Patrimonio
EL CORÁN DE SEVILLA, LA JOYA QUE NO RECONQUISTÓ LA CIUDAD
El manuscrito almohade es del año 1226 y, tras ser reconquistada la capital por San Fernando en 1248, salió hacia Túnez, trasladándose a Alemania en el siglo XVI, donde luego se estableció en la Biblioteca Estatal de Múnich
Ocho historias secretas del Alcázar de Sevilla
El Real Alcázar de Sevilla, un palacio de plató
![En la imagen, detalle del Corán de Sevilla con una decoración de roseta que recuerda a las del Real Alcázar y a las de la antigua mezquita mayor de Sevilla](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/sevilla/2023/10/20/imagencoran-sevilla-uno-R3BV1yHEL5Ga4KTNWo1NJuK-1200x840@abc.jpg)
Esta es la historia apasionante del que se conoce como Corán de Sevilla, un manuscrito del año 1226 que es una auténtica joya bibliográfica que fue creada durante la última etapa del dominio de los almohades en Sevilla. Cuando las tropas de San ... Fernando entraron por la capital hispalense en 1248, el Corán salió definitivamente de la ciudad para no volver jamás, constituyéndose en uno de los libros más valiosos que se gestaron en Al-Andalus.
Este valioso documento se acabó de escribir en la noche del 22 de diciembre de 1226, como así lo atestigua una inscripción que hizo el escritor que finalizó el texto ese día y que dice lo siguiente: «Se completó el mushaf bendito con la fuerza de Dios y la bondad de su asistencia. Dios bendiga y salve a nuestro señor Muhammad y a su familia. Su finalización (del mushaf/Corán) fue en la primera noche del mes de Muharram del año 624. Sevilla, que Dios la guarde».
Manuel Hurtado es director de actividades culturales del Real Alcázar de Sevilla y subraya a ABC el «gran valor» que tiene este Corán de Sevilla que se encuentra en Alemania desde el siglo XVI. De hecho, es uno de los escasísimos ejemplos que existen de un Corán del siglo XIII de Al-Andalus.
Cuenta este experto que cuando Sevilla fue conquistada por las tropas de San Fernando en 1248, un refugiado lo llevó consigo a Túnez. Posteriormente, como aquel país musulmán formaba parte del imperio otomano y era una gran amenaza para todos los reinos europeos cristianos, el emperador Carlos V atacó el país tunecino en 1535 y lo conquistó. Un noble alemán se hizo con el manuscrito, que pasó a Múnich, ciudad donde permanece desde aquella época.
En las ilustraciones de la primera y última página de este pergamino aparecen unas decoraciones en forma de roseta en recuerdo de los artesonados de la mezquita mayor almohade y del Palacio del Califa Abu Yakun, el Palacio del Yeso del Real Alcázar (actual Patio del Yeso). Es una obra con tinta vegetal y decoración en oro y plata en la portada y la contraportada.
El oro está presente no sólo en la doble página de apertura, sino también en los títulos de las suras —capítulos— y en los marcadores de versos y adornos de los márgenes que refieren a las postraciones y a la división del Corán en secciones.
Dice Manuel Hurtado que el Corán hispalense «es de última época almohade y manuscrito en la propia ciudad de Sevilla. Es de los pocos coranes que quedan de Al-Andalus. Está hecho con la escritura árabe andalusí condensada y es una auténtica maravilla».
![Una de las páginas del Corán de Sevilla](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/sevilla/2023/10/20/coran-sevilla-dos-U14845386265axC-580x610@abc.jpg)
Después de la conquista de Túnez por las tropas de Carlos V, el Corán de Sevilla acabó en manos del diplomático, teólogo y orientalista Johann Albrecht Widmanstetter (1506-1557). «En la biblioteca de este noble había unos 800 libros, de los cuales 300 o 400 eran manuscritos. Este Corán era de los manuscritos más importantes de su colección. Era en realidad la joya de la corona. Cuando falleció, la posesión de este texto pasó al duque de Baviera», dice Hurtado. La biblioteca de Widmanstetter se convirtió en base de la biblioteca de la Corte de Múnich, que actualmente es la Biblioteca Estatal de aquella ciudad.
Los almohades eran muy estrictos en las escrituras sagradas, por eso en este Corán no se encuentran representaciones de personas o animales. A pesar de ello, todo el texto destaca por la belleza de su ejecución y por un rico cromatismo que se emplea en cada una de las páginas del mismo. De hecho, en los márgenes de muchas de las páginas aparecen una especie de medallones que le dan una gran belleza.
Se da la circunstancia de que la Embajada de los Emiratos Árabes ha mostrado mucho interés por conseguir una copia de este manuscrito. Apunta Manuel Hurtado que, como este Corán no se ha podido disfrutar en Sevilla desde el año 1248, «sería muy interesante organizar una exposición temporal o hacer un facsímil para recordar la Sevilla almohade».
A este respecto, no habría un lugar mejor para acoger esta muestra que el Real Alcázar, ya que su arquitectura inspiró las rosetas que aparecen en la primera y última página del documento. Siendo además el Palacio del Yeso una joya almohade, este sería otro motivo perfecto para contextualizar cualquier actividad cultural que se hiciera en torno al Corán de Sevilla.
Por otra parte, hay que recordar el gran éxito que tuvo en Sevilla la exposición 'Nur. La luz en el arte y la ciencia del mundo islámico', que acogió la Fundación Focus en 2014. En dicha muestra se expuso el conocido como 'Corán azul', un manuscrito del siglo X del libro sagrado de páginas azules y caligrafía dorada. Entonces se pudieron ver en Sevilla sólo cuatro páginas, porque el resto se vendió por pliegos a lo largo del siglo XX.
Recientemente, el Real Alcázar también ha acogido con mucho éxito la exposición 'Los pilares de nuestra cultura: Oriente y Occidente en los códices iluminados (siglos XII - XVI)', que mostraba un total de 24 reproducciones de códices, algunos de los más valiosos que circularon por Europa desde finales de la Edad Media hasta el inicio del Renacimiento.
Si se acabara organizando una exposición sobre el Corán de Sevilla se podrían exhibir algunos otros manuscritos importantes de aquella época, pero sobre todo se podría aprovechar la ocasión para dar a conocer al gran público una joya bibliográfica del siglo XIII de los almohades.
En otro orden de cosas, hay que decir que los manuscritos de Oriente Medio constituyen una parte importante de la colección de la Biblioteca Estatal de Múnich, que se ha ido ampliando continuamente desde la fundación de la biblioteca de la corte de Múnich. Hoy en día, la biblioteca alberga alrededor de 5.300 volúmenes, entre ellos manuscritos árabes, turcos o hebreos, pero también grupos más pequeños en lenguas armenia o siria.
Con la compra de la biblioteca de Johann Albrecht Widmanstetter, ya en el momento de su fundación llegaron a la biblioteca de la corte alrededor de 200 manuscritos orientales, entre ellos piezas en árabe, armenio, hebreo y sirio. Si bien la colección oriental se benefició de la secularización con sólo un pequeño número de manuscritos, estos son aún más importantes, como el mundialmente famoso Talmud babilónico.
Durante el siglo XIX se adquirieron numerosos manuscritos orientales mediante compras de fuentes privadas, que eran necesarios para los departamentos universitarios pertinentes y su demanda literaria. La compra más espectacular fue la de la biblioteca de Étienne Quatremère (1782–1857), que incluía 1.250 manuscritos de Oriente Medio y la India.
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