interés y que tiene redactado un proyecto de recuperación es el de Chile, que se encuentra en la calle Albert Einstein. Pertenece a Bogaris que lo tiene en el mercado para alquiler. Fue ideado por los arquitectos Germán del Sol y José Cruz con una estructura exterior de madera que ahora presenta algunos desperfectos. El principal atractivo durante la muestra fue que albergaba un iceberg antártico de 60 toneladas, proveniente de Bahía Paraíso. Este fue transportado por partes, por el buque Galvarino de la Armada de Chile, dentro de contenedores refrigerados.
Los pabellones que quedan en pie
De los 120 pabellones que componían la oferta de la Expo, todavía siguen manteniendo el mismo aspecto 52, casi la mitad. La cifra puede parecer negativa, pero la perspectiva cambia cuando se ofrecen todos los matices: sólo 33 de ellos se construyeron con la intención de que fueran permanentes. El resto de los edificios nacieron como construcciones efímeras como los que ahora se están recuperado.
Los 68 restantes han sido demolidos a lo largo de estas tres décadas y en los espacios que han quedado libres se han erguido más de cuarenta edificios de nueva planta. En proyecto está otro, el futuro Centro Común de Investigación de la Comisión Europea que se levantará sobre el pabellón de los Descubrimientos a la espalda del centro comercial Torre Sevilla.
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