SEVILLA ACOGE
Guillermina y las visitas a las residencias de ancianos cuando apenas tenía 11 años
Socióloga de profesión, habla de la fuerza de la diversidad
Se llama Guillermina, aunque apunta que «todo el mundo» la conoce como Guille. Habla muy rápido, yendo de una idea a otra buscando «un mundo» mejor desde Sevilla Acoge. «Cuando era una niña volvía loca a mi madre. Los domingos, con once años, me ... dio por ir a las residencias de ancianos para estar con ellos. Yo me lo pasaba bien, la verdad. Lo que pasa es que cuando me iba a mi casa, le decía a mi madre que me tenía que conseguir un bolso para una señora mayor. Pensaba siempre en llevarles cosas», dice mientras se prepara para la clase de teatro que impartirá como voluntaria: «Pepe Chamizo, nuestro presidente en la Fundación, y al que le apasiona el teatro, me dijo que debíamos intentar representar una obra. Yo sólo le estoy ayudando con algunas actividades. Tenemos actores del Sáhara, de Perú, de Argentina, de Marruecos, de Panamá...», sostiene mientras valora la actitud y cariño de los migrantes
Guillermina, socióloga de profesión, habla de la fuerza de la diversidad. «Nos unen muchas más cosas de las que nos separan. El otro día vi una imagen que me impresionó mucho, más que nada porque es la realidad de la vida. Llegaron una madre de Ucrania con su niño, y otra de Nigeria, también con su hijo. Los dos niños, al poco tiempo, empezaron a jugar. Y así estuvieron todo el tiempo. Igual que las madres, con los mismos problemas. Llevo como voluntaria en Sevilla Acoge desde el año 2013, y he aprendido a través de las experiencias de otras personas a entender muchas cosas antes de dar mi opinión. En la Asociación he hecho de todo».
La voluntaria de Sevilla Acoge resume con pocas palabras su filosofía de vida: «Está el lenguaje del abrazo. Todos podemos necesitar ese abrazo, y todos sabemos perfectamente lo que significa. Desde que conocí a Fortunata, que era una chica de Bolivia que cuidaba a mi padre, entendí algunas cuestiones. Ella tuvo que irse de su país para tener una oportunidad, y dejó allí a su hija. Me hizo pensar. Hoy, menos mal, ya está con su niña en Sevilla. Creo que todos merecemos otra oportunidad».
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