Álvaro Pastor Torres: «Mi música de mañana es 'en la Puerta de la Macarena hay una bandera blanca y colorá'»
Junto a Paco Robles y Manuel Jesús Roldán, acaba de poner en los escaparates otro libro, 'Mapa sentimental de la Semana Santa' (El Paseo editorial), una guía emocional por la primaveral sevillana
Álvaro Pastor, camino de hacer la compra en el mercado de la Encarnación
Tiene a Ismael Yebra y a Antonio Burgos como dos grandes referentes en la literatura y en el periodismo. Pero también en sus actitudes ante la vida. Álvaro Pastor concede esta entrevista justo después de venir de Utrera y torear de salón en la plaza ... de toros. Lleva escrito una veintena de libros sobre Semana Santa, historia local y patrimonio. Es historiador, profesor, escritor y crítico taurino. Junto con Paco Robles y Manuel Jesús Roldán suman los tres mosqueteros de la brigada local que vela por la pureza de los cánones, mosqueándose muchísimo por los excesos de las comisiones del patrimonio y la piqueta. Más allá de la Alfalfa, donde reside, empieza Alemania. Y San Lorenzo es su patria de juventud. Nos advierte que el ombliguismo no viajado más allá de Matalascañas o Chipiona sumado al miarmismo imperante es desolador.
-Hoy es lunes 30 de diciembre, pero me da en la nariz que no es usted de celebrar el final de año con trompeta y matasuegras en una fiesta masiva.
-Va a ser que no, aunque he visto por ahí una añeja fotografía de Joaquín Romero Murube de tal guisa en una fiesta privada. ¡Sorpresas te da la vida!
-Discúlpeme que abra así la entrevista, pero me gustaría saber qué música escuchará mañana después de la cena: reguetón creo que no…
-¿Es usted vidente? Está clavando todas las respuestas... Pues puede que la copla de campanilleros 'En la Puerta de la Macarena hay una bandera blanca y colorá'; o la Plegaria a Consolación de Utrera, versión Enrique Montoya.
-¿Cómo definiría su trabajo?
-Pasional, anárquico y fiel a mis sentimientos, a lo que me impacta y a las preguntas que quiero resolver. Por ejemplo, qué hay detrás de la melancólica belleza de Riqueni, que para mí es el Chet Baker del flamenco.
-Todo esto viene a cuento porque hace ya algunos años le pedí una definición de sí mismo. Y me dijo que es «un volteriano entreverado con rancio capillita». ¿No es una contradicción en términos?
- Para nada, ya lo dijo el gran Machado, don Manuel, «con Montmartre y con la Macarena comulgo». Por cierto, un verso redondo como un rosco (ros-co) de Reyes.
-Su ranciedad y capillismo militante lo han llevado a definir con mordacidad personajes propios del Palermasso, como Carlitos Manigueta y Pepe Ciriales. ¿En ese mapa sentimental de la Semana Santa que acaban de escribir se nos cuela alguno?
-Muchos, en el fondo como dijo Paco Robles todos somos tontos de capirote, en un grado o en otro. Y Rodríguez-Buzón pidió que los beneficios de la edición de su pregón fueran al «Hospital de Cofrades Incurables» (sic), que debía –y debe– ser de grande como la Residencia y el Policlínico juntos.
-Explíqueme qué pretende este libro, por favor.
-Emocionar con el pellizco de unos párrafos que saben a media verónica de las buenas, instruir sobre cuestiones estéticas y artísticas que pueden pasar inadvertidas, y pasear, pasear, pasear por Sevilla en Semana Santa.
-¿Los gritadores se asoman al mapa emocional?
-¡No, no, por favor! Yo soy de otra generación, de los que iban a las fiestas en el patio del instituto San Isidoro entrando por la calle Cervantes y comía bocadillos de panceta en el Isacam. Vamos, un tipo normal.
-¿Y alguna hermandad de las llamadas piratas?
-Tampoco, hasta que no haya patente de corso, o sea, papeles, nanai de la China. Si es habiéndolos y ... jajaja [risa malévola]
-Hay mucha acritud hacia los capillitas pero no hace mucho alguien me dijo que si no fuera por ellos las iglesias estarían vacías.
- Los capillitas, echando muchas horas que podían dedicar a otros menesteres, montan este tinglao, que dicho sea de paso tanto nos gusta; los cofrades llenan las iglesias, especialmente cuando se acerca la Semana Santa, y los kofrades van con el móvil y de espaldas a los pasos grabando la agrupata de turno.
-Le soy sincero: creo que a esta ciudad se le ha ido la mano con los pasos en salidas extraordinarias…
-Uffff eso lleva ya mucho tiempo, desde la devaluación de las coronaciones canónicas en época de Amigo Vallejo, aquí está todo inventado.
-En el libro aparecen fotos de Martín Cartaya y José Antonio Zamora. ¿Por qué no me destaca una de cada uno?
-La portada de Zamora, el Cautivo del Tirolínea entre globos de colores, y la contraportada de Jesús con el mismo Cautivo esperando a que abrieran el paso a nivel de Felipe II. Tre-men-das.
-La exposición que hasta la semana pasada Martín Cartaya colgó del Cicus fue excepcional. Aquella Sevilla de derribos, desconchados, sorteo de quintos para África en Baños y pasos bajo la lluvia, ¿le parece más auténtica que la Sevilla actual o nos traiciona la melancolía?
-Sin menospreciar el cuarto y mitad de saudade que todos llevamos dentro –y los lusófilos como usted y yo más– el desconchón es bello. El Bachillerato y hasta la EGB nos hacían pensar; los móviles y el consumismo idiotizan, aborregan, amansan.