La industria del tabaco falso se consolida en la provincia de Sevilla
La última operación de la Guardia Civil ha desmantelado una organización liderada por dos hermanos serbios y un conocido contrabandista de Marchena que montaron varias plantas con capacidad para producir 600.000 cajetillas diarias
![Dos agentes revisan la maquinaria encontrada en la nave de Los Corrales](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/sevilla/2023/02/05/guarda-civil-contrabando-RGxsZAZz2hjmIEaT76yoNjI-1200x840@abc.jpg)
El contrabando de tabaco es un negocio clandestino muy antiguo, pero que en los últimos años ha evolucionado en la provincia hacia la fabricación del producto y empaquetado como si se tratara de primeras marcas. El tabaco ya no llega desde Canarias para introducirlo ... en el mercado negro esquivando al fisco; las entradas por Gibraltar también han disminuido. Ahora se fabrica aquí y se comercializa como un producto falsificado, pero a un precio más competitivo en un proceso muy similar al que ha experimentado el tráfico de la marihuana, que ya no se importa sino que se produce en suelo nacional.
La última operación de la Guardia Civil ha revelado, además, que hay toda una industria clandestina del tabaco falso bien consolidada en Sevilla. Organizaciones con potentes cadenas de producción para exportar el producto que se hace en suelo sevillano a Europa. Una actividad que se esconde en naves y fincas agrícolas.
Una de esas naves sevillana ha sido clave para que la Guardia Civil desmantele recientemente una organización internacional que había montado varias plantas de producción en el país con capacidad para sacar al mercado negro 600.000 cajetillas al día. Sus fábricas clandestinas estaban en Sevilla, Valencia y Logroño. Una distribución geográfica muy pensada. «De esa manera estaban bien situados para sacar sus cargamentos hacia el sur, el norte y con buenas salidas hacia el extranjero», explica para ABC el jefe del grupo de blanqueo y delincuencia económica de la Guardia Civil de Sevilla, el capitán Carrasco.
Estas fábricas ilegales operan las 24 horas para que la rentabilidad sea máxima. Los contrabandistas tratan de ocultar la actividad utilizando naves agrícolas alejadas de los núcleos urbanos en las que se realizan pequeñas reformas para, por ejemplo, intentar reducir el ruido de una maquinaria que está siempre trabajando. Eso fue lo que se encontraron en Los Corrales y que dio origen a esta última investigación. Los trabajadores habían forrado las paredes como si fuera un estudio de grabación. No fue el ruido lo que llamó la atención de la Guardia Civil sino el constante trasiego de camiones a unas naves que en el pasado había servido para la explotación de cría de pavos y que oficialmente estaban cerradas hacía tiempo.
A principios del año pasado, se registró aquella nave tras unos meses de pesquisas previas y se dio por finalizada la llamada 'operación turkeys' -un nombre en honor a la actividad original y legal que había tenido la nave-. Los agentes se encontraron con una planta con capacidad de producir al día 200.000 cigarrillos. Pero aquella investigación no daba para más. Los agentes sólo podían implicar a dos personas: el arrendatario de las instalaciones y la persona que se encargaba de controlar el centro clandestino de producción.
Unas anotaciones en cirílico
Pero, como admite el capitán Carrasco, una serie de indicios les hizo sospechar que aquella fábrica clandestina de Los Corrales formaba parte de una red mucho más grande. «Nos encontramos unas anotaciones en cirílico que nos confirmaba que allí había estado trabajando personal de la Europa del Este. La maquinaria que confiscamos estaba valorada en más de un millón de euros. Eran datos que nos llevaba a pensar que había detrás una organización más grande«.
Los trabajadores que están a sueldo en estas plantas ilegales de manufacturación de tabaco suelen ser de países de la Europa del Este con experiencia previa en esta actividad. La maquinaría que se usa en estas instalaciones para la picadura de la hoja, tratamiento del tabaco y el entubado final no se puede adquirir en España si el comprador no es un operador legal del sector. Por eso estos productores clandestinos tienen que recurrir a máquinas que se adquieren en países como Rumanía y se introducen ilegalmente en España. Y los encargados de poner en funcionamiento esas plantas industriales tiene que ser personal que conozca las herramientas si no se quiere perder tiempo.
