Del colegio mayor al alojamiento de lujo

Mientras que en los primeros sigue prevaleciendo, o al menos intentando que así sea, el espíritu de colegial a la antigua, los segundos están concebidos como espacios que se parecen cada vez más a un hotel de lujo. Desde la edificación, la fachada, a lo que se encuentra dentro, la fórmula que va a alza poco o nada tiene que ver con lo de antes.

«Nuestro colegio mayor no es una residencia, sus colegiales no se limitan a morar y descansar en él. No es un núcleo hermético cerrado al resto de la comunidad universitaria. Su relación con el resto de los colegios mayores es continua e intensa y realiza una importante labor de difusión cultural que todos los años tratamos de mejorar». Así consta en la página web del colegio mayor Hernando Colón, un clásico en la capital hispalense y que está adscrito a la Universidad de Sevilla.

Nada que ver con los nuevos centros, la mayoría de ellos situados en zonas de expansión de la ciudad, algunas de ellas en las que el metro cuadrado está a precios prohibitivos y que ofrecen las mismas prestaciones que un alojamiento hotelero. La apariencia desde que se entra por la puerta es muy turística. Tienen a la entrada una especie de conserje y la decoración, en la mayoría de los casos de vanguardia, está muy lejos de la austeridad que suele darse en los colegios mayores.

Suelen ser habitaciones de lujo y las hay de distintas modalidades, desde la clásica habitación compartida a las simples u otros modelos. Ofrecen estudios «en los que ir a tu bola», según la publicidad que hacen en sus páginas web hasta la posibilidad de vivir en un piso compartido en «coliving». Esto es un piso dentro de la propia residencia en el que cada estudiante tiene su propia habitación y comparten espacios comunes como sala de estar o cocina donde cada estudiante puede cocinar. Algunas ofrecen habitaciones de categorías «standard», «premium» o «deluxe».

En el tema de la comida también hay diferencias. Mientras que los clásicos colegios mayores todavía ofrecen la opción de pensión completa con desayuno, comida y cena, las nuevas instalaciones suelen disponer de pequeñas cocinas compartidas en las que cada estudiante puede elaborarse su propio menú aunque también se le ofrezca la opción de comer en el servicio de catering que suelen ofrecer.

El aspecto exterior también es totalmente distinto ya que mientras los antiguos colegios suelen ser construcciones clásicas con pocas plantas, los nuevos están edificados con arquitectura de vanguardia y se constituyen en grandes edificios con numerosas plantas.

Los hay con gimnasio, instalaciones deportivas de todo tipo como pistas de tenis o pádel y hasta piscina en la azotea o patios con zonas verdes. A ello se suman algunas con salas de cine, wifi en las habitaciones, parking, limpieza semanal o incluso un equipo de recepción que permanece de guardia durante veinticuatro horas.

Y además algunas de ellas se sitúan en la «milla de oro» de la ciudad. «Estoy al lado de la facultad de Derecho, a pocos metros del centro de Sevilla y además la zona para salir por las noches también me coge muy cerca«, dice un estudiante que se aloja en Liv Student, la residencia de la calle Camilo José Cela, donde las habitaciones »son de lujo«. Es un ejemplo del nuevo fenómeno.