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Manolo Cuervo: «De joven me llevaba horas y horas viendo portadas de discos en las tiendas. Y me marcó»
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—Imagino que pintará escuchando música.
—Música de todos los tiempos. Cuando hacía carteles de jazz escuchaba jazz y el rock y el pop me meten en ambiente para trabajar. Tampoco desecho la música buena actual.
—¿En algún momento creyó que podía expresarse ... mejor con la música que con la pintura?
—Nunca lo he pensado. Pero a mí la pintura me ha servido para contar mi mundo interior y estoy muy satisfecho con lo que la pintura me ha dado.
—¿Por qué no fue músico?
—Tengo buen oído de gusto, pero no para componer. Al menos eso creo. Se me hace muy difícil dominar un instrumento.
—Pero tiene cuatro guitarras en casa ,¿me lo explica?
—Dos acústicas y dos eléctricas. La primera que me compré fue eléctrica y fui con un gran amigo mío de Huelva, Enrique Erbello, en la certeza de que él tocaba la guitarra y sabía su manejo. Yo creía que podía aprender de él y él de mí. Al final empate. Le diré que nunca supe afinar una guitarra.
—¿Se pinta igual escuchando a Albinoni que a Miles Davis?
—Según el estado de ánimo. Albinoni no encaja en los temas que pinto. En mi estudio siempre suena de fondo jazz, rock o pop. Aunque ahora empiezo a trabajar en las 'Variaciones Goldberg' de Bach y las estaré escuchando. Son una preciosidad.
—¿También escucha flamenco para trabajar?
-Muy poco. Me gusta más verlo en directo que escucharlo en disco.
—Su afición al jazz, al rock y al pop ¿influyeron en su forma de pintar?
—Creo que sí. Aparte de haber estudiado en Bellas Artes, yo puedo decir que me he formado viendo portadas de discos. De joven me llevaba horas y horas viendo portadas de discos en las tiendas. Y eso me ha marcado mucho.
—Usted, por ejemplo, le quitó la caspa al cartelismo pasional…
—Me dieron el 'Gota a Gota' por el cartel de la Hiniesta 2015 donde ofrecía una visión distinta de la imagen. Y el Demófilo me lo dieron por el cartel de Semana Santa de 2022. Y creo que por el mismo motivo: la innovación gráfica dentro del mundo cofrade.
—¿Qué opina del cartel de las fiestas de primavera?
—Solo hablo de mi trabajo. Discúlpeme.
—Sus diseños gráficos para los festivales de música de Sevilla son cápsulas del tiempo de una década prodigiosa.
—Los ochenta, musicalmente, con Citas en Sevilla y festivales de jazz, pusieron a los aficionados al alcance de las grandes figuras. Por aquí pasaron Frank Zappa, Nina Hagen, Leonard Cohen, B.B. King, Mike Davis, Joan Báez. Fue una época dorada.
—Cuando Manolo Grosso le habló de que hiciera el cartel de los 450 años de la Hiniesta usted se negó en redondo. ¿Por qué?
—Porque estaba convencido de que mi cartel no iba a gustar. Le dije tres veces que no lo hacía. Quedé con Manolo y el hermano mayor a tomar café. Y le pegunté si sabía lo que yo hacía. Y me dijo que sí. Yo acepté, pero estaba convencido de que nos iban a dar por todos lados.
—Le temía a los capillitas como los gremlins al agua, ¿no?
—(Risas) Pues sí, para qué le voy a engañar.
—En Tomares tiene usted otras propuestas manejadas para el cartel de 2022 de Semana santa. ¿Son muy distintos al original?
—No, no, van todos en la misma línea. Es la imagen del Cachorro, que es el crucificado que más me ha impresionado siempre.
—A Cita en Sevilla iba horas antes del concierto. ¿Por qué?
—No solía perderme las pruebas de sonido. Era un mundo que me atraía muchísimo, me iba horas antes para ver cómo eran las tripas de un concierto.
—¿Lo de ver un partido de fútbol con Serrat en el back stage de un concierto como si fuera uno más es leyenda o realidad?
—Es cierto. Pero no fue en el back stage. Era una barra metálica donde había instalada una televisión de los setenta con dos antenas como los marcianos y allí vimos la selección con Serrat, que se unió como uno más, dando muestra de la categoría de su persona.
—Sobre su talento no se ponen de acuerdo ni los pintores ni los diseñadores gráficos. Los pintores sostienen que usted es mejor grafista. Los grafistas, que usted es mejor pintor. ¿Nos puede sacar de dudas?
—Eso se decía mucho en los ochenta. Aún hoy hay quien dice que soy mejor diseñador que pintor. Pero soy mejor pintor.
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