Qué es el 'sleepmaxxing': el precio de buscar el sueño perfecto que obsesiona a la generación Z
Para los jóvenes descansar es el nuevo sexo. Es su objetivo principal, pero pese a conocer mejor que nunca sus beneficios, algunos muestran en redes los extremos a los que llegan para conseguirlo
Dormir, la asignatura pendiente de los jóvenes: la mayoría tiene insomnio y se quita horas de sueño voluntariamente
Parálisis del sueño: un terror que debilita el descanso
Diez y media de la noche e Ignacio ya tiene todo su equipo preparado en la mesilla: comienza con una correa para la mandíbula para mantener la boca cerrada, cintas y expansores nasales para respirar mejor, tapones para los oídos, cinta bucal para no roncar, antifaz para bloquear la luz y unas sábanas de satén que previamente ha enfriado a 10ºC. Diez minutos más tarde, una vez que se ha puesto su 'armadura facial', se mete en la cama y comienza su descanso cronometrado, siete horas en las que se debe mantener boca arriba sin mover un dedo, todo para alcanzar el sueño perfecto. «Sé que cuando lo explico sueno como un bicho raro, pero desde que hago mi ritual y utilizo todo esto no he vuelto a tener ni un problema de insomnio», comenta este joven de 23 años.
Ignacio Lozano, catalán que reside en Madrid desde que comenzó su carrera de arquitectura hace cinco años, adoptó un estilo de vida poco saludable al llegar a la capital. Empezó a trasnochar, comer comida basura a deshoras y beber alcohol sin control en cada salida nocturna, lo que le llevó a desarrollar malos hábitos que terminaron provocándole insomnio y serias dificultades para conciliar el sueño.
Tras varios años arrastrando mucho cansancio, un amigo le habló de una comunidad en internet que había surgido en Estados Unidos, donde se compartían regularmente consejos para que dormir, este trámite entre el día y la noche, fuera eficaz y fructífero. 'Sleepmaxxers', se hacen llamar, pero también se proclaman como «hackers del sueño o expertos en dormir bien». «Te recomiendan comprar varios productos para mejorar la respiración, monitorizar tu sueño con alguna aplicación, utilizar luz roja antes de dormir… son pequeños trucos que te cambian la vida, y lo mejor es que te sientes arropado por otra gente que está como tú, intentando no levantarse cada día hecho polvo», menciona Ignacio, quien ha descubierto en la práctica del 'sleepmaxxing' (maximizar el sueño en inglés) una nueva forma de vida.
La gran asignatura pendiente
En los últimos años, la sociedad ha comenzado a adquirir cierto conocimiento sobre la necesidad de dormir bien, de alargar el descanso. «Antes se consideraba que el sueño era una pérdida de tiempo, que lo mejor era dormir poco porque se podían hacer muchas más cosas. Ahora hay una corriente, sobre todo en gente joven, que busca cuidar más su salud. Más interesado por comer mejor, hacer más ejercicio, pero también de descansar lo suficiente. Al sueño nunca se le había dado este valor», explica Odile Romero, jefa de la Sección de Neurofisiología de la Unidad del Sueño del Hospital Universitario Vall d'Hebron y miembro del grupo de trabajo de insomnio de la Sociedad Española del Sueño (SES).
Sin embargo, el sueño sigue siendo la asignatura pendiente de la gente joven. El 83,5 por ciento de los jóvenes españoles presenta algún trastorno del sueño, frente al 24 por ciento que duerme bien y lo suficiente, según los últimos datos de la Sociedad Española de Neurología (SEN) y de la SES. Aunque la mayoría de los encuestados consideran que dormir es tan importante como cuidar la alimentación o practicar ejercicio físico, parece que no terminan de lograr su objetivo. Dichos datos también señalan que ocho de cada diez duerme mal todas las noches, y el 33 por ciento no suma de media siete horas de sueño, las recomendadas.
A causa de ello, muchos han hecho de dormir una fijación, en ocasiones, insana. Aquí nacen los 'sleepmaxxers', la generación Z que muestra con orgullo los extremos a los que pueden llegar en busca de un sueño mejor.
