Episodios locales
La alacena de las monjas
La exposición de dulces conventuales cumple cuatro décadas desde aquella primera edición del 9 al 15 de diciembre de 1985 en la sede del Instituto Francés en la calle Santo Tomás
![Compras en la exposición de dulces en una de sus primeras ediciones](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/sevilla/2024/12/05/exposicion-dulces-conventos-R7WAuYB6roKHCVCB0EI0ssM-1200x840@diario_abc.jpg)
La exposición de dulces conventuales cumple este año cuarenta ediciones desde que, en diciembre de 1985, se inaugurara la primera de estas muestras en la sede del Instituto Francés en el segundo piso del número 17 de la calle Santo Tomás. La ... primera noticia en ABC lleva fecha del 1 de diciembre con el titular 'Los dulces y artesanías de los monasterios de clausura podrán ser admirados en una exposición' bajo el recuadro 'Desde el arquillo' que firmaba el recordado Manuel Ramírez.
La compañera Gloria Gamito, que ha mantenido sin desfallecer el pulso de esta información a lo largo de cuatro décadas, daba cuenta de que la exposición se llevaría a cabo del 9 al 15 de diciembre para «recaudar fondos para ayudar a la endeble y precaria economía de los conventos, cuyas dificultades se han agravado con el ingreso de las comunidades en la Seguridad Social». En efecto, desde mediados de 1984, las comunidades religiosas tenían que cotizar para garantizar las pensiones de jubilación.
Aquellos años habían sido especialmente duros en las clausuras: en julio de 1984 moría en su celda sor Cristina de la Cruz Arteaga, priora de Santa Paula y una de las más deslumbrantes personalidades de la vida cultural y espiritual sevillana del siglo XX, y por esos mismos días menudeaban las informaciones sobre la asfixia económica de los cenobios. En diciembre de 1985, en medio de estrecheces generalizadas, las jerónimas de Santa Paula cerraron al culto el templo por peligro de desplome de la techumbre, atacada por una plaga de termitas. Las obras requerían diez millones de pesetas que no tenían.
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En medio de estas penurias, tres mujeres se pusieron manos a la obra a través de una agrupación que llamaron Pro Monjas de Clausura. Aquellas pioneras eran María Luisa Fraga, Carmen Alonso y Claudia Rodríguez, aunque la idea de la exposición partió de la directora del Instituto Francés, María Teresa Michaud, «al leer hace poco un artículo de Gloria Gamito en ABC sobre la cortedad de recursos económicos de las religiosas de clausura, pensó que una forma de colaborar era esto que vamos a hacer, para lo cual nos ha cedido el local». Así lo declaraba Fraga Iribarne a José Luis Montoya para su página de 'El patio' del 3 de diciembre de 1985.
Aquella primera exposición incluyó dulces, encuadernaciones de libros, bordados, obleas, tintorería y labores de punto. Pero bien pronto los dulces de las alacenas de las monjas, como cantaba Carlos Cano, se convirtieron en un éxito de ventas. Nadie lo esperaba y aquella exposición agotó existencias. Al año siguiente, la exposición se trasladó al Palacio Arzobispal y comenzó a tomar la forma definitiva que sigue aquilatando cuarenta años después.
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