El rincón de...
Manuel Naranjo Martell: «Las Tres Mil es algo tan salvaje y auténtico que solo puede compararse consigo misma»
Ha fotografiado a personajes como Chick Corea, David Lem, Chucho Valdés o Riqueni. Su próximo trabajo tiene como argumento la saca de yeguas de Doñana
«Los móviles que impulsan la invasión del 711 son económicos y religiosos»
![Manuel Naranjo Martell](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/sevilla/2024/12/16/manuel-naranjo-martell-R1iBqNXu3WfFzIPzaXPljKM-1200x840@diario_abc.jpg)
—Antes de meternos en faena ¿qué le parecen los retratos que Annie Leibovitz le ha hecho a Los Reyes de España?
—Para mí los mejores trabajos de Leibovitz los hizo cuando trabajaba en analógico. Ahora abusa de la fashion y me parece muy ... decadente.
—Entiendo que usted habría hecho otro tipo de retratos.
—Sin duda. Pero no tengo el nivel de ella. No obstante, me encanta, por su luz, los retratos de la reina Isabel de Inglaterra. Con los retratos de los Reyes de España se copia y mal a sí misma.
—¿Cómo definiría su trabajo?
—Pasional, anárquico y fiel a mis sentimientos, a lo que me impactan y a las preguntas que quiero resolver. Por ejemplo, que hay detrás de la melancólica belleza de Riqueni, que para mí es el Chet Baker del flamenco.
—El caso es que su padre es un reconocido pintor, pero usted empezó a tocar el saxo de pequeño antes de tirar fotos.
—Es así. También movido por la música que escuchaba en el estudio de mi padre: Gato Barbieri, John Coltrane, Miles Davis. Todo jazz.
—Repasando su biografía uno se encuentra la primera conexión con la fotografía cuando se fue a Barcelona a estudiar dirección de cine.
—En el estudio de mi padre no solo se oía música. También veía lo que pintaba y el mejor cine que se filmaba. Desde el neorrealismo italiano a la nueva ola francesa. Y ahí me enamoré del cine, de la construcción de la imagen.
—Y por culpa de un mano a mano entre Chema Conesa y Chema Amador decide ser fotógrafo.
—Esa fue la catarsis donde descubrí mi camino. Contar historias con una cámara. Como el escritor y el pintor en su estudio. Encontré mi lenguaje para expresarme.
—¿Recuerda su primera fotografía?
—Intento acordarme. Una en Venecia en un viaje con mi padre y mi hermano.
—Usted ha fotografiado a artistas de primer nivel, tanto en EE.UU como en España o Francia. ¿Qué le dijo el jazzista David Lem cuando vio su trabajo?
—Nada ver las fotos me dijo:» oleeeee». Y en inglés me soltó « esto es España». Una de sus fotos fue la contraportada del disco «Saxofon Summit»
—Su especial empatía le ha abierto muchas puertas y sesiones privadas de músicos. En el setenta cumpleaños de Chick Corea casi se rompe la camisa como Camarón
—No se lo puede imaginar. Corea estaba enamorado del flamenco. Hasta el punto de que en el Casa Patas de Madrid se fraguó su último disco en vida. Aquella noche se reunieron músicos como Jorge Pardo, El Niño Josele, Wallace Roney, Enrique Heredia y fue brutal la sesión de jazz flamenco que se organizó. El disco se llama «Antidote» y lleva la aclaración de Spanish heart band.
—Y tampoco fue menos feliz en la despedida post mortem que se le hizo en la sala Barts de Barcelona a Bebo Valdés.
—Eso fue un sueño. Uno de esos momentos memorables que llevo clavado en el alma. Bebo decía que cuando muriese no quería lágrimas, sino que quería ron y chocolate. En la sala Barts de Barcelona se le hizo una fiesta y todo el mundo tomaba sus chupitos de ron y chocolate.
—¿Qué luz le parece más fotográfica, la de Sevilla o la de New Jersey?
—Sevilla. Es una luz sobrenatural. Los atardeceres te arrollan, te inundan, es mágico.
—Ve a Sevilla tan fotogénica que me ha confesado que le gusta hasta las 3000 viviendas.
—Es tan auténtica, tan salvaje y tan de verdad que solo se puede comparar consigo misma. Aunque me acuerde del Spanish Harlem, donde conviven la marginalidad y la música.
—El libro fotográfico que puede sorprender es el de los toros. Está escrito en japonés. ¿Por qué?
—La caligrafía japonesa es en sí misma un arte que recuerda el hierro de las ganaderías.
—Bético incorregible, me pregunto si alguna vez les ha hecho fotos a sus ídolos en el Villamarín.
—Es un sueño. Está en mi cabeza y en mi corazón.
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