entrevista
«¿El crimen perfecto? La muerte por sofocamiento no deja signos específicos y los venenos volátiles también pueden camuflarse»
Joaquín Lucena, jefe de Patología Forense del Instituto de Medicina Legal de Sevilla desde 2004, que descubrió entre otros casos el enigma de la muerte de tres miembros de una familia en Alcalá de Guadaira a causa de unos tapones industriales
«La soledad se nota en los cadáveres. En mis 25 años como forense nunca vi tantos como ahora en estado de putrefacción»
![Joaquín Lucena acaba de ingresar en la Academia de Medicina de Sevilla](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/sevilla/2023/05/25/joaquin-lucena-forense-Rl8TbCsKYogRobbfRx43FwJ-1200x840@abc.jpg)
Joaquín Lucena Romero (Espejo, Córdoba, 1959) es el jefe del Servicio de Patología Forense del Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses de Sevilla desde 2003 y acaba de tomar posesión de su plaza como académico de número de la Real Academia de Medicina ... y Cirugía de Sevilla, la más antigua del mundo. Lucena Romero es licenciado en Medicina por la Universidad de Córdoba es miembro del Cuerpo Nacional de Médicos Forenses de España desde 1986 y doctor en Medicina por la Universidad Autónoma de Barcelona desde 1997. Fue socio fundador y primer presidente de la Sociedad Española de Patología Forense y editor-jefe de Cuadernos de Medicina Forense. También es miembro activo de la European Society of Pathology (AECVP), de la que fue presidente entre 2018 y 2020.
-¿La serie CSI les hizo un favor?
-Como todo en la vida, tiene una parte positiva y otra negativa. La positiva fue acercar a la gente la figura del médico forense y se puso de moda esa figura. Pero no eran reales algunas de las cosas que aparecían allí porque era una teatralización. En Estados Unidos es la policía científica la que dirige esos aspectos de la investigación, mientras que en España no son policías sino médicos forenses. El sistema español garantiza un médico forense en la escena de la muerte y esa primera actuación es muy importante y permite establecer una primera hipótesis sobre causas que luego se termina de confirmar o no confirmar en la sala de autopsias. He estado en tribunales de oposiciones en la Universidad de Copenhague y en Dinamarca, por ejemplo, es la Policía quien decide si se hace o no la autopsia. Nuestro sistema tiene más garantías porque son médicos forenses quienes deciden. En Bélgica, por ejemplo, casi no hacen autopsias porque hacen un examen muy exhaustivo de la escena de la muerte y casi nunca lo consideran necesaria. Incluso en suicidios.
-¿Los muertos hablan?
-Yo diría más bien que a los cadáveres hay que hacerles hablar. Y es el forense el que debe sacarle toda la información.
-¿Existe el crimen perfecto?
-Quizá sí, pero mi opinión es que este tipo de crimen no se descubre porque no se ha investigado bien.
-¿Se puede camuflar una muerte intencionada, incluso violenta?
-Hay algunos casos de muertes violentas que dejan tan pocos signos externos que pueden pasar como una muerte natural. El caso típico es la sofocación. Si alguien le pone a un bebé o a un anciano un cojín en la boca y en las fosas nasales se produce una muerte por sofocación u oclusión de los orificios respiratorios que externamente puede no dejar ninguna huella.
-¿Y los venenos?
-Hay sustancias como los tóxicos volátiles que desaparecen muy pronto del organismo y esto hace que la investigación sea muy difícil desde el punto de vista toxicológico. En Alcalá de Guadaira tuvimos el caso famoso de las fosfinas que mataron a tres miembros de una misma familia y que estaban relacionadas con la recogida de tapones. Un señor los almacenaba en una bañera y el fosfuro de aluminio de los tapones en contacto con el agua liberó fosfinas que mataron a esas tres personas. También algunos venenos muy específicos como los que se utilizaron para matar a disidentes rusos son difíciles de detectar.
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