Ateneo
Debate por la cada vez más mercantilizada Cabalgata de Reyes Magos de Sevilla
La apuesta por nombrar sólo empresarios para las carrozas principales abre una discusión sobre los criterios económicos que ponderan en la elección de los reyes, coincidiendo con su momento de mayor esplendor
El presidente del Ateneo de Sevilla anuncia que «en el futuro, habrá unas normas» para el vestuario de la Cabalgata de los Reyes Magos
Sorpresa en la Cabalgata de Sevilla: el Rey Baltasar sale vestido de torero
![Los Reyes Magos de la Cabalgata de Sevilla 2024, durante su coronación en el Rectorado](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/sevilla/2024/01/10/manuel-gomez-ateneo-RtBs2KBDFOLEofxn7zdXwTK-1200x840@abc.jpg)
La nómina de personajes ilustres y carismáticos que han encarnado a los Reyes Magos de Oriente durante los más de cien años de historia de la Cabalgata de Sevilla está compuesta por nombres como los de Joaquín Romero Murube, Juan Belmonte, Curro ... Romero, Paco Gandía, Antonio Ordóñez, Antonio 'el Bailarín', Benito Villamarín, Ramón Sánchez-Pizjuán o Juan Ignacio Luca de Tena. Y no menos populares fueron algunas de las estrellas de la Ilusión, representada algunos años por mujeres carismáticas como Carmen Sevilla o Paquita Rico. Una costumbre que el Ateneo mantuvo desde prácticamente la constitución de este cortejo navideño, en el año 1918.
Más de un siglo después de aquella etapa primitiva, todo ha ido evolucionando y cambiando en la Cabalgata de Sevilla. De ser un cortejo reducido con poco más que los reyes y algunos pajes, a convertirse en un multitudinario pasacalles de 45 minutos de duración y 3.000 participantes, con 800 beduinos y 450 voluntarios; de ir sobre las cabalgaduras de los caballos a subirse en unas suntuosas carrozas; de emplear mulas y bueyes como animales de tiro a incorporar, primero, tractores y, actualmente, vehículos todoterrenos; y de tirar dulces, caramelos y juguetes, a lanzar blisters de mojama, entradas de conciertos y vales para serranitos. La transformación y el crecimiento de esta cabalgata va en paralelo al innegable cambio de criterio del Ateneo de Sevilla que, como cualquier entidad privada, se ha ido adaptando a los tiempos actuales y modificando su concepto original, priorizando en estos momentos el criterio económico como medio de financiación por encima del interés mediático y popular de los personajes que encarnan a sus majestades los Reyes Magos de Oriente.
Como el resto de fiestas mayores de Sevilla –exceptuando la Velá de Santiago y Santa Ana–, la Cabalgata está organizada por un organismo privado. Ocurre con la Semana Santa, que es responsabilidad del Consejo de Hermandades y Cofradías; con la Feria de Abril, donde el Ayuntamiento pone el soporte pero los encargados de regular y montar sus casetas son los propietarios; con los toros, teniendo la empresa Pagés total libertad para confeccionar sus carteles; y con el Corpus, organizado por el Cabildo Catedral.
El Ayuntamiento de Sevilla, menos en la parcela taurina, aporta inyecciones económicas a todas sus fiestas mayores por la relevancia que éstas tienen en la agenda, la vida, la cultura y la idiosincrasia de la ciudad. El pasado mes de noviembre se aprobó una modificación presupuestaria para ampliar –de los 60.000 euros previstos a 100.000 euros finalmente concedidos– la subvención municipal para la Cabalgata de Reyes Magos. Pero no sólo eso, sino que aún mayor es la inversión municipal en cuanto a los dispositivos que en ellas se despliegan de Lipasam y Policía Local, y en menor medida de Tussam.
¿Basta con dar dinero?
