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impacto mental de las redes sociales

Un centro europeo en Sevilla advierte de la indefensión de las niñas ante las redes, en especial, las de 11 a 13 años

Los investigadores Arianna Sala, Lorenzo Porcaro y Emilia Gómez destacan en un estudio que «las niñas suelen dedicarles más tiempo y son más vulnerables a desarrollar síntomas depresivos, ansiedad y estrés»

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El informe del Centro Común de Investigación de la Comisión Europea ha dado aporte científico al proceso de elaboración de la Ley de Servicios Digitales juan flores
Jesús Álvarez

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El Centro Común de Investigación de Sevilla (Joint Research Centre), el servicio científico de la Comisión Europea que proporciona información técnica y datos para el diseño de las políticas de la Unión Europea, ha publicado un estudio sobre el impacto de las redes sociales en los adolescentes que destaca la mayor vulnerabilidad de las niñas a la influencia de las redes sociales. Sus autores, los investigadores italianos Arianna Sala y Lorenzo Porcaro, y la sevillana Emilia Gómez, destacan también que «existen evidencias de que el acceso a contenidos relativos a ideas suicidas pueden conducir a la normalización, desensibilización y su contagio social».

-¿Qué países europeos han formado parte de este estudio?

Este estudio es una revisión llamada «paraguas» de estudios científicos, una suerte de «revisión de revisiones» de todos los estudios realizados en este ámbito. Por tanto, los estudios considerados abarcan diferentes países, incluidos Australia, Canadá, Suecia, Bélgica, España, Reino Unido y EEUU, entre otros.

-¿Qué conclusiones les parecen más relevantes acerca de la relación de los jóvenes con las redes sociales?

Algunas reflexiones de nuestro análisis destacan que el uso de las redes sociales conlleva riesgos y oportunidades para la salud mental de los adolescentes; el impacto depende de las características personales, el tipo de uso y el diseño de la plataforma; la adopción de principios de diseño responsable por parte de las plataformas podría mejorar la mitigación de riesgos; y la falta de acceso a los datos y de transparencia de las redes sociales dificulta la investigación sobre el impacto de las mismas. Se espera que los marcos regulatorios faciliten el acceso a los datos para los investigadores.

-¿Qué conclusiones les han sorprendido más?

No nos ha sorprendido, pero creemos relevante mencionar el hecho de que en nuestros estudios hemos observado diferencias entre niñas y niños. Por ejemplo, según los estudios que hemos analizado, las niñas suelen dedicar más tiempo a las redes sociales, están bajo mayor presión frente a estándares de belleza con el impacto en la imagen corporal y autoestima, y son la mayoría en el contenido relacionado con los desórdenes alimentarios en las redes sociales.

-¿Han constatado síntomas de adicción en niños de 10 años?

En nuestro trabajo, hemos constatado que algunos estudios (Keles et al, y Sarmiento et al, 2020) que investigan la relación entre el uso de redes sociales y salud mental, mostraron que los adolescentes más jóvenes (10 a 15 años), especialmente los «usuarios más activos», son más vulnerables a desarrollar síntomas depresivos y ansiedad. Esto se atribuye a que las habilidades para la regulación social y del estado de ánimo es más limitada en las personas más jóvenes y los cambios sociales, psicológicos y biológicos son más acusados en la adolescencia temprana.

-Aparte de los síntomas de ansiedad y depresión, ¿se puede sugerir una asociación, aunque sea indirecta, entre esta adicción e intentos de suicidio entre jóvenes?

Nuestro trabajo muestra que analizar la influencia de las redes sociales y su relación con el suicidio es particularmente complejo, especialmente por las asociaciones indirectas y complicadas entre ambos. Existen evidencias de que utilizar las redes sociales para acceder y publicar contenido relativo a ideas suicidas puede conducir a su normalización, a la desensibilización y al contagio social.

-¿En qué franjas de edad resultan más frecuentes y preocupantes estos efectos sobre la salud mental?

En nuestra investigación, hemos observado que recientes estudios de Orben (2022) muestran las denominadas «ventanas evolutivas de sensibilidad al uso de las redes sociales», durante las cuales un uso elevado de redes sociales predice una diminución en la satisfacción vital un año más tarde. Estas ventanas acontecen a diferentes edades para chicas (11-13 y 19 años) y chicos (14-15 y 19 años).

