Cien años del cura Javierre
Hijo predilecto de la ciudad, académico de Buenas Letras y pregonero de la Semana Santa, la ciudad le dedicó un paseo rotulado con su nombre donde estuvo El Correo
![El padre José María Javierre en una imagen de 2007](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/sevilla/2024/03/03/jose-maria-javierre-U60534893399UBC-RgLJyPM3JMVAyBe6GkecgjP-1200x840@diario_abc.jpg)
Tengo por seguro que José María Javierre se plantó ante San Pedro, a las puertas del cielo, el 17 de diciembre de 2009, montado en el biscuter rojo con el que llegó a Sevilla en 1958 y con el que se paseó en su pregón ... de Semana Santa del año 1993 en el estreno del teatro Maestranza para este acto de acendrada raigambre sevillana.
Javierre (Lanaja, 5 de marzo de 1924 - Sevilla 2009) se permitió la 'boutade' de clavar la primera rima de su exaltación de la Semana Santa con unos versos populares que, dichos por otro en su lugar, hubieran acabado con el pregonero en medio del río: «Canina guapa, cuánto te quiero / pero qué faltita te hace / un caldito del puchero». Javierre lo dijo con ese gracejo propio que parecía hispalense fino y su acento baturrico de Huesca y el público, lejos de tirarlo al Guadalquivir, le aplaudió la gracia.
En realidad, lo del pregón es una anécdota en su vida de sacerdote y periodista, pero muy ilustrativa de la capacidad desarrollada por Javierre para saltarse la raya de lo previsible y lo correcto. Al lado de la vez que lo detuvo la policía en un país comunista de la Europa del Este y él pensaba que lo fusilaban junto a otro cura por no tener los permisos de entrada en regla, es una bagatela.
En su primera etapa como director de 'El Correo de Andalucía', entre 1969 y 1972, orientó el periódico hacia posiciones cada vez más críticas con el régimen franquista, dando cabida, por ejemplo, a la primera sección laboral al frente de la que estuvo el jesuita Eduardo Chinarro, y eso le granjeó no pocos problemas con las autoridades políticas. Tenía, hay que decirlo, el respaldo del cardenal Bueno Monreal, que le dejaba hacer aunque los titulares le dieran más de una vez fuertes dolores de cabeza.
Pero Javierre era tozudo: no mercadeaba con la verdad. Llevó muriéndose, como él mismo decía, dos décadas por lo menos, pero pudo completar su biografía de San Juan de la Cruz. Fue un gran biógrafo de santos. Canónico es su retrato de Marcelo Spínola, el cardenal beato de la Sevilla de primeros del siglo XX, pero también retrató con palabras a Pío X (el libro que lo catapultó), Rafael Merry del Val (el cardenal español que más cerca ha estado de ser Papa), Juan XXIII, Madre María de la Purísima, Teresa de Jesús o nuestra Sor Ángela de la Cruz, de cuya causa de canonización fue vicepostulador.
De natural inquieto, removió aguas tranquilas por donde pasó: ya fuera en Salamanca donde estudió, en el Colegio Español de Roma donde echó a andar la revista literaria 'Estría', como rector del Colegio Español de Munich o como director del programa religioso de TVE 'Últimas preguntas'.
Pero fue en la Sevilla del tardofranquismo donde agitó conciencias con un ímpetu imposible de contener. Sevilla fue su casa aunque nunca la tuvo aquí. Se instaló para pasar diez días en casa de los Fernández-Palacios Carmona en el paseo de Colón y allí se quedó medio siglo. Declinó honores y siempre fue un sencillo cura raso que no tomó posesión de la canonjía con que lo honró el cardenal Amigo. Presumía, eso sí, de su hermano Antonio María, purpurado en la Curia romana que hizo por un tiempo de 'cardenal sevillano' por delegación fraternal.
La ironía, la simpatía, la franqueza eran marca de la casa. Y su increíble capacidad de trabajo que le llevó a dirigir la Enciclopedia de Andalucía, un prometeico esfuerzo de coordinación de colaboradores que suministró el sustento intelectual para el proceso autonómico andaluz, en plena efervescencia durante la Transición. Muchos vieron la fina pluma de Javierre en la homilía del Papa Wojtyla en el campo de la Feria durante la beatificación de Madre Angelita en 1982, centrada en los problemas del mundo rural.
Hijo predilecto de la ciudad, académico de Buenas Letras y pregonero de Semana Santa, la ciudad le dedicó un paseo rotulado con su nombre justo delante de donde estuvo 'El Correo' que dirigió el cura Javierre.
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