Por todo ello, y pese a tratarse de un acontecimiento privado, tras las últimas polémicas despertadas en torno al cortejo del 6 de enero y la cada vez más diluida presencia de personajes relevantes, en la ciudad se ha abierto un debate generalizado sobre la legitimidad del histórico hermetismo que rodea a la organización de este evento tan trascendental para la ciudad, ya que recibe tantas ayudas y colaboración por parte del Ayuntamiento. Motivos que han aumentado las cuestiones sobre si el equipo de gobierno local puede únicamente prestarse a inyectar dinero y medios, sin fiscalizar todo el proceso de selección y organización.
Este periódico ha querido tratar este asunto con varios nombres históricos y actuales del Ateneo de Sevilla, quienes han querido justificar tanto el cambio de criterio como la necesidad de buscar financiación externa para una de las cabalgatas más espectaculares del ámbito nacional, un cambio palmario si se compara con la etapa de Juan Ortega y Enrique Barrero como director del cortejo y presidente de la institución, respectivamente.
Estos miembros del Ateneo de Sevilla, en activo o desvinculados, explican que «anteriormente» la organización contaba con «numerosas empresas privadas» que colaboraban en lo económico y con la cesión de materiales y medios necesarios para el diseño de las carrozas. Una etapa en la que prácticamente todos los servicios estaban «externalizados», no como ahora, cuando el Ateneo ya tiene constituido un equipo multidisciplinar de trabajadores que desde el 7 de enero de cada año trabaja para la organización de la siguiente edición de la Cabalgata de Sevilla, con una dirección artística que diseña todo el cortejo.
Más caramelos y juguetes
Sobre el debate acerca de la mercantilización del cortejo, en la institución reconocen que hay empresas que se hacen cargo de la inversión en el montaje de sus respectivas carrozas, así como que Sus Majestades, la Estrella de la Ilusión y el resto de personajes especiales deben afrontar buena parte de los gastos. Esta modificación ha permitido que en los últimos años se amplíen las bodegas de las carrozas, que han duplicado sus espacios, pasando de una media de 3.000 kilos a los 6.000 que hay en la actualidad. Esta ampliación conlleva, como explican, mayor gasto de caramelos y juguetes.
El anterior presidente de la institución, Alberto Máximo Pérez Calero, defiende el fin social de la Cabalgata y el criterio del Ateneo, recordando que en el albor del cortejo fueron los ateneístas quienes pusieron «todo su empeño» para montar el pasacalles. Y cita como paradigmas a José María Izquierdo o Vicente Llorens, quienes se «fajaron» para que con sus propios recursos económicos saliera adelante el primer cortejo en 1918. Pérez Calero insiste en la idea de que la Cabalgata no es del Ayuntamiento, sino que la organiza el Ateneo –algo que han tergiversado algunos políticos y medios de ámbito nacional para atacar el hecho de que Baltasar lleve la cara «pintada de negro y vestido de torero»– y que el Consistorio sólo colabora con una serie de cantidades que han ido aumentando en los últimos años.
![Momentos de la Cabalgata de Sevilla 2024](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/sevilla/2024/01/10/maria-guerra-cabalgata-U13706064868XVn-624x350@abc.jpg)
«Las personas que participan en las carrozas ponen lo que pueden –sin definir la cantidad que, según es conocido, es muy elevada–, y va cambiando con el paso de los años», argumenta Alberto Máximo Pérez Calero. El hecho de que la cuantía económica para salir de rey mago sea cada vez más alta ha hecho que acaben participando empresarios acaudalados aunque más desconocidos para la sociedad, lo que alimenta aún más la idea de la mercantilización del cortejo.
Juan Ortega, protagonista de la última gran transformación de la Cabalgata, recuerda que se encontró un cortejo que estaba «anticuado» y que Enrique Barrero le dio «carta blanca» para «adaptar las carrozas al siglo XXI». En los 90, la estética de la Cabalgata entró en un preocupante declive. Fue ahí donde arrancó la etapa de mayor financiación externa, tanto para nuevas infraestructuras como para la decoración de las carrozas, que recuperaron el esplendor con el nuevo siglo. El primer acuerdo fue con Santana Motor para sustituir los tractores por todoterrenos y, más adelante, se inició la contratación de unos diseñadores artísticos que crearon un libro de estilo y dieron identidad al cortejo.
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