entrevista
Flor de Torres, fiscal de Violencia de Género: «Los maltratadores siempre reinciden. Nunca se reinsertan»
Es coautora del libro «Hijas del miedo», basado en hechos reales y escrito por 19 juezas y fiscalas especializadas en este tipo delictivo
«Está prohibido preguntar a una víctima de una agresión sexual cómo iba vestida el día que la sufrió»
«Hay juezas y fiscalas que también sufren violencia de género»
![La fiscal delegada de Violencia de Género de Andalucía, Flor de Torres, recibiendo una medalla en reconocimiento a su labor en defensa de las mujeres](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/sevilla/2024/12/08/flor-torres-fiscal-RwENAD1Hb2Lw2zJgSf0IqBN-1200x840@diario_abc.jpg)
Flor de Torres es fiscal delegada de Andalucía de Violencia de Género y coautora del libro «Hijas del miedo» (Ediciones Península), que se presentó recientemente en la sede madrileña del Ministerio de Igualdad. La obra incluye 19 relatos basados en casos reales de violencia ... machista que conmovieron especialmente a un grupo de juezas y fiscalas de la Asociación de Mujeres Juezas de España (AMJE), especializadas en este tipo de delitos de los que son víctimas mujeres, niños y adolescentes. El libro se divide en cuatro partes (infancia, juicios, supervivientes y mujeres asesinadas) y cuenta con un prólogo de Raquel Orantes, hija de Ana Orantes, una mujer granadina que se atrevió a denunciar la violencia machista y que asesinada por su marido trece días después de su aparición en un programa de televisión. Los beneficios de la venta de esta publicación irán a parar íntegramente a una asociación de víctimas.
-¿Cómo surgió la idea de escribir este libro?
-Este libro surgió en un club de lectura de la AMJE. Hemos vivido muchas historias relacionadas con violencia de género y queríamos darles difusión y humanizar estos relatos desde nuestra visión como juristas y como mujeres en la medida que nos impactaron. Teníamos necesidad de expresarnos y somos personas, aparte de juezas y fiscalas, que sufrimos en la primera línea el drama de la violencia de género.
-La abogada feminista sevillana Amparo Díaz dicen que la Ley Integral de Violencia de Género de Andalucía es muy buena pero critica que no exista un desarrollo normativo ni una estructura material detrás que permita su aplicación en todos sus términos. Denuncia que faltan trabajadoras sociales y otros profesionales que ayuden a las mujeres conforme a esa ley. ¿Está de acuerdo?
-Como estoy dentro del sistema, veo todos los recursos que ha desarrollado la ley integral desde hace veinte años y son muchos. Está muy bien apoyada en Andalucía, que es pionera a nivel mundial. Tenemos unidades interdisciplinares de valoración integral de violencia de género, los centros de lgualdad municipales y la cercanía en zonas rurales. Están los servicios de la Diputación. Recursos hay, aunque cuantos más se nos den mejor. Siempre faltan medios porque trabajamos con un caudal de víctimas exacerbado.
-¿Se sienten identificadas las juezas y fiscales con las vivencias sufridas por las mujeres víctimas de violencia machista?
-Sí, no sólo identificadas, porque aplicamos todas la perspectiva de género, que nos aporta una visión mucho menos equidistante y mucho más cercana a las víctimas. El libro lo hemos dividido en varios bloques y trata la violencia vicaria, la violencia institucional y las agresiones sexuales, que se retratan a través de 19 historias. Y tratamos de decir que detrás de las cifras y estadísticas de violencia de género y violencia vicaria que tanto nos impactan hay personas, mujeres, niños y niñas.
-¿Cuál es la historia más sobrecogedora, a su juicio, de esas diecinueve?
-A mí todas me sobrecogen y me llegan. Y me llenan. Las diecinueve son complementarias.
-En una de ellas una niña se tiraba de la cama para evitar que su padre no le pegara a su madre. De esa manera quería llamar la atención.