Más de 100 millones de publicaciones en TikTok
Su escaparate es TikTok, donde el término 'sleepmaxxing' tiene más de 100 millones de publicaciones. En esta red social se recomiendan, como si se tratase de un bazar, decenas de productos 'milagrosos' para optimizar la calidad y la cantidad del sueño. «Si bien las tendencias del sueño de TikTok a veces pueden ofrecer consejos interesantes, es importante ser cauteloso. Muchos de estos trucos no están respaldados por evidencias científicas e incluso pueden ser engañosos», alerta Celia García, neuróloga de la Clínica CISNe y experta en medicina del sueño.
Más allá de acostarse siempre a la misma hora o intentar alcanzar las siete u ocho horas de descanso, este nicho de gente recomienda productos que tapan la boca e inmovilizan la cara, aparatos que cuestan cientos de euros para aclimatar la cama, cambiar la iluminación de la habitación o monitorizar las fases del sueño; e incluso remedios caseros a base de magnesio que prometen ayudar a caer redondo en la cama. «Se ven verdaderas atrocidades en las redes sociales, consejos contraproducentes que pueden derivar en trastornos del sueño», apunta Romero, quien también señala que «no se puede forzar un proceso biológico».
Peligros y riesgos
En algunos casos, existen riesgos. La cinta bucal puede reducir la cantidad de oxígeno que se inspira si se obstruye la nariz, y las correas para la mandíbula pueden favorecer el bruxismo. Además, la obsesión enfermiza por dormir bien puede, paradójicamente, empeorar el sueño, provocando un trastorno denominado ortosomnia.
El término, acuñado en 2017 por varios investigadores de la Universidad de Chicago en un trabajo publicado en 'The Journal of Clinical Sleep Medicine', está asociado a la ansiedad generada por el deseo de lograr un sueño perfecto que no se cumple. «Al igual que ocurre con las personas que padecen ortorexia -fijación obsesiva con la alimentación saludable- cuando las personas con ortosonmia no consiguen dormir lo que se habían previamente marcado y por tanto no cumplen su deseo, se nublan y entran en un estado de alarma que provoca ansiedad e incluso insomnio», explica García.
«Se ven verdaderas atrocidades en las redes sociales, consejos contraproducentes que pueden derivar en trastornos del sueño»
Odile Romero
Jefa de la Sección de Neurofisiología de la Unidad del Sueño del Hospital Universitario Vall d'Hebron y miembro del grupo de trabajo de insomnio de la Sociedad Española del Sueño (SES)
Ortosomnia
No todos los 'sleepmaxxers' la padecen, pero sí que empieza a generalizarse cuando comienzan entre ellos a intercambiar, valorar y criticar sus registros nocturnos. La ortosomnia generalmente se inicia cuando los datos del sueño que registran aplicaciones móviles o relojes inteligentes no son los deseados. Los expertos de Chicago observaron cómo algunas personas pasaban demasiado tiempo en la cama tratando de perfeccionar su puntuación, mientras que otras experimentaban ansiedad por no lograr un rendimiento de sueño lo suficientemente bueno.
«El problema es que, si le preguntas a las personas que duermen bien qué hacen, normalmente te dirán que 'nada'», aclara García. «La gente sana no piensa en dormir. Están cansados, se van a la cama y se quedan dormidos. Se despiertan sintiéndose renovados y no se preocupan por una mala noche ocasional porque saben que eso sucede a veces.
Mientras tanto, las personas con ortosomnia se presionan a sí mismas para alcanzar una cantidad mágica de horas de sueño, normalmente ocho, sin comprender que tal vez no necesiten tanto». Pese a que un adulto normal requiere de promedio dormir entre siete y ocho horas, esta neuróloga resalta que también existen personas de sueño corto que duermen poco por naturaleza y no están excesivamente cansadas ni somnolientas durante el día.
