Iglesia hispalense
Miguel Ángel Carbajo: «En Cáritas hablamos mucho de la necesidad de una conversión profunda»
El responsable de la acción caritativa y social de la Iglesia ve necesario acentuar el sentido de comunidad
Cáritas avisa de la grave situación en Sevilla con una «pobreza persistente»
![Miguel Ángel Carbajo](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/sevilla/2024/08/10/carbajo-R7tYQlYueiwJJN0AXUXHj3L-1200x840@diario_abc.jpg)
Vive en el Polígono Sur -«en la Oliva, al lado de los Amarillos»- por una opción personal. Extremeño del barrio de Pardaleras (Badajoz, 1969), casado con dos hijos, es abogado laboralista de formación aunque ahora se ocupa de cuestiones profesionales de militares y guardias civiles, ... sobre todo. Militante de la HOAC desde 1997, ahora toma el relevo de Mariano Pérez de Ayala en Cáritas.
-Tracemos la panorámica, ¿qué representa Cáritas en Sevilla, cuántos trabajadores y voluntarios tiene?
-Hay 254 Cáritas para un total de 264 parroquias. Son 2.600 voluntarios, eso es una maravilla, porque son actores y actrices evangélicos. Se les nota el cariz de evangelizadores. 87 trabajadores en servicios generales, Centro Amigo, Proyecto Nazaret y el centro de empleo en Palmete. Más los técnicos por territorio que están pendientes de parroquias. Es admirable. El trabajo voluntario es el que le da vida a Cáritas: es una responsabilidad, ¡hay que hacerlo muy bien! Lo mejor es que compartimos un modelo de acción social: acogida, acompañamiento, promoción y denuncia y sensibilización. Todos estamos de acuerdo en eso.
-Muchas veces se presenta Cáritas como si fuera la coartada de la Iglesia a cambio de hacer caridad… ¿Cómo se combate ese discurso?
-Con la promoción de las personas. El mayor porcentaje de trabajo e intervención social está centrado en la promoción buscando soluciones integrales a la persona. Esa crítica revela una caridad mal entendida, no es verdad: ya no damos bolsas de alimento porque es una falta de respeto y no se garantiza la dignificación de la persona. Siempre hay procesos de seguimiento, que llamamos acompañamiento, que cambian por completo el planteamiento que se haga de atención caritativa mal entendida. Y todo eso nos lleva a lo que el Papa llama caridad política, porque ese tipo de promoción lo hacemos con un objetivo de transformación social. Que la gente se dé cuenta de que hay personas descartadas del sistema y que tenemos que llevar acciones para que cambie. La misma memoria anual es una fotografía de la realidad de pobreza en Sevilla: la reflexión la tiene que hacer cada uno, ¡la de enfados que se toman! Que cada uno intente entender su nivel de responsabilidad. Por eso en Cáritas se habla mucho de la necesidad de conversión profunda para hacer realidad el mensaje de Jesús: la nuestra y la de la sociedad.
-¿Podría entenderse que hay una conversión superficial? Al final, Cáritas está entre dos peligros: el activismo y la espiritualidad de salón que dice el Papa…
-Espiritualidad evasiva, sí, está muy de moda. Hoy me toca aquí y mañana allí. En mi época se hablaba de las parroquias estufitas. Tenemos que profundizar en el sentido de lo que significa comunidad y desde ahí plantear la transformación del entorno. Y eso significa estar atento a lo que necesita tu hermano, no qué a gusto esté yo, qué bien me ha venido este retiro… sí, pero resulta que tienes a una mujer limpiando en tu casa que no la tienes ni contratada, que es inmigrante… pero ¡qué a gusto estoy yo!
-¿Cómo combatir el riesgo del activismo del que le hablaba?
-Con formación del voluntariado. Para evitar eso, el mero activismo de una horita para cumplir. Somos agentes evangelizadores y por eso necesitamos formación concreta en lo que significa acercarte a unas personas, que no es solo darle algo sino implicarte. Eso no se soporta sólo con el activismo, acabas agotado porque te cansas. No sólo formación técnica, sino también de dimensión espiritual.
-En cuanto a la sensibilización, que bien podríamos llamar denuncia profética, ¿qué riesgos corre? Supongo que el primero que no se entienda…
-Por supuesto. Cuando sacas el informe con datos objetivos, implica una denuncia que molesta. Algunos interpretan que son datos manipulados.
-Y esas molestias, ¿también la notan dentro de la Iglesia?
-Sí, claro. Hay gente que le puede molestar porque tiene una caridad mal entendida, quizá porque esté ideologizada y tenga un sesgo. Soy profundamente creyente de que eso se soluciona con diálogo.
-¿Se hace lo suficiente desde las hermandades y cofradías para colaborar con Cáritas?
-Ahí tengo un déficit cultural impresionante. Me han enseñando que las hermandades cuidan mucho los cultos y la formación. Y de la caridad me dicen que la hermana es pobre; pero es verdad que empieza a haber conexión entre las hermandades, para hacer simbiosis. Los proyectos de caridad de muchas cofradías se están coordinando y vamos creciendo. El congreso internacional es la oportunidad para que deje de ser la hermana pobre y podamos hacer cosas todos juntos.
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