El capelo puede esperar
Los 21 nuevos cardenales de Francisco evidencian, más que nunca, el empuje del papado hacia las periferias
Entre los nombres de los elegidos, no hay ningún español. Ni el presidente de la Conferencia Episcopal, al que suele distinguirse con la dignidad púrpura, ni el arzobispo de Sevilla, sede históricamente cardenalicia
![El arzobispo de Sevilla, monseñor Saiz Meneses,](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/sevilla/2024/10/08/obispo-RzCMjvyR3VWGTjMaOagQ3qK-1200x840@diario_abc.jpg)
A primera vista parece lo que no es. El Papa anunció este domingo la creación de 21 nuevos cardenales para nutrir el futuro cónclave que tendrá que elegir su sucesor. De los 237 príncipes de la Iglesia en la actualidad, el actual pontífice ha ... nombrado ya a 131, de los que 92 son electores (menores de 80 años) frente a los 63 de Benedicto XVI (24 electores) y los 43 creados por San Juan Pablo II (sólo 6 electores).
Entre los nombres, ningún español. Ni el presidente de la Conferencia Episcopal, al que suele distinguirse con la dignidad púrpura, ni el arzobispo de Sevilla, sede históricamente cardenalicia, cuya presencia en dos dicasterios de la Curia vaticana le asegura conocimiento y acceso al puente de mando de la Iglesia, como evidencian las relativamente frecuentes audiencias con Francisco pese a tratarse de un prelado de una diócesis con mucha historia pero que cuenta poco en el mapamundi eclesial que el Papa ha ido dibujando.
Esta última tanda de cardenales revela las preferencias de Francisco por obispos de lugares de frontera. Ha creado al responsable de la archidiócesis de Teherán-Isfahan (6.000 católicos), en Irán, teocracia islámica con la que la Santa Sede suele coincidir en asuntos de moral en las conferencias internacionales. También el arzobispo de Argelia, lo que da pistas sobre la profundización del diálogo interreligioso con el mundo musulmán.
Así también ha distinguido con el cardenalato al prelado de Bogor, en Indonesia, el país con mayor población islámica, responsable de una diócesis con menos de 100.000 bautizados erigida en 1961; o al eparca de los ucranianos en Melbourne (Australia), católicos de rito oriental en comunión con Roma, cuya fecha de erección se remonta a 1982 y sus antecedentes a mediados del siglo XX.
Sevilla, histórica y europea
Frente a estas diócesis de frontera, en medio de musulmanes u otras confesiones, Sevilla ofrece historia de sobra y un pujante movimiento laical en torno a sus hermandades que es la baza que está jugando monseñor Saiz en Roma. El año pasado vino el arzobispo australiano de Sidney para trasplantar formas de la piedad popular hispalense a su archidiócesis en Nueva Gales del Sur y el II congreso de hermandades quiere abundar en la idea de Sevilla como capital mundial de la religiosidad popular.
A nadie puede escapar la coincidencia de la procesión magna de clausura con la fecha del consistorio en el que se les entregará el anillo y la birreta roja el próximo 8 de diciembre en San Pedro de Roma. Motivo más que suficiente para que don José Ángel no estuviera en la lista de este consistorio.
¿Quiere ello decir que se han evaporado sus posibilidades? En absoluto, pero tendrá que esperar. ¿A qué exactamente? A que la proporción de purpurados españoles y europeos disminuya y se creen huecos libres, por decirlo de una manera eufemística. Durante todo su pontificado, Francisco ha tratado de compensar las cifras de cardenales distribuyendo su número entre todos los continentes para aflojar la presión que ejercían los europeos, y singularmente los italianos, en los cónclaves. Esto es una Iglesia cada vez más católica, en el sentido etimológico del término: universal.
En estos momentos, Europa tiene 51 electores, 20 cada una Asia y América Latina, 16 de América del Norte y otros tantos de África, y tres de Oceanía. Nunca había habido tal proporción de cardenales de iglesias de países no de tradición católica como ahora. Francia, la hija primogénita de la Iglesia, tiene un solo elector y seis eméritos; el otrora poderoso catolicismo alemán 3 y 3; y el enorme y pujante Brasil, cinco cardenales.
