Las compañeras de Francisco, la militar transgénero de Sevilla, se oponen a que comparta los vestuarios
Francisco Javier denuncia un veto en el acuartelamiento sevillano de Torreblanca para usar los espacios destinados a mujeres, donde ellas recelan de compartir aseos con una soldado a la que le gustan las mujeres y mantener su nombre y su órgano sexual masculino
Francisco, la militar transgénero de Sevilla: de buscar novia en First Dates a reivindicarse como mujer
![Francisco Javier en una de sus intervenciones en la televisión](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/sevilla/2024/01/19/francisco-militar-transgenero-RJwjOKewdg8vGMpPsSkDAhO-1200x840@abc.jpg)
De Torreblanca a Estados Unidos. Entre esos dos puntos en el mapa tan alejados hay una historia en común que los conecta y que ha generado una polémica significativa sobre las personas que se definen transgénero y su convivencia en espacios tan privados como los aseos o vestuarios con personas de sexo opuesto pero que comparten género.
Pongamos el caso de Lia Thomas. Así se llama la nadadora de Estados Unidos que ganó en 2022 la liga universitaria de natación. Es mujer en su documentación personal pero mantiene sus atributos sexuales masculinos; si bien, inició un proceso hormonal de reasignación de sexo. Al pasar a competir con otras chicas dejó de ser un nadador de resultados mediocres a imponerse con solvencia a sus rivales. Tras alzarse con su primer campeonato, una fotografía se hizo viral. En ella se mostraba a Lia, sola subida en el primer puesto del cajón, y a las que quedaron en segundo, tercer y cuatro puesto, arremolinadas en una suerte de podium alternativo.
La polémica estaba servida y continuó con las quejas de algunas de esas nadadoras a compartir vestuarios. Una de las deportistas, Riley Gaines, de la Universidad de Kentucky, aseguró a los medios que nadie les había informado de que Lia no había cambiado de sexo y que se sentían incómodas compartiendo vestuario.
Una reacción similar es la que ha habido en el acuartelamiento de Torreblanca donde están destinado Francisco Javier, de 42 años y vecino de Carmona, que recientemente ha cambiado de género pero quiere mantener su nombre y su sexo masculino. La Ley Trans lo permite después de eliminar los requisitos previos que la anterior normativa exigía para iniciar el proceso de modificación en el Registro Civil.
Ha sido el propio Francisco Javier el que ha acudido a los medios de comunicación. Pero la oposición a compartir vestuarios ha partido de las propias compañeras del acuartelamiento sevillano. Según fuentes directas del caso, las militares fueron informadas de la petición que había elevado Chico -que es su apodo y como también se le conoce- a sus superiores después de haber completado el cambio de género. Un proceso que ha llevado a cabo mientras se encuentra de baja por una lesión de hombro. En esa situación sigue en estos momentos y no ha reingresado al servicio.
Esas militares, entre otros argumentos que expusieron a compartir zonas privadas, es que Chico se había comportado siempre como un hombre al que le gustan las mujeres, que había ido recientemente a un programa de citas en busca de pareja y que su sexo es masculino. Es más, en todas las entrevistas que ha concedido a los medios, Francisco Javier admite que le gustan las mujeres y se define como «lesbiana». Para esta soldado militar ser mujer es: «un sentimiento».
Desde el acuartelamiento, que depende del Ejército de Tierra, se le ha propuesto una solución intermedia como es el uso de una zona compartida por hombres y mujeres que no ha convencido a la denunciante.
A partir del caso de la nadadora transgénero de Estados Unidos, la Federación Internacional de Natación aprobó un plan de inclusión que contempla la creación de categorías transgénero. En la Copa del Mundo del año pasado se abrió una categoría abierta donde pudieran competir las deportistas transgénero, pero no se presentó nadie.
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