-Sí. Esa es una historia sobrecogedora. Pero las diecinueve lo son. En la de Aarón, cuento cómo ese niño de 5 años contempló el asesinato de su madre por su padre antes de que lo asesinara también a él. Son todas historias reales. Yo la tuve que llevar a juicio y convencer al jurado para que condenara al asesino de la madre y del hijo.
-Hace muy pocos días en Jaén se ha producido el asesinato de un niño de 2 años por parte de su padre.
-Sí. Estamos asistiendo al repunte insoportable del asesinato de menores. Llevamos nueve en lo que va de año. Aparte del caso de Aarón, que ocurrió hace 11 años, recuerdo el asesinato de otra niña que se llamaba Leonor y que también lo llevé yo a juicio. Esa niña fue asesinada por su padre en un régimen de visitas sin estar presente la madre. Conseguí que la Audiencia lo contabilizara ya como un caso de violencia vicaria. Desde el 2013, que es cuando se empiezan a contabilizar, se han asesinado 61 niños y niñas en España por parte de su padre.
-¿Cuáles son los sentimientos que experimenta una fiscal o una jueza ante este tipo de delitos y asesinatos?
-Somos mujeres y tenemos sentimientos. Tenemos que defender los derechos de las víctimas pero también todos los derechos de todas las personas que concurren en un proceso judicial. Y estamos profesionalizadas. Yo como fiscal tengo que estar al lado de las víctimas y de los menores.
-Uno de esas 19 historias relata una agresión sexual a una adolescente. ¿Es algo que llega con frecuencia a su despacho?
-Desgraciadamente, sí, y es cada vez más frecuente. Quiero pensar que van en ascenso porque se denuncian más que antes. Hemos avanzado mucho en la concienciación y en la intolerancia ante este tipo de agresiones.
-Aunque se denuncie más, da la impresión de que las cifras no bajan porque algo falla en el sistema.
-Hay que esperar a que esas cifras lleguen a un punto límite donde ya tengan que bajar. Hay dos factores: concienciación y educación, que tienen que dar sus frutos. La Justicia está ahí y castiga estos actos, pero no puede prevenir. Esa prevención pasa por nuestras casas, por nuestros domicilios, por nuestras escuelas y por nuestra sociedad. Hay que tener confianza en la sociedad.
-A pesar de que se denuncie más que antes, hay todavía mujeres que se resisten a denunciar. ¿Por qué?
-Por los vínculos emocionales de la víctima con el agresor. Tienen proyectos comunes de vida, con hijos, y un entorno. Los estudios nos dicen que se tarda en denunciar la violencia de género una media de ocho años desde que se produce el primer delito. El maltratador suele llevar posteriormente a la víctima al arrepentimiento apelando a ese proyecto familiar común. Es muy complicado. De todas las mujeres asesinadas este año, sólo una nos dejó un rastro judicial. Hay muchas víctimas silenciosas que no quieren acceder a los juzgados. Todas confían en una posible reinserción del maltratador que nunca se produce.
-¿Nunca?
-No. Tenemos cursos de reinserción para maltratadores pero fracasan todos. Muchos de ellos los hacen para evitar la cárcel, no por ningún deseo de reisentarse. Más del 90 por ciento de los maltratadores son reincidentes quizá porque no tienen conciencia de que han hecho algo malo, lo que les lleva a repetir su delito. El arrepentimiento sólo se declara porque saben que se les puede reducir un tercio la pena. No hay arrepentimiento interno. El fracaso en la violencia de género es que no estamos consiguiendo la reinserción de los maltratadores. Es un fracaso del Estado y de la sociedad para todas las víctimas.
-¿Es optimista, pese a todo?
-Sí. Estamos trabajando con leyes integrales que no sólo lleven elementos penales. También en la igualdad y hay que seguir profundizando en ello.
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