Los italianos siguen siendo los más numerosos en el colegio cardenalicio con 49 purpurados, aunque sólo 14 son electores, lo que da idea de su declive numérico. En el consistorio de diciembre serán creados el arzobispo de Turín, el vicario de Roma (ambos con carreras fulgurantes, pues su ordenación episcopal data de 2022), el subsecretario del dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral que ni siquiera está ordenado de obispo, y el nuncio Angelo Acerbi, de 99 años, a quien se le agradecen los servicios prestados con la dignidad.
España sigue en el podio de cardenales, tras Italia y Estados Unidos, que mantiene 17 príncipes de la Iglesia, de los que diez son electores. Los españoles suman 15 en total, aunque sólo 8 podrían entrar a día de hoy en la Capilla Sixtina para elegir Papa. Y sus perfiles no se ajustan para nada a lo que era costumbre histórica.
Entre los electores con responsabilidad pastoral en España sólo están el prelado de Madrid, José Cobo, de meteórico ascenso de obispo auxiliar a arzobispo y cardenal; y el de Barcelona, Juan José Omella. Luego hay un dúo de eméritos, cerca de los 80 años: el de Valencia Antonio Cañizares, creado por Benedicto XVI, y el de Madrid, Carlos Osoro.
Por el mundo
Y después aparecen nacionales que han servido en la Iglesia en muchos sitios: el capuchino Celestino Aós, que fue arzobispo de Santiago de Chile; el franciscano conventual pamplonés Francois-Xavier Bustillo, prelado de Ajaccio en Córcega; el salesiano Ángel Fernández Artime, que llegó a ser rector mayor de la familia de Don Bosco; el también salesiano almeriense Cristóbal López Romero, arzobispo de Rabat; y el salmantino Fernando Vérgez Alzaga, legionario de Cristo y gobernador de la Ciudad del Vaticano.
Sevilla, de hecho, tiene un cardenal, aunque no ejerza gobierno en la diócesis. Se trata de Miguel Ángel Ayuso Guixot, experto en el Islam, que estudió en el colegio helipolitano de Claret y se ordenó en 1982 con los combonianos. El Papa Francisco ha dado muestras de que rebasa todos los convencionalismos a la hora de crear cardenales, pero aun así todavía hay reglas internas en los países de mayor tradición eclesial que sigue respetando. Ahí es donde entran en juego los equilibrios para no descompensar la balanza en el cónclave y eso es lo que miran de reojo en Roma a la hora de proponer nombres de candidatos.
Sevilla tiene un cardenal, aunque no ejerza gobierno en la diócesis. Se trata de Miguel Ángel Ayuso Guixot, experto en el Islam, que estudió en el colegio helipolitano de Claret y se ordenó en 1982 con los combonianos
Resalta en este consistorio la presencia de religiosos, con once del total de 21 nuevos cardenales. Tal es el caso del londinense Timothy Radcliffe, que fue maestro general de la Orden de Predicadores (dominicos) entre 1992 y 2001 además de un reputado teólogo en las fronteras del pensamiento sobre moral sexual, caridad y atención a las poblaciones marginadas. Le falta un año para los 80, pero el Papa ha querido tener ese gesto con alguien que ha hecho teología muchas veces en los márgenes, sin apartarse, de la ortodoxia de la Congregación para la Doctrina de la Fe.
Cardenal de Betis
En el plano meramente anecdótico, hay que reseñar que en el consistorio del 8 de diciembre será creado cardenal un prelado nacido en Betis. No es ningún error. El obispo de Kalookan, sufragánea de Manilas, Pablo Virgilio Siongco David, es natural de esta comarca de la ciudad de Guagua, en la provincia de Pampanga, en la zona central de la isla de Luzón del archipiélago de las Filipinas. Betis es una de las cuatro áreas sectoriales de la ciudad, comprendiendo las parroquias de San Agustín, San Juan Bautista, San Juan Nepomuceno, San Miguel, San Nicolás, Santa Inés y Santa Úrsula, lo que da idea de la huella española. Curiosamente, el lema de la diócesis coincide con el del arzobispo hispalense, 'Duc in altum'.
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