El rincón de...
Mónica Zavala Matteini: «Aunque parezca mentira, me cuesta más traducir del argentino al castellano»
Marsellesa de nacimiento, italiana de sangre y española de adopción, es traductora, entre otros autores, de Darío Fo, Franca Rame y Arthur Miller. Su vida es el teatro. Vive cerca de Trafalgar
![Mónica Zavala Matteini](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/sevilla/2023/04/08/Imagen-monica-zavala-RjrmvwZqxNqzbDtSwULOGiK-1200x840@abc.jpg)
—O sea, que usted sobrevive entre los bosquimanos y los jipis tardíos del Palmar. ¿Cómo lo consigue?
—Porque esto es Andalucía, con sus luces y sombras. Y estoy perdidamente enamorada de esta tierra.
—Tan enamorada la tiene que, cada vez que viene ... a Sevilla, tiene dos visitas obligadas: la Casa de Pilatos y el Museo de Bellas Artes.
—Cuando vivía en Madrid, Sevilla me conectaba con Andalucía a través de un buen amigo sevillano ya fallecido, Antonio Fernández de Peñaranda. Él me mostró su Sevilla más íntima y me descubrió el placer de pasear por los lugares más recónditos. ¿Han estallado ya las flores de las jacarandas?
—Les quedan dos telediarios. Imagino que el edificio del museo de Bellas Artes le recordará Italia.
—Italia también es muy barroca. Pero el barroco italiano y el sevillano no son similares. Pese a ser igual de hermosos.
—Usted conoció y trató a Darío Fo (Nobel de literatura de 1997) y a su esposa, Franca Rame, ¿Cómo fue esa historia?
—Mi madre, Carla Matteini, junto con Guillermo Heras, viajaron hasta Milán para conocerlos y tomar clases en su taller y ver cómo se trabajaba en su iniciativa teatral 'La Comune'. A partir de ahí iniciaron una relación profesional en la que mi madre pasó a ser la traductora en español del teatro y de los ensayos de ambos.
—Y después usted continuó la historia…
—Sí, yo tomé el testigo del juglar. Con 22 años me fui de gira por España con Darío Fo sustituyendo a mi madre. Le traduje sus textos sobre el escenario de los sketch del 'Misterio bufo' y 'Las historias de la tigresa'. Me lo pasaba en grande, aunque estaba aterrorizada.
—¿A Franca Rame también la tradujo en escena?
—Sí, en Madrid, en el Centro Cultural de la Villa con los 'Monólogos sobre mujeres'.
—¿Qué tal era Darío Fo en la distancia corta?
—Cultísimo, divertidísimo y me enseñó a caminar…
—¿Qué me quiere decir?
—(Risas) Sí, claro. Decía que yo arrastraba los pies. Y que tenía que caminar levantándolos y apretando las nalgas.
—Franca Rame, además de su maestría, era una persona espectacular, digamos que estaba en posesión de una gran escenografía…
—(Risas)
—Sigamos con la escenografía. En el Museo de Bellas Artes a usted la sorprende siempre la serie de cuadros de gran formato de Domingo Martínez sobre los carros que desfilaron en Sevilla para celebrar el ascenso al trono de España de Fernando VI y Bárbara de Braganza.
—Nunca me canso de verlos. Me fascina la teatralidad de esas composiciones. Es el no va más de una ciudad viviendo una fiesta barroca en la calle. Sevilla es una gran escenografía.
—Sáqueme de esta duda: para una traductora de escena y de textos ¿qué le resulta más complejo?
—Pisar el escenario da mucho miedo. Pero también es muy gratificante. Mucho más que estar encerrada en un cuarto, delante del ordenador y traduciendo un texto.
—Hay traducciones que mejoran un texto y otros que lo asesinan. ¿Ha cometido usted algún asesinato?
—(Risas) Alguno habré cometido. Mire, es famosa la frase 'Traduttore, traditore'. O sea, traductor, traidor. Darío decía que mi madre mejoraba sus textos.
—Pero tengo entendido que entre ambos se echaron pulsos legendarios…
—(Risas) Pero amistosos. Darío respetó la decisión de mi madre de no modificar el final de 'Muerte accidental de un anarquista' hasta que falleció. Y yo la traicioné. Porque mi traducción contiene el final que Darío quería y mi madre negaba.
—¿Entiendo, entonces, que de esa obra hay dos finales distintos: la de su madre y el suyo?
—Sí, las hubo. Pero se retiró la versión materna.
—Usted traduce del inglés al español, del italiano al español y del argentino al castellano. No entiendo lo del argentino al castellano.
—Los argentinos construyen sus frases de manera distinta al castellano. Y están más cerca en esa construcción del italiano que del español. También hay palabras de difícil traducción, sobre todo en el lenguaje popular.
—Pero del inglés, del italiano y del argentino ¿qué traducción le resulta más compleja?
—Me resulta más difícil traducir del argentino al castellano aunque parezca mentira. Vuelvo muchas veces sobre las mismas frases. La sonoridad del castellano y del argentino son muy distintas.
—¿Se atrevería a traducir el andaluz al italiano?
(Risas) Ufffff…
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