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Crónica de un rey mago no nombrado

Con la designación de los reyes magos del Ateneo el próximo miércoles, Manuel Marchena se juega el seguir siendo alguien en Sevilla

DÍAZ JAPÓN

francisco robles

Salir de rey mago en Sevilla ha sido y sigue siendo para algunos sevillanos un medio para ser conocido y reconocido en la ciudad. Así se entiende el empeño de Manuel Marchena, el brazo derecho del alcalde, en subirse al trono del Rey Melchor justo el año en que se despide su máximo valedor del Ayuntamiento. Esta historia arranca el 11 de febrero de este año, cuando Enrique Barrero, el anterior presidente del Ateneo, le comunica a Marchena que está nominado para salir de Rey Mago en la próxima cabalgata. Las elecciones ya estaban convocadas en el Ateneo, por lo cual la decisión de Barrero se convertía en una herencia que recibiría el nuevo presidente, Alberto Máximo Pérez Calero. A cambio del honor, Emasesa patrocinaría las ediciones de cuatro libros publicados por el Ateneo. El «do ut des» —doy para que me des— tan latino y tan sevillano, se vuelve a hacer presente en este intercambio de favores.

Una vez que toma posesión como presidente del Ateneo, Pérez Calero visita al alcalde, que aparece acompañado por su brazo derecho: y le indica que es el hombre con el que debe contactar cuando quiera algo del Ayuntamiento. Como en los viejos tiempos… Posteriormente, un miembro de su junta que mantiene vínculos profesionales con Marchena se encarga de pasarle a Pérez Calero una carta para que la firme. El destinatario, Monteseirín. El objeto de la misiva, la noticia de la designación de Marchena como rey mago. Este método, que no es costumbre en la Docta Casa, se filtra a los medios para que se dé por hecho el nombramiento que es oficioso, no oficial. El hombre de Marchena en el Ateneo acompaña a Pérez Calero en una visita que busca el apoyo del Ayuntamiento para que la Cabalgata pueda salir de un lugar más amplio. La Sevilla de siempre reaparece en ese momento: el propio rey mago in pectore debe decidir sobre su efímero reino de una noche. Cuando Pérez Calero le comunica a Marchena que están cortitos de dinero, el virrey municipal le contesta con una de esas frases antológicas que pronuncia como si fuera Zurbarán, entre pincelada y pincelada: «No te preocupes, que te mando unos contratistas para que lo solucionen…». El Ateneo no tenía goteras ni se habían caído los azulejos. ¿Para qué les enviaría entonces a los contratistas?

Todo este proceso sufre un giro brusco cuando la juez Alaya imputa a Marchena. ¿Un rey mago imputado? Ahí está la causa del retraso que se ha producido a la hora de comunicar de forma oficial los nombres de las personas que encarnarán a Melchor, Gaspar y Baltasar. En la reunión de la Junta Permanente del Ateneo celebrada el pasado lunes, todos los miembros se opusieron a que un imputado ostentara el honor de representar al Rey Melchor. Sólo uno, el contacto de Marchena, se mostró a favor en el debate previo, pero en la votación se sumó a la mayoría: el acuerdo se tomó por unanimidad.

Tras la reunión se le ofreció a Marchena la posibilidad de una salida honrosa, pero rehusó el ofrecimiento y contraatacó con sus métodos de costumbre. Este palo sería muy grande para él, así que estaría dispuesto a movilizar a los periódicos y a los articulistas que hiciera falta. Además, ya había comprado los caramelos, se había confeccionado su traje y los niños de su carroza no podrían quedarse sin esa ilusión: con menos hizo Berlanga La escopeta nacional. Ante su negativa se intentó que el alcalde mediara, pero Monteseirín se opuso a lo que él entiende como una estrategia de Zoido y de la derecha mediática: tan original como siempre.La moneda está en el aire. Si Marchena no saliera de rey mago a causa de su imputación en Mercasevilla, tanto él como el alcalde morderían el polvo de una derrota que casa mal con el carácter soberbio que los define. El martes se reúne Pérez Calero con Cayetano Martínez de Irujo. Y el miércoles hará oficiales los nombres de los reyes magos. Si se cumple la hoja de ruta que se diseñó en la Junta Permanente del pasado lunes, Melchor será un directivo del Ateneo que si antes estaba contra el nombramiento de Marchena, cualquiera puede imaginar cómo estará ahora… En ese caso podríamos hablar de Marchena como el hombre que nunca fue el rey Melchor.

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