la pobreza en sevilla
Desde hace dos años una familia vive en chabolas en El Cerro
Uno de los hijos tiene asma y el padre padece del corazón y de la próstata
El 16 de diciembre hará dos años que viven en la calle y ya no aguantan más. Están hartos de frío, humedad y agua y suspiran por un piso «en donde sea». Junto al nº 46 de la calle Teruel, en pleno Cerro del Águila esta familia ha montado con cartones, lonas y cuerdas dos chabolas. En una de ellas duerme el matrimonio, José Domínguez Ramos, de 78 años y María Luisa Martínez, de 74. Justo al lado está la chabola de sus hijos Amalio Hurtado, de 48 años, y José Luis Hurtado, de 41 años, hijos de un matrimonio anterior de María Luisa; y José María Domínguez Martínez, hijo de ambos, de 31 años de edad, que está enfermo de asma y del pulmón y casi diariamente va al Hospital a que le pongan oxígeno porque se asfixia.
Esta familia llegó a la calle cuando murió un hijo suyo, que tuvo tres hijas con su novia de la que se separó, sufrió un accidente y quedó como un vegetal. María Luisa, la madre, era su tutora. En su casa, en el 46 de la calle Teruel vivieron todos con él ocho años . A su muerte llegó el problema. La casa pasó a sus hijas así como el dinero que les dieron por el accidente.
La novia de su hijo fallecido habló con el juez y la familia se vio en la calle. Entonces se metieron en el 48 que estaba en ruina y de allí también los echaron y se quedaron en la calle en las dos chabolitas. Ahora la novia pretende hacer obra y quiere que se marchen de las chabolas. Los ingresos de esta familia son muy escasos. El padre, que está enfermo del corazón y de la próstata,— se sonda diariamente y no se ha operado para no dejar sola a su familia—, tiene una pensión no contributiva de 340 euros, con la que paga un crédito, y María Luisa por enfermedad, tiene azúcar y se está quedando ciega, cobra 149 euros. José Luis y José María no trabajan y Amalio, que está enfermo por depresión sí cobra , pero todo el dinero es para pagar la manutención de sus cuatro hijos porque está separado. María Luisa comenta que su hija, una que tiene casada les quiso ayudar pero sólo podía llevarse al matrimonio y ella le dijo que «a mis hijos no los abandonaba».
Los día 1 del mes van a por el suministro de Cáritas: «Nos dan leche, aceite, macarrones, fideos, arroz, azúcar, yogures... Además el director de Cáritas tiene el poco dinero que tenemos y ha guardado nuestros muebles en unos cuartillos en Hytasa». Dice María Luisa que los vecinos les ayudan mucho, pero ella, por las noches tiene miedo de que venga gente «de por ahí y le meta fuego a las chabolas, hay gente pa tó, por eso duermo muy poco». El agua la cogen del Parque Estoril y la luz de una obra cercana. María Luisa lava la ropa a mano y tiende con una cuerda. También se bañan en la chabola porque tienen en ella un husillo de la calle . Hace un mes les robaron unas ollas y han visto muchas ratas. Otro miedo es que un coche salga de la calle Tomás Pérez y se empotre contra una de las chabolas. Diariamente José barre la acera y la riega. Él y María Luisa duermen cada uno en dos colchones de cuna y echan de menos una cama en condiciones. Pese a lo precario de la situación todo está muy limpio.
En dos ocasiones les han dicho que les iban a dar una casa, pero todo se ha quedado en promesas. En abril de 2010 la intercomunidad de propietarios Virgen de los Reyes de El Cerro llevó al Pleno del Distrito el asunto. Entonces el delegado, Francisco Fernández, respondió que iba a poner el tema en conocimiento del Cecop. Los trabajadores del Centro de Servicios Sociales de la calle Tarragona les dijeron a los miembros de esta familia que les iban a dar un piso . Ya parecía que todo estaba resuelto y que les iban a dar la llave cuando les informaron que no podía ser porque se habían metido unos okupas en la casa.
En septiembre pasado el Partido Popular llevó a la Junta del Distrito de nuevo el problema, y Fernández dijo que lo comunicaba a Bienestar Social y les prometió una casa, al igual que hizo en la inauguración al monumento a Miguel Hernández en el Parque Estoril. La última noticia oficial es que en el Pleno del pasado viernes el concejal popular Beltrán Pérez preguntó al delegado de Bienestar Social, Enrique Lobato, por este asunto y éste dijo que ya las chabolas estaban desmanteladas porque estaba resuelto. Ayer seguían en pie. María Luisa no ve el día en que le den el piso: «Dicen que estoy en primera fila y que tengo 332 puntos pero ¿cuándo va a llegar?».
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