salud
Esther, una limpiadora sevillana que se rehabilitó de su infarto con una aplicación: «La app del Macarena me salvó»
Esta mujer de 50 años sufrió un síndrome coronario agudo por disección aórtica, uno de los más raros que existen y cuyos síntomas pueden confundirse con patologías mucho menos graves
Una app del Virgen Macarena de Sevilla logra rehabilitar a distancia a pacientes con infartos

Esther Bautista tiene 50 años y hace diez meses sufrió un infarto por disección aórtica, cuyos síntomas pueden confundirse con patologías mucho menos graves. Esta sevillana no olvidará la mañana del 5 de mayo de 2024. «Me dio un dolor muy fuerte en el ... cuello y la espalda que nunca había sentido antes y llamé al 112. Me dijeron que me observara y que si pasara algo más, fuera al ambulatorio. Pero como era un dolor muy raro fui a Urgencias del Virgen Macarena para ver qué era y allí me descubrieron un infarto«.
Allí le comunicaron lo que tenía y que debía pasar a la UCI, donde permaneció dos días monitorizada. Luego la ingresaron en planta, donde estuvo otros siete días. Esther era una persona sana, que hacía deporte y no tenía hipertensión, colesterol alto o un sobrepeso que la colocara como paciente con riesgo de un infarto. «Se se me desprendió la piel de la arteria y los médicos no saben el motivo. Es un caso muy raro», cuenta.
Lo que sí saben todos los pacientes que han sufrido un infarto es que puede repetirse en cualquier momento. «Sé que podría haber muerto pero eso me hace disfrutar más de la vida ahora. Y es mejor no pensar que esto me puede volver a pasar», dice.
Cuando salió del hospital, la cardióloga le dijo que tenía que cambiar algunos hábitos de su dieta y hacer más ejercicio, y la derivaron a la rehabilitación cardiaca. «No podía tomarr mucha grasa y me dieron una tabla con alimentos que no puedo comer nunca, como el queso, la leche no desnatada o la ternera». Solo puede consumir carnes blancas como pollo, conejo o pavo, y guisadas al horno o a la plancha. Esther era bebedora de Coca-Cola y tuvo que olvidarse de ella.
«Una vez recuperada, me derivaron a la unidad de rehabilitación cardiaca y me dijeron que tenía que hacer dos sesiones semanales en el gimnasio del hospital. Pero esas horas me cogían trabajando y no podía ir, y por eso me ofrecieron hacerla en casa con una aplicación en el móvil que me controlaba las pulsaciones«. Eran ejercicios de fuerza y otros aeróbicos como bicicleta o andar rápido, supervisado por los médicos, que la llamaban todas las semanas. «Así estuve dos meses, hasta que me hicieron la prueba de fuerza y me dijeron que todo había ido muy bien, que había perdido peso y me felicitaron». Le dieron el alta y me tengo que hacer una analítica anual con mi médica de cabecera porque me pusieron una medicación que es para siempre y tengo que ver el colesterol, etcétera.
Todos los días hace media hora de bicicleta y tres días en semana seis ejercicios de fuerza con sus repeticiones. Y ha ido progresando cada semana hasta las 15 repeticiones actuales. «Los he hecho con bicicleta estática, cinta elástica y con dos mancuernas que compré. Hay compañeras que utilizan arroz, botellas o sillas», explica Esther.
Y añade: «Vivo cerca del hospital pero los horarios del gimnasio del hospital eran incompatibles con mi jornada laboral. La app me ha salvado porque he podido hacer la rehabilitación gracias a ella y pronto me darán el alta. Estoy muy contenta con la aplicación aunque no estoy tan contenta con tener que hacer tanto ejercicio«, sonríe. Pero sabe bien que esto es la salvación para su corazón.
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