centro de salud de torreblanca
«Les decimos a las madres que la mutilación genital es un delito en España y que supone un gran riesgo para la salud de sus hijas»
Profesionales del centro de salud de Torreblanca, que atiende a una gran población inmigrante y a muchos refugiados subsaharianos, realiza un programa pionero en Sevilla para evitar la mutilación genital femenina
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![Sara Louise Gómez, médico de familia y Rocío Flores, enfermera](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/sevilla/2024/03/24/torreblanca-medico1-enfermera-Rtg4z9wEXDAShnyZG1TVSqI-1200x840@diario_abc.jpg)
Sara Louise Gómez, médica de familia, y Rocío Flores, enfermera, trabajan coordinadamente y forman un tándem valioso, de primera categoría, en el centro de salud de Torreblanca, una de las barriadas más pobres de España. Y las dos, junto con otros profesionales, han ... puesto en marcha un programa pionero en Sevilla contra la mutilación genital, una práctica que han detectado entre algunas de sus pacientes africanas y asiáticas, incluso algunas de determinadas zonas de Colombia. «Estas mujeres vienen de unos países que lo ven como algo normal que forma parte de su tradición cultural. Pero tenemos que hacerles ver que esa práctica comporta un gran riesgo para la salud de sus hijas y que, además, les puede llevar a la cárcel en España«, comentan las dos.
En muchos casos, las propias madres sufrieron esa mutilación de niñas y todo esto les reabre heridas psicológicas. «Tenemos mucho cuidado al tratar este tema con ellas y siempre procuramos que no pasen por trámites innecesarios o interrogatorios que puedan lastimarlas o reabrir esos traumas«, cuentan Rocío y Sara. «Hace algunos años venían muchos varones y ahora llegan muchas mujeres subsaharianas y detectamos que algunas habían sufrido en sus países de origen mutilación genital«, añade. La ablación se suele realizar antes de los 8 años, aunque hay comunidades africanas (de Somalia y Etiopía proceden casi todas las que llegan a Torreblanca) en las que se practica desde el nacimiento. «Se está empezando a practicar en algunos países asiáticos e incluso en alguna comunidad de Colombia. Se hace siempre antes de la edad de la menstruación y simboliza el paso de niña a mujer en esas culturas. Entrevistamos a la mujer sobre este asunto y hacemos una exploración para ver posibles riesgos«.
El programa de atención a refugiados surgió hace ya algunos años y desde 2017 la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR) cuenta con un centro y un programa de viviendas y atención en Torreblanca, al que está adscrito el centro de salud. «Sus necesidades son muy específicas y están diferenciadas del resto de la población que atendemos por las patologías concretas que traen».
Rocío Flores ha logrado una coordinación total entre médicos y enfermeras que permite aunar esfuerzos y ser más eficaces. «Hay personas que han llegado en patera después de años de viaje por el desierto en el África subsahariana. Llegan con infecciones, problemas osteoarticulares como secuelas de ese larguísimo viaje, otros vienen con secuelas de abusos en el trayecto«, cuenta Sara Gómez.
Sara y Rocío están muy alertas cuando estas mujeres con hijas pequeñas se van de viaje a sus países de origen. «Es allí donde suelen practicarles la ablación y nosotros les informamos a las madres que la mutilación genital es un delito penal en España castigado con penas de cárcel y con la retirada de la custodia de la menor, además de poner en peligro la salud de sus hijas«.
A veces el propio centro de salud les expide una certificación o carta en la que se les informa de forma oficial de todo esto para que se la enseñen a los familiares de esos países, en el caso de que haya presión en su entorno para someter a las niñas a esa mutilación genital.
Todo esto es un extra de trabajo para Sara y Rocío que lo hacen de manera voluntaria, aparte de las consultas en su centro de salud y las guardias de urgencias. «Escuchamos historias muy duras y se viven situaciones difíciles casi a diario pero sabemos que podemos ayudarles y dedicamos muy a gusto este tiempo extra para conseguirlo. Es más, nos sentimos privilegiadas por tener la oportunidad de hacerlo», dicen las dos. Este centro de salud, por las peculiaridades de su población, ofrece muchos posibilidades de avanzar en materia de salud. «Yo he estado en muchos centros de salud de Sevilla capital y, cuando llegué aquí en 2017, me di cuenta de que este es mi lugar. Podría irme a otro pero no pienso moverme de aquí. Veo muchas oportunidades de desarrollar mi trabajo«, cuenta Sara.
Una de los pacientes que más le impactó fue un chico africano que llegó al centro de salud de Torreblanca con 18 años tras cruzar el Estrecho con una patera . «Había salido de su país con 7 años, la edad de mi hijo pequeño, y tardó diez años en llegar a Europa. Entre otros lugares de su larguísimo viaje, pasó por Libia, donde estuvo esclavizado. Costaba creer todo lo que nos contó pero las cicatrices de su cuerpo avalaban todo su relato. Poder ayudarlo fue un privilegio para mí«.
Rocío cuenta que algunos llegan con formación universitaria que no se les tiene en cuenta en España. «Es como si no hubieran estudiado nada y tienen que empezar de cero. No es justo». La enfermera habla de las oportunidades que ofrecen los centros escolares para la labor de prevención sanitaria. «Aquí los residentes no hacen su trabajo de fin de residencia sobre la diabetes sino sobre cosas muy sociales que sólo ocurren en este barrio, la Candelaria o Polígono Sur. Cuando hacemos una visita domiciliaria siempre pedimos a nuestros pacientes que nos enseñen su cocina y su frigorífico para adaptar nuestras recomendaciones de salud a sus circunstancias. Si tienen patatas y verduras, ya es una buena señal para nosotros«.
Margarita Lara, trabajadora social, cuenta que Torreblanca es un barrio con necesidad de transformación social, como las Tres Mil Viviendas o Los Pajaritos, también en Sevilla capital. «Aquí trabajamos mucho con los servicios sociales, con las ONG, con el centro cívico, de forma intersectorial. Tenemos una población abundante de etnia gitana, también de inmigrantes y de edades avanzadas. En general, es una población vulnerable, de muy bajo nivel económico. Pero el barrio también cuenta con unos servicios sociales fantásticos, los mejores de Sevilla, y el centro cívico hace una gran labor«.
Sobre las mujeres recaen casi todos los problemas familiares (algunas son cuidadoras de dependientes, otras están en temas de divorcio o sufren malos tratos) y se crean grupos para ayudarlas. Uno de ellos se llama «Mujeres con ilusión». «Muchas padecen fibromialgia, ansiedad o depresión y hacemos que se reúnan para hacer actividades y terapias. Las mujeres de Torreblanca son las que tienen peor salud y bienestar del barrio. Trabajamos la autoestima y los activos en salud para que hagan deporte y otras actividades y para que empiecen a cuidarse a sí mismas y se ayuden también entre ellas. Se trata de una red de apoyo que contamos con médicos y pediatras. Todo lo hacemos muy coordinadamente con otras instituciones públicas y privadas. Y tenemos un proyecto de empleo muy ilusionante«, comenta la trabajadora social.
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