![La Guardia Civil detiene a varios de los miembros de la organización](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/sevilla/2023/02/05/detenidos-contrabando-guardia-U60625342210eMt-624x350@abc.jpg)
Estos empleados trabajan a destajo y no salen nunca de las instalaciones. Otros eslabones de la organización son los encargados de llevarles comida y suministros a la planta. Duermen a escasos metros de las máquinas en condiciones muy precarias. Por eso, es habitual que roten y no estén más de seis meses en una misma fábrica dadas las duras condiciones de trabajo. Su salario no supera los 1.000 euros, «pero se tratan de personas sin recursos que aceptan sin poner muchos problemas», señala el responsable de la investigación.
La organización que acabó desmantelando la Guardia Civil llegó a contratar a ucranianos que habían entrado en el país bajo el estatus de refugiados tras estallar la guerra en su país. Por eso, inicialmente los agentes, tras sorprenderlos en la planta de Logroño, indagaron si pudieran haber sido víctimas de explotación laboral. Pero lo descartaron ya que algunos ya arrastraban antecedentes por el mismo motivo.
Cuando los investigadores recabaron los indicios de que algo grande podía estar detrás de la nave de Los Corrales, en la Comandancia de Sevilla se dio la orden de incrementar la vigilancia sobre personas fichadas por contrabando en Sevilla. Fue así cómo llegaron a la cabeza de la organización.
Al frente de este entramado estaban dos hermanos serbios afincados en la lujosa urbanización marbellí La dama de noche. Desde Málaga dirigían la organización, que tenía en Sevilla una de sus bases principales de operaciones. Y es que en esta provincia residen algunos contrabandistas con décadas de experiencia a sus espaldas, que se han granjeado una fama en el negocio y a los que acuden aquellos que buscan hacer dinero rápido a través del tabaco falso.
Es el caso de Rafael G. A., alias Nona. A este vecino de Marchena acudieron los serbios para que les facilitara la logística. Las pesquisas de la Guardia Civil lo sitúan en un escalón inmediatamente inferior a los cabecillas. «Era el encargado del contacto directo con los trabajadores y los clientes que compran esa mercancía. Es un individuo con buena reputación social, muy generoso que gracias al dinero que repartía gozaba de cierta protección social», señala el capitán Carrasco, jefe del grupo de blanqueo.
Dos hermanos serbios y un conocido contrabandista de Marchena montaron un negocio que exportaba a Italia y Reino Unido
Se trata de un viejo conocido de los agentes. En el año 2012 cayó en una de las operaciones de contrabando de tabaco más importante de los últimos años. Se bautizó con el nombre de «operación Platanera» . El Instituto Armado desmanteló tres clanes de Marchena y de la comarca de la Campiña sevillana que introducían grandes cantidades de tabaco desde Canarias. Eran otros tiempos. Nona formaba parte de uno de los clanes como lugarteniente. Durante esa investigación se demostró que se había ganado el favor de un funcionario de los juzgados de Marchena que le pasaba información sensible. Este trabajador público fue expulsado de su puesto de trabajo.
Aquel caso se cerró con penas leves que no llegaban al año de cárcel. Esa circunstancia favorece que el negocio del tabaco de contrabando atraiga a la delincuencia organizada. Sus responsables no se enfrentan por ese delito a condenas severas. No tienen que pagar un alto precio por asumir un riesgo. Además, el aumento de la fiscalidad del tabaco, cuyo precio se ha encarecido considerablemente en los últimos años, está provocando que crezca la rentabilidad de los cigarrillos que eluden al fisco. Los contrabandistas pueden subir su precio aunque siga siendo más bajo que el mercado legal, y todos esos beneficios millonarios acaban en los bolsillos de los contrabandistas. «Si en una cajetilla de tabaco, el 80% del precio se va en el pago a impuestos, todo ese porcentaje se lo quedan estas organizaciones, que además montan toda una industria de manera clandestina. Los beneficios son millonarios».
Cuando la Guardia Civil llevó a cabo las detenciones y registros, confirmaron que la organización había adquirido más maquinaria para abrir una cuarta planta en la provincia de Sevilla. Además hallaron etiquetas de paquetes de cigarrillos en italiano e inglés; lo que demostraba que habían internacionalizado el negocio. Su cartera de clientes iba desde tiendas pequeñas hasta intermediarios. Se habían especializado en la falsificación de tres marcas muy conocidas: Marlboro, Winston y Chester.
El año pasado el Nona volvía a estar en la diana de la Guardia Civil pero aún no ha podido ser detenido. Se encuentra en búsqueda y captura. Sus socios serbios sí fueron arrestados y enviados a prisión provisional. En esta ocasión se han ampliado las pesquisas para incorporar otros delitos como el blanqueo de capitales y pertenencia a organización para tratar de que en caso de condena sea ésta más severa.
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