La Alameda se degrada en Sevilla: okupan ahora uno de sus quioscos vacíos
La Gerencia de Urbanismo ya ha puesto en marcha el procedimiento legal para desalojar a esta pareja que lleva residiendo allí al menos desde el verano
Su llegada demuestra que el abandono del bulevar se está cronificando, con pintadas vandálicas, bolardos destrozados y un pavimento sin color
La Alameda de Hércules recuperará la estética que tuvo en el siglo XVIII
Hace más de quince años que el gobierno socialista de Alfredo Sánchez Monteseirín inauguró la reurbanización completa de la Alameda de Hércules, llamada a transformar el viejo bulevar en un referente urbanístico de la modernidad y de los nuevos tiempos. Aquellos trabajos le costaron ... más de un disgusto a los vecinos y comerciantes de la zona por las molestias y los retrasos ocasionados y, en cuanto al Ayuntamiento de Sevilla, supuso un desembolso superior a los 7 millones de euros que salieron íntegramente de las arcas municipales. El paso de los años ha constatado el éxito del espacio como centro de ocio nocturno, especialmente en el caso del colectivo Lgtbi, los jóvenes y los movimientos culturales alternativos, pero también ha puesto de manifiesto el fracaso rotundo del diseño estético y funcional que se planteó, alcanzando niveles de degradación que invitan a repensar su configuración actual.
La estampa habitual que presenta la Alameda cualquier día de ordinario confirma la cronificación del problema. Hay bolardos completamente destrozados por los golpes de algunos vehículos, bancos de piedra tomados por las pintadas vandálicas y pérgolas de sombra que ni siquiera cumplen la función para la que fueron concebidas. Son sólo tres ejemplos de un abandono que también puede apreciarse en la solería, que en su origen presentaba un tono amarillo que ya se ha vuelto gris y que durante un tiempo supuso una rémora económica para la ciudad, pues el molde de sus adoquines, realizados con un diseño especial, estaba en manos de una única empresa. Tampoco han llegado a funcionar las fuentes para refrescar el ambiente y las paredes se han convertido en un lienzo para pegar carteles de conciertos, convocatorias y otros eventos. Un escenario al que hay que añadir el mal estado de los árboles, que ayer replantaban los operarios de Parques y Jardines, o cornisas al aire que suponen un riesgo.
Paradójicamente, la agrupación del PSOE en el Casco Antiguo preguntó la semana pasada por esta situación en la reunión del mes de enero de la junta municipal del distrito, obviando que su partido fue el responsable de este desaguisado cuando gobernaba en coalición con la Izquierda Unida de Antonio Rodrigo Torrijos. También se habló de la situación de dejadez que presentan los quioscos municipales de la Alameda de Hércules, quizás el principal exponente de esta dejadez. De las diez estructuras que se habilitaron sólo hay tres abiertas: el bar 'Los Leones', un puesto de prensa y una máquina de vending que se instaló el pasado verano. El resto están cerrados y sin uso y, por si fuera poco, uno de ellos ha terminado siendo okupado por una pareja. En concreto se trata de un quiosco que en tiempos fue explotado como franquicia de una empresa de venta de zumos de frutas y smoothies que, para completar la escena 'berlanguiana', está situado justo delante de la puerta de acceso a la comisaría de la Policía Nacional.
Como si fuera su casa
La presencia de los okupas en el interior del quiosco salta a la vista con una simple comprobación visual. La puerta se encuentra forzada y tiene como cierre una cadena y un candado con una llave que sólo poseen los inquilinos. En el exterior, en plena vía pública, hay una pequeña mesa que perteneció en su día a la terraza de un bar y a su lado una silla de madera. Hay otros elementos como una maceta con un tronco seco y sin un ápice de vida, restos de lo que tuvo que ser una bicicleta estática para hacer deporte en casa y un tendedero plegable, donde tienden la ropa que lavan como pueden en las fuentes públicas. Del estado del interior poco se sabe, más que lo tienen habilitado como una infravivienda donde pasan parte de su jornada. «Por la mañana es complicado verlos, porque ellos son más de salir por la tarde y por la noche. Si tienes un poco de suerte, a lo mejor se dejan ver al mediodía», cuenta el dueño de un negocio cercano al quiosco en cuestión.
Este mismo comerciante reconoce que su relación con esta pareja de okupas ha sido muy cambiante desde que llegaron. «Al principio tuvimos un incidente pero les dejó claro que nada más y que ahí se acaba». Y así ha sido, pues desde entonces su relación se ha limitado a la cortesía de una vecindad más singular de lo habitual. En otro negocio cercano al quiosco okupado, la percepción es algo diferente. «No suele darnos problemas e incluso a veces se ofrece a ayudarnos a montar y desmontar las sillas y las mesas de la terraza», señalan. Dicen que vive en este espacio desde el momento en el que «se complicó él solo la vida», pues, al parecer, su madre también reside por la zona, «en un buen piso y con unas condiciones económicas que son bastante buenas». El okupa se gana la vida, según cuentan los testigos, «vendiendo arroz y algunos juguetes que el mismo realiza con sus manos». Lo hace aprovechando la afluencia durante los fines de semana y apoyado en la pequeña mesa que conserva en el exterior del quiosco, una situación irregular que algunos vecinos han normalizado pero que en el Ayuntamiento de Sevilla pretenden resolver en breve.
Fuentes municipales consultadas por ABC de Sevilla han reconocido esta problemática, asegurando que la Gerencia de Urbanismo, propietaria de los espacios, ya iniciado la tramitación para proceder al desalojo del quiosco. Como primera medida, se ha notificado a los okupas que deben abandonar el lugar en un plazo determinando, apelando a su buena voluntad. En caso contrario, se iniciará la vía judicial para que el asunto se resuelva en los tribunales. En este proceso será clave demostrar cuánto tiempo llevan residiendo en este habitáculo, concebido como un espacio comercial y sin las condiciones óptimas para vivir en él, ya que, entre otros, se encuentra enganchado a la luz. La Policía dice que hace poco más de un mes que se instalaron allí, pero algunos vecinos aseguran que la situación se remonta al pasado verano. Si demuestran que llevan allí más de dos años, como defienden los okupas, la legislación se pondrá de su parte, pues se considerará que ya es su residencia habitual.
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