-¿Son esas franjas de población más vulnerables sobre las que el informe recomienda medidas especiales de regulación o protección?

Lo que observamos es que, en general, los adolescentes más jóvenes (10-15 años) y especialmente los que usan las redes sociales intensivamente (por ejemplo, más de 2 horas al día) son más vulnerables a presentar síntomas depresivos y ansiedad, y a experimentar un aumento de estrés. Los efectos negativos además parecen ser mayores para las chicas que para los chicos.

-¿Cuáles son las medidas más importantes?

Como resultado de nuestro estudio, podemos identificar dos tipos de medidas: repensar el diseño de las plataformas y realizar intervenciones educativas que tengan un impacto en los usuarios. Las redes sociales están diseñadas para persuadir a los usuarios a pasar el mayor tiempo posible en ellas. Para ello, utilizan las que se denominan «estrategias de diseño persuasivo» que recurren a principios de la psicología conductual para reforzar positivamente su uso. Por ejemplo, el «like» que podemos recibir en nuestros posts es una forma de cuantificar nuestra aceptación social, de sentirnos apoyados y apreciados, algo particularmente importante en la adolescencia. Además, existe un creciente consenso entre los investigadores sobre la importancia de que las plataformas adopten un diseño ético, que considere los intereses de los usuarios, en especial de los más vulnerables como niños y adolescentes. Esto introduciría un cambio sistémico, que es más difícil de lograr si dejamos que los individuos sean los únicos a cargo del uso responsable de las redes. Por otro lado, creemos que es importante seguir implementando intervenciones educativas para fortalecer las competencias digitales y socioemocionales de los y las adolescentes. Por ejemplo, ofreciendo estrategias para lidiar contra el cyberbullying, que tiene efectos muy negativos sobre el bienestar de los adolescentes, o estrategias de autorregulación emocional, para poder hacer un uso más consciente de las redes.

-¿Han podido comprobar si existe una autorregulación de las compañías en este campo?

En nuestra investigación, hemos encontrado que algunas plataformas han empezado a ofrecer herramientas que permiten al usuario monitorear el tiempo que pasan en las redes sociales e incluso establecer un tiempo máximo de uso. No obstante, hemos visto que no hay datos claros sobre cuántas personas los utilizan, ni sobre su efectividad.

Emilia Gómez, Lorenzo Porcaro y Arianna Sala son investigadores del Centro Común de Investigación de la CE y autores del informe ABC

-¿Sería aconsejable poner alguna regulación externa desde algún organismo público europeo?

En nuestro estudio mencionamos la Ley de Servicios Digitales (Digital Services Act o DSA en inglés), que aborda la regulación de plataformas online e incluye a las redes sociales más populares. Nuestro equipo forma parte del Centro Europeo de Transparencia Algorítmica (ECAT, por sus siglas en inglés), donde proporcionamos evidencia científica y técnica a la implementación de esta regulación. Pertenecemos al Centro Común de Investigación, el servicio científico de la Comisión Europea. La protección de menores es una prioridad para la Comisión y seguimos de cerca la evolución en este ámbito. En virtud de la DSA, las plataformas deben disponer de medidas adecuadas y proporcionadas para garantizar un alto nivel de privacidad, seguridad y protección para los menores. La DSA también prohíbe los anuncios basados en la elaboración de perfiles con datos personales de los menores. El 19 de febrero de 2024, la Comisión abrió un procedimiento formal contra TikTok basado en varias presuntas infracciones de la DSA, incluida la evaluación y mitigación de los riesgos que el servicio plantea para el bienestar físico y mental de sus usuarios, así como la forma en que podría contribuyen al riesgo de estimular conductas adictivas y un tiempo excesivo frente a la pantalla. La estrategia Better Internet for Kids (BIK+) también se centra en garantizar experiencias digitales seguras para los niños y protegerlos de contenidos, conductas, contactos y riesgos para los consumidores en línea dañinos e ilegales.

-¿Qué medidas aconsejan para evitar esta sobreexposición de los jóvenes a las redes sociales?

Los estudios analizados recomiendan incrementar las actividades que se hacen en persona, salir con las amistades y la familia, pasar tiempo al aire libre y practicar deportes como estrategias para disminuir los riesgos asociados al uso excesivo de las redes sociales.

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