El comisionista Víctor de Aldama procuró un pelotazo urbanístico en Sevilla
El nexo corruptor que señala a la plana mayor del PSOE adquirió el céntrico edificio del Club Natación Sevilla, aunque nunca terminó de pagarlo
![Fachada del antiguo Club Natación Sevilla](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/sevilla/2024/11/23/aldama-foto-sevilla-RnSpOzvWLmz6wDwWjv6eARJ-1200x840@diario_abc.jpeg)
Un agujero en todos los sentidos dejó en Sevilla Víctor de Aldama, comisionista de la trama Koldo y nexo corruptor que este miércoles vinculó a toda plana mayor del Partido Socialista –Pedro Sánchez incluído– con sus negocios ilícitos. El que fuera presidente del Zamora ... CF invirtió a través de su Grupo Vivir en el Centro de la capital hispalense, donde promovió varios proyectos dentro un mismo solar de la calle Trastamara –los modificaba conforme fracasaban sus propuestas–, entre los que destacaban la construcción de un gimnasio, la recuperación del Club Natación Sevilla, la excavación de dos plantas subterráneas para alojar unas setenta plazas de aparcamiento o la reconversión del Club Antares, solicitando a antiguos socios de la entidad una inversión de 18.000 euros para participar en lo que él denominó 'Círculo Trastamara'.
Fue en el año 2017 cuando este empresario madrileño pujó y se hizo con el edificio regionalista de la calle Trastamara en el que durante más de ochenta años se estableció el emblemático Club Natación Sevilla, que había entrado unos meses antes en proceso de liquidación y que estaba en manos de un administrador concursal. En total debía abonar 1,9 millones de euros por el edificio, aunque fuentes consultadas por este periódico aseguran que el dinero –como ya pasó con otros tantos proyectos del comisionista como por ejemplo con la compra del Córdoba CF– nunca apareció. De hecho, la gran paradoja de esta operación inmobiliaria es que el nexo corruptor del caso Koldo tampoco abonó las cantidades acordadas con el intermediario de la operación; es decir, un comisionista que no pagaba a comisionistas.
El empresario compitió por este proyecto con Forus Deporte y Ocio, representada por Ignacio Triana Gracián (grupo Carpa Gestión Integral), mercantil que cuenta con un conocido centro deportivo en la Alameda de Hércules. Finalmente, la oferta de Víctor de Aldama se impuso, comprometiéndose además a construir un gran centro deportivo con una piscina de 25 metros de largo en la terraza del inmueble.
Más adelante proyectó dos plantas de plazas de aparcamiento, que incluso llegaron a salir a la venta por alrededor de 60.000 euros, beneficios con los que Aldama pretendía sufragar el proyecto inmobiliario. Según explican a este periódico varios de los interesados en aquellas plazas de garaje que salieron a la venta, el precio estaba fuera de mercado y sólo unos pocos hicieron su reserva por 10.000 euros; cantidad finalmente devuelta tras el naufragio del plan. Después alcanzó un acuerdo con la que había sido su principal competidora en la adquisición de los terrenos –Forus– para que ésta explotara a través de un modelo concesional el gimnasio que el comisionista iba a construir en las plantas superiores. Para ello, Víctor de Aldama prometía una inversión de 5,8 millones de euros en la construcción del centro deportivo y Forus debía realizar un gasto de 800.000 euros para dotarlo del equipamiento necesario. Lo único que realizó Aldama fue ordenar la entrada de la piqueta con la que se demolieron las instalaciones del antiguo Club Natación Sevilla.
Fue en 2019 cuando el nexo corruptor de la trama que salpica a la plana mayor del PSOE, sin liquidez para afrontar un proyecto de tal envergadura, quiso persuadir a un grupo de antiguos socios y usuarios del Club Antares para que invirtieran en su proyecto. Lo presentó bajo el nombre de 'Círculo Trastamara' y les expuso un diseño muy similar al que anteriormente habían redactado en el Club Natación Sevilla, que incluía la ampliación de su sede a través de la transformación del complejo deportivo Arjona, en los bajos del Puente de la Expiración, donde planteaban la construcción de una piscina cubierta con pistas de pádel y un gimnasio. A los socios de Antares les pareció disparatada aquella oferta de participación de 18.000 euros.
Además del edificio, Víctor de Aldama se hizo con el citado proyecto y con la marca del Club Natación Sevilla. Tras el derribo del inmueble –conservándose exclusivamente su fachada protegida–, los operarios no volvieron a actuar en el solar y los únicos visitantes que ha tenido durante los últimos seis años han sido los moradores de los asentamientos que allí se han instalado. El agujero sigue a la vista de todos.
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