FORO DE TURISMO STM
Grandes eventos turísticos: en juego el impacto económico y reputacional
ABC reúne a destacados profesionales del turismo para analizar lo que aportan a Sevilla las grandes citas
La desestacionalización y la apertura de mercados, entre los aspectos más valorados; la sostenibilidad, pendiente
Grandes eventos, enormes desafíos' era el título de la segunda mesa de trabajo del Southern Tourism Meeting que organiza ABC con el patrocinio del Ayuntamiento de Sevilla, Sevilla City Office, Barceló Sevilla Renacimiento, Icónica Santalucía Sevilla Fest y Real Club Sevilla Golf. En esta ocasión, tomaron asiento en torno a la mesa de debate Fernando Murube, de la dirección comercial de Contursa; Andrés González, director del hotel Barceló Sevilla Renacimiento; Pablo Távora, director de proyectos de Green Cow Music y Gonzalo Goy, director de operaciones del Real Club Sevilla Golf.
De entrada, todos los participantes se mostraron favorables a que Sevilla mantenga su calendario de grandes citas turísticas porque sirven de reclamo creando imagen y diversifican y desestacionalizan la demanda. Pero también hay asuntos pendientes.
«Para mí es crucial que siga habiendo grandes eventos porque fortalecen el turismo y mantienen la imagen de Sevilla como referente en el campo cultural y deportivo», avanzó Goy, aunque detecta que «no sabemos o no hacemos lo correcto» en comunicarlo.
Fernando Murube, de Contursa, añadió la agenda de citas institucionales como la cumbre de la ONU que tendrá lugar en julio en la ciudad: «Son muy importantes para la ciudad por su impacto económico y reputacional. Ser sede de grandes citas va a traer futuros eventos y más turistas, como estamos viendo con los procedentes de Estados Unidos tras la gala de los Grammy o la visita de expresidentes».
Para Andrés, del hotel Barceló Sevilla Renacimiento, lo principal es que los grandes eventos turísticos han combatido la estacionalidad. «El abanico tiene que ser más amplio, también los eventos empresariales que año tras año tengan aquí su sede como Sicab. ¿Necesitamos esos eventos?, sí. Necesitamos una fortaleza en Fibes que proporcione un equilibrio anual con una serie de eventos que se consoliden en la plaza y evite la concentración en meses que son garantías». «Sevilla está en un momento muy dulce que hay que aprovechar porque las cosas que están de moda también desaparecen. Tenemos que hacerlo más fácil para que se acerquen a la ciudad, si no vienen, no hay nada que hacer».
Por su parte, Pablo Távora, de la empresa organizadora de Icónica Santalucía Sevilla Fest, sostuvo que la «virtud de los grandes eventos es precisamente que diversifica el destino y pone en circulación recursos, profesionales e iniciativas diferentes a los clásicos». El festival musical en la Plaza de España se ha convertido después de cuatro ediciones en «el primer evento privado de la ciudad». Sostiene que «Sevilla puede ofrecer grandes eventos sólo basándose en el potencial que tiene en su patrimonio cultural material e inmaterial, su historia, el deporte con el río...» El gran evento es una «gran oportunidad para una regeneración urbana, social y económica», resumió
Murube añadió que la desestacionalización es la ventaja de los grandes eventos y defendió una «planificación estratégica» con «comunicación para minimizar e incluso revertir los posibles impactos negativos en la ciudadanía».
El ejecutivo de Contursa se fijó en la distribución del gasto del segmento de turismo de negocios (MICE por sus siglas en inglés), más alto que el viaje por placer. González apuntala esta idea: el turismo de negocios aporta el 60% de ingresos mientras el viaje de placer aporta el 60% de la ocupación hotelera. Y puso sobre la mesa el incremento de los mercados portugués y francés gracias a Isla Mágica, con crecimientos de dos dígitos en verano.
«Aludimos a 'targets' muy diferentes con los grandes eventos, pero también moviliza a mucha población cercana», señala Távora.
González, del hotel Barceló, saca a colación un asunto especialmente delicado sobre el que pronto se hace el consenso: «La ciudad no ha crecido para captar más turismo: el principal motivo para elegir una ciudad son sus comunicaciones, el aeropuerto no nos lo está dando a día de hoy, el año pasado con los Grammy hubo un problemón con tanto avión privado como venía».
La otra gran cuestión tiene que ver con los desembolsos necesarios para captar esas grandes citas que atraen turismo. El sentir unánime de la mesa es que hay que mantener la colaboración público-privada. «Hay que analizar la repercusión tanto por parte de las administraciones como de los patrocinadores privados», arguyó Murube. Goy dibujó tres patas para ese apoyo: el organizador y el que alberga el evento, la Administración y los patrocinadores privados.
Távora recordó la «atonía del sector privado hace una década» y el cambio propiciado, pero insiste en que «no todo se resuelve con dinero en la puja» sino que son necesarias unas «condiciones previas de infraestructura y logística» para hacer del destino «atractivo no sólo con promoción exterior sino con seducción interna». «Nos llenamos la boca con nuestros grandes recursos pero después no sacamos provecho; no es cuestión de economía, sino de hacer ciudad», resumió antes de criticar la «infrafinanciación de los eventos culturales» como Icónica Santalucía Sevilla Fest, cuyo impacto supera a los Grammy y la Copa del Rey.
A este respecto, González apostó por mantener el «modelo híbrido» en el que tengan que ver las instituciones (infraestructura, accesos), los patrocinadores y los organizadores. «¿La proporción? ya lo manda cada evento en función de presupuestos», dijo.
También se analizaron las externalidades negativas de esos grandes eventos, esto es las molestias a los ciudadanos. Gonzalo Goy tenía claro que era cuestión de «comunicación, de que la gente sea consciente de lo que aportan a la ciudad estos grandes eventos de turismo, la gente opina desde el desconocimiento absoluto», a lo que Murube añadió «medir antes si la ciudad está capacitada para garantizar la convivencia» y citó las nuevas tecnologías como ayuda: «Medir, analizar, conocer y comunicarlo con tiempo al ciudadano», resumió.
Para Távora, «el impacto neutro no existe por sí mismo sobre el sector económico o sobre la población». Abogó por una «pedagogía con mucha transparencia» para planificar, colaborar público-privado y «tratar de anticiparnos» con «medidas compensatorias como plantar arbolado en el Parque que hemos hecho nosotros».
González, de Barceló, introduce otra variable, que es la carencia de regulación. Especialmente en un asunto cada vez más presente: la sostenibilidad. «Soy muy crítico. No hay conciencia, las administraciones y las empresas no mueven un dedo. Lo básico, como es reciclar, no se cumple. Buenos planteamientos pero no se hace nada, tropezamos en las cosas más elementales y queremos ajustarnos a las exigencias internacionales». «Sin esto no vengo», nos dicen los clientes.
Távora defendió deshacerse «de mantras sobre la regulación, como el del uso del patrimonio y ahí la tasa turística podría desencadenar un círculo virtuoso en su mantenimiento».
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