ENTREVISTA
Francisco Toscano: «Las bullas en la Semana Santa de Sevilla ya no son como las de antes»
La Subdelegación del Gobierno en Sevilla ultima el dispositivo de este año con el objetivo de «suprimir» vallas en algunas calles, aunque avisa de que «hay gente de fuera que se mueve de forma antinatural»
«El carácter de Pedro Sánchez concuerda con el del sevillano»

Diluvia en la Plaza de España el día que Francisco Toscano nos recibe en su despacho. El subdelegado del Gobierno en Sevilla no pierde de vista su móvil ante las posibles incidencias del temporal. «Creo que las administraciones estamos dando una respuesta adecuada» y que ... lo ocurrido en Valencia «nos ha hecho repensar». Repasa la situación de El Palmar de Troya, de los municipios de la Vega del Guadalquivir, pero no olvida el resto de frentes. El primero, el derbi del próximo domingo.
—Que el partido sea a las nueve de la noche no les ha gustado demasiado.
—En su momento planteamos junto al Betis que se adelantara, pero la Liga no lo vio necesario. Aún así, prefiero quedarme con que los clubes, las aficiones y las administraciones han demostrando que podemos tener derbis de rivalidad sin que vayan más allá. Siempre hay algunas pequeñas partes que tratan de generar conflictos, pero ahí la Policía Nacional actúa notablemente.
—¿La polémica entre las directivas es positiva para este ambiente que quieren procurar entre los aficionados?
—Hay una parte de respeto a la posición institucional que tengan el Betis y el Sevilla, pero forma parte de nuestra obligación y de la del Ayuntamiento intentar que el clima sea lo más agradable para que se entienda que la rivalidad se pueda llevar de buena manera. Estamos colaborando para que las relaciones sean las mejores posibles.
—Los béticos no entienden por qué no se permite mayor cercanía en el recibimiento al equipo. ¿Cree posible compaginar esta idea con la seguridad?
—Es una decisión policial que se toma bajo un criterio de seguridad. Nosotros estamos ayudando a la Policía y al Betis para combinar el dispositivo con el deseo razonable del aficionado de estar cerca, pero hay condicionantes del desplazamiento que lo dificultan.
—¿Se está negociando entonces?
—Se está trabajando, pero insisto en que es la Policía quien lo decide. Se lo explico: el subdelegado no decide dónde poner un control de alcoholemia, pues tampoco dónde se coloca una valla para recibir al Betis. Lo que sí puedo asegurarle es que estamos auspiciando que el acuerdo sea posible.
—Poco después llegará la Semana Santa, ¿tendrá novedades el dispositivo?
—Creo que el actual funciona bien, pero el objetivo es siempre mejorar. Tenemos el ejemplo de la Magna, en la que se pintaron líneas rojas en algunas calles que funcionaron razonablemente bien. Eso podría permitirnos suprimir vallas en algunas zonas y en esa línea estamos coordinándonos para que sólo se pongan donde la Policía las necesite, aunque siempre hay que tratar de garantizar las vías de evacuación necesarias.
—¿La Madrugada del 2000 cambió para siempre la Semana Santa de Sevilla?
—El auge de la Semana Santa en 25 años ha sido importante y el perfil de la persona que la disfruta también ha cambiado mucho. Ha dejado de ser algo muy local para recibir a gente de fuera que no sabe moverse, que no conoce el callejero y los atajos. Hay que diseñar un dispositivo que prevea estas cuestiones y que compagine la seguridad y la comodidad de las personas.
—Las cofradías se han quejado porque en las extraordinarias se ha reducido la presencia de la Policía Nacional. ¿En qué se justifica esta decisión?
—Es que no son equiparables. La Policía Nacional interviene en Semana Santa porque la confluencia de hermandades puede generar situaciones de inseguridad pública. En las extraordinarias, la participación de los agentes es de reacción, aunque siempre hay retenes –que a veces no se ven– por si hay que intervenir. Por cuestión de funcionalidad y de competencia, la función de acompañamiento la realiza la Policía Local.
—El Ayuntamiento defiende que haya menos vallas y aforamientos para una autorregulación del ciudadano. ¿Hay buena sintonía en este sentido?
— Los aforamientos están vinculados a las dimensiones de las calles que tenemos y al perfil del público que acaba en una ratonera de la que cuesta salir. Siempre digo que el sevillano lleva en su ADN moverse en la bulla, pero las de hoy no son como las de antes y no estamos acostumbrados a ellas. Hay gente de fuera que se mueve de una manera antinatural y eso no es fácil de controlar.
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