Perfil
María Jesús Montero, la sevillana 'preferida' de Pedro Sánchez que lleva más de 20 años sin bajar del coche oficial
La nueva vicepresidenta cuarta ha demostrado una capacidad camaleónica para mantenerse en el poder: consejera de la Junta con Chaves, Griñán y Susana y luego, convertida al sanchismo, la ministra superviviente
María Jesús Montero: la negociadora de cabecera de Sánchez completa el póker de vicepresidentas
![María Jesús Montero en un mitin en Sevilla](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/sevilla/2023/11/20/maria-jesus-montero-RAt0PmVtyO6JRFdr3iInHSP-758x531@abc.jpeg)
Si hay algo que define a María Jesús Montero (Sevilla 1966) es su talante cercano y dicharachero pero a la vez firme. Porque «Marisú» o «la faraona», como muchos la llamaban en Triana, es capaz de defender hasta intentar convencer al contrario de que lleva ... razón. Aunque no la tenga. Seguramente por eso a esta médica de profesión (se licenció en Medicina por la Universidad de Sevilla) no le ha sido difícil ir escalando posiciones desde su aterrizaje en la política allá por el año 2002, aunque cambiaran sus jefes. Ella seguía allí.
Montero, madre de dos hijas, inició su trayectoria en política desde la gestión sanitaria. Entre 1995 y 1998 fue subdirectora médica para el Hospital Universitario Virgen de Valme de Sevilla, y luego como directora gerente en el también sevillano Hospital Universitario Virgen del Rocío. Sin embargo, aunque tardó en afiliarse al PSOE (no lo hizo hasta la etapa de José Antonio Griñán como presidenta de la Junta), su trayectoria ha sido la de una mujer que ha ido escalando posiciones paso a paso desde sus primeros cargos en la Junta y ha formado parte de los gobiernos de tres presidentes socialistas: con Manuel Chaves, José Antonio Griñán y Susana Díaz. Cambiaban los presidentes, pero ella seguía en el 'staff'.
Entró en el Ejecutivo de Chaves en el año 2002 como viceconsejera de Salud y de ahí dio el salto a la primera línea autonómica. En 2004 fue nombrada consejera de Salud de la Junta de Andalucía, responsabilidad que desempeñó hasta septiembre de 2013, fecha en la que fue nombrada consejera de Hacienda y Administración Pública. Un puesto en el que continuó con los dos presidentes socialistas que sucedieron a Chaves: José Antonio Griñán y Susana Díaz.
Se libró de los ERE
Así la sevillana permaneció catorce años en el Gobierno andaluz, el Ejecutivo que se vio salpicado por los ERE y del que Montero salió indemne. Ella se marchó cuando el barco ya hacía aguas, sólo unos meses antes de que Susana Díaz perdiera las elecciones y el PP se hiciera con la presidencia de la Junta.
Lo hizo para apostar de nuevo a caballo ganador y volver a demostrar una capacidad camaleónica. Tras la moción de censura a Mariano Rajoy en junio de 2018, Pedro Sánchez la metió en su primer gobierno del que desde entonces no ha salido. Fue ministra de Hacienda y posteriormente ocupó el cargo de portavoz del Gobierno también con Sánchez. Y en Hacienda se ha mantenido ocupando también desde julio de 2022 la vicesecretaría del PSOE. Es de los pocos ministros, de los alrededor de 50 que ha nombrado desde 2018, que sobreviven a la vera del presidente.
Ahora Montero, que forma parte del equipo más cercano a Sánchez y que dicen que ha tenido también un importante papel en las negociaciones con los independentistas para lograr la investidura, se convierte en vicepresidenta cuarta del Gobierno, desde donde seguirá llevando la cartera de Hacienda y, por tanto, negociando los presupuestos. Esto, de cara a su imagen en Andalucía y Sevilla, es un arma de doble filo: no ha sido capaz de conseguir que se acabe con la infrafinanciación que padece su tierra -en asuntos como la SE-40- y ha fomentado, incluso, un reparto poco equitativo hacia comunidades como Cataluña. De la necesidad, virtud, como dijo su jefe.
Su nombre sigue apareciendo cada vez que se acercan unas elecciones, ya sean municipales o autonómicas en las quinielas en Sevilla o Andalucía como posible candidata. Esta trianera, que dio al PSOE la victoria en la provincia de Sevilla el pasado 23-J, y que ha hecho proselitismo de su acento sevillano, vuelve cada fin de semana a su ciudad y es fácil encontrarse con ella en los palcos en Semana Santa o un fin de semana en Chipiona. Pero le sigue tirando mucho la política nacional. De momento, el AVE a Sevilla sólo lo pilla los fines de semana.
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