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Laura Morán Fernández, psicóloga, sexóloga y terapeuta familiar, autora de Orgas (mitos)

La sexualidad está para disfrutarla, no para cumplirla ni ocultarla

Laura Morán Fernández, psicóloga y sexóloga, señala que persisten mitos sobre la sexualidad a pesar de los avances en educación sexual, como la idea de que los preliminares o la penetración son imprescindibles. Destaca cómo la falta de educación sexual adecuada afecta negativamente las relaciones y el disfrute sexual

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Sonia Mencia

«Los mitos en torno a la sexualidad siguen vigentes a pesar de los avances en la educación sexual. ¿Cuántas veces hemos escuchado que los preliminares son indispensables, o que hay distintos tipos de orgasmos, o incluso que una relación sexual solo es completa si incluye penetración?», plantea Laura Morán Fernández, psicóloga, sexóloga y terapeuta familiar, autora de Orgas (mitos), publicado por Next_Door.

Su práctica profesional le ha permitido observar de cerca cómo una mala o nula educación sexual puede influir negativamente en las personas y sus relaciones. «El hecho de que una actividad sexual sea poco frecuente no significa que sea patológica. Sin embargo, la falta de educación sexual sigue siendo un enorme obstáculo para que muchas personas puedan disfrutar de una sexualidad plena y saludable». Y añade que «aunque creemos saberlo todo porque conocemos varios métodos anticonceptivos o practicamos posiciones como el 69, lo cierto es que persisten grandes confusiones en torno a la sexualidad.

Por ejemplo, muchas personas siguen confundiendo la identidad de género con la identidad sexual, o incluso desconocen los nombres de las partes de sus propios genitales«, explica.

¿Hay más mitos en la sexualidad femenina que en la masculina?

Es verdad que estamos trabajando mucho en la sexualidad femenina porque ha estado ausente de la ecuación del placer hasta la revolución sexual de los años 70. Pero, así como nosotras tenemos una serie de mitos, como que somos lentas, frígidas o que no disfrutamos con el sexo, ellos también tienen los suyos, como el mito del macho ibérico. Se espera que estén siempre disponibles, que tengan muchas expectativas sobre rendimiento, conocimiento y deseo sexual. Así como todo el mundo asume que las mujeres a veces no desean, nadie espera que un hombre no desee. Esto también suele traer complicaciones en las parejas.

Sexualidad y edadismo

Este estigma creo que aún perdura, sobre todo para las mujeres. Se considera que, a partir de cierta edad, la mujer deja de tener deseo sexual, lo cual coincide con la menopausia o el climaterio. Esto ha tenido una explicación biológica: cuando la mujer ya no puede procrear, su cuerpo ya no «necesita» tener encuentros sexuales. Pero esto es muy reduccionista, pues asume que la única función del sexo es reproducirse, cuando también cumple otras funciones, como vincularse o dar placer. Bajo una perspectiva más hedonista, podemos seguir practicando sexo sin querer reproducirnos.

¿Puede haber placer sexual después de un episodio de abuso?

Sí es posible recuperar el disfrute de la sexualidad incluso siendo víctima de abuso. De hecho, algunas personas que han sufrido abuso en su infancia pueden acudir a consulta y no es necesario trabajar en ello porque lo tienen bien elaborado y contextualizado, habiendo desarrollado una sexualidad plena. Sin embargo, la respuesta depende del trabajo que haya hecho esa persona, del contexto en que se produjo el abuso y