«Estas variaciones genéticas son raras y afectan a una pequeña parte de la población. No son una norma, pero tampoco lo es dormir, sí o sí, siete horas todas las noches. Es una recomendación y una media, hay gente que le irá mejor o peor, pero no hay que obsesionarse por media hora más o menos», sentencia García. «La mayoría de las personas no tienen idea de cómo es el sueño normal, por lo que entran en pánico cuando ven estadísticas con muchos despertares y poco sueño profundo».
Miedo a envejecer antes de tiempo
En el caso de Valeria Izarra, el 'sleepmaxxing' se volvió un infierno cuando compró un Oura Ring, un dispositivo de seguimiento del sueño que se ajusta al dedo y proporciona una puntuación diaria del sueño entre cero y cien. La nota era tan importante para ella que, aquellas noches que le costaba dormir, empezaba a ser muy dura con ella misma temiendo el resultado que se encontraría al día siguiente, arrastrando un mal humor que pagaba con su pareja y sus compañeros de trabajo. «Lo que comenzó siendo una rutina que me ayudaba a dormir mejor se volvió en mi contra», lamenta la joven.
«Para mí es un pasatiempo y me da igual lucir como Frankenstein con tal de sentirme mejor»
Valeria Izarra
Afectada por el 'sleepmaxxing'
Cuando su neurólogo le habló de la ortosomnia decidió apartar a un lado todos los rastreadores de sueño, pero mantuvo toda su 'morning shed', la rutina de productos que se pone en la cara, para aplacar su otro gran temor, envejecer antes de tiempo. «Me da pánico hacerme vieja, levantarme cada día y al mirarme en el espejo descubrir una arruga nueva. Por eso no escatimo en parches para las ojeras, correas para la mandíbula, fundas de seda para la almohada, una máscara de luz roja para la cara... creo que me ayudan a dormir mejor y a mantener la juventud», comenta. «Para mí es un pasatiempo y me da igual lucir como Frankenstein con tal de sentirme mejor».
Sin embargo, otras personas han tenido que tirar todos los productos a la basura porque su vida estaba en juego por el 'sleepmaxxing'. «He llegado a autolesionarme cuando al despertar veía que había dormido cinco horas y apenas había rozado el sueño profundo», explica Sandra Núñez. Ella nunca se había preocupado en exceso por el sueño, hasta que en mitad del confinamiento empezó a centrarse en mejorar su salud a raíz de un podcast donde recomendaban productos para irse a dormir. Se hizo con decenas de artículos hasta que su vida giraba únicamente en torno a ello.
«Me volví completamente obsesa, y la idea de irme a la cama comenzó a generarme ansiedad y provocarme síntomas físicos», comenta. Cuanto más pensaba en dormir, sentía palpitaciones y menos lo hacía. «Por la noche sabía que cada minuto que pasaba despierta era otro minuto de sueño perdido, y se volvía un círculo vicioso que me mantenía despierta».
«He llegado a autolesionarme cuando al despertar veía que había dormido cinco horas y apenas había rozado el sueño profundo»
Sandra Núñez
Afectada por el 'sleepmaxxing'
Además de insomnio, ver que todo el dinero que se había gastado no se reflejaba en una buena higiene del sueño le provocó depresión y ataques de ansiedad. «Me culpaba a mí misma, me repetía 'qué tonta eres Sandra, te inmovilizas la cara al punto que te cuesta respirar para descansar y encima lo haces peor'», lamenta. Tras acudir a terapia y después de una larga temporada, ahora reconoce que se le fueron las cosas de las manos. «No darle mayor importancia es lo único que me ha ayudado a realmente dormir bien. Si un día me cuesta más dormirme, me echo la siesta y asunto arreglado», dice entre risas.
Los expertos señalan que el sueño va a acabar siempre apareciendo, y por tanto la mejor rutina para buscarlo es no hacer nada que vaya en su contra, como limitar la cafeína, evitar la luz azul de la tecnología o acostarse siempre a la misma hora. «No existe ningún producto milagroso. Habrá algunos que le funcionen mejor a algunas personas, pero no ir en contra del sueño es más que suficiente para invocarlo», aconseja Romero.
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