sevilla
Los bandazos del Gobierno central con los túneles de la SE-40
adiós a los túneles de la se-40
El Gobierno de Zapatero apostó por el paso bajo el Guadalquivir pero no puso el dinero ni inició las obras, el de Rajoy miró para otro lado y el de Sánchez ha enterrado el proyecto
El Gobierno opta por construir un puente para cerrar la SE-40
![Lugar cerca de Coria del Río donde se encuentran las piezas de la tuneladora desde su llegada a Sevilla, en 2012](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/sevilla/2022/09/22/tuneladora-Rq0GcwDBr5HVCxSLhXLYuXL-1240x768@abc.jpg)
El anuncio por parte del Ministerio de Fomento de que se desecha definitivamente la opción de construir los túneles de la SE-40 pone punto final a una historia de agravios y fustraciones. Los sucesivos gobiernos de España nunca han apostado por esta infraestructura fundamental para Sevilla: ni el socialista de Zapatero, que aprobó en 2007 la primera partida para la SE-40 en los Presupuestos Generales del Estado pero evitó acometer la obra del paso subterráneo; ni el del PP con Rajoy, que durante siete años miró para otro lado y no puso dinero para esta importante obra; ni desde luego el de Pedro Sánchez, que paralizó el proyecto y ordenó un nuevo informe para desestimarlo definitivamente.
En el largo periodo de casi tres lustros transcurrido desde que se propyectaron los túenles el Ministerio de Fomento ha realizado grandes inversiones en distintos puntos de España, incluidos varios túneles, pero en ningún momento ha situado esta infraestructura de Sevilla entre sus prioridades. El ninguneo a la ciudad se ha mantenido tanto con el PSOE como con el PP en La Moncloa.
El proyecto inicial de la SE-40, un anillo de 77,6 kilómetros que rodearía la capital por el cinturón metropolitano, incluía un doble túnel bajo el Guadalquivir para unir Coria del Río y Dos Hermanas, trabajos que se aprobaron y adjudicaron en 2009, con el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. Concretamente se adjudicaron a dos consorcios de empresas por 500 millones de euros, uno por cada túnel.
Fue el PSOE, por tanto, el que apostó por esta solución para salvar el paso del Guadalquivir. El túnel Norte, con un presupuesto de 236 millones de euros, fue adjudicado a una UTE integrada por Azvi, OHL y Sando, la cual encargó para la obra una tuneladora de 150 metros de longitud y cuatro plantas de altura que costó 40 millones de euros y que nunca se llegaría a estrenar. El proyecto del túnel Sur, con un presupuesto de 269 millones de euros, se adjudicó a la UTE Aldesa Construcciones, Copisa Constructora Pirenaica y Bruesa Construcción, las cuales no llegaron a encargar siquiera la tuneladora.
Porque desde un primer momento el Ministerio de Fomento estuvo poco entusiasmado con una obra que era fundamental para Sevilla. Ni el propio PSOE, que había aprobado el proyecto, ni durante los siete años de gobierno de Mariano Rajoy, que se mostró distante con una obra heredada, de difícil ejecución y alto coste. Mientras tanto la costosa tuneladora, que había llegado a Sevilla en 2012, se guardaba en una nave cercana al lugar de excavación, con vigilancia y aire acondicionado 24 horas al día (los componentes electrónicos necesitan una temperatura estable), lo que suponía un coste de mantenimiento de 100.000 euros mensuales.
Fueron pasando los años sin que se adjudicase dinero en los Presupuestos Generales del Estado para comenzar a horadar el subsuelo. Hasta que en 2020 el entonces ministro José Luis Ábalos optó por volver a la casilla de salida: anuló el proyecto de los túneles con el argumento de que eran inviables y anunció un nuevo estudio técnico para volver a decidir lo que ya estaba decidido, es decir, si construir los túneles o un nuevo puente sobre el río, una solución más barata pero con mayor impacto paisajístico y logístico.
El viraje del ministro socialista pilló por sorpresa al entonces alcalde, Juan Espadas, quien no defendió los túneles y se limitó a rogar rapidez en la ejecución de la solución definitiva. La opción del puente también presentaba numerosas complicaciones, ya que implicaría el traslado de la cercana base militar de El Copero, donde operan helicópteros, comprometería la navegabilidad del río y alteraría toda la estética en la vega del Guadalquivir. La UTE optó por vender de la tuneladora al peso a una empresa de chatarra.
Pese a estos inconvenientes, el Gobierno socialista de Pedro Sánchez ha anunciado que desestima definitivamente los túneles y apuesta por el puente. La decisión no ha tenido en cuenta tampoco la opinión del propio alcalde de Sevilla, Antonio Muñoz, quien había defendido la necesidad de los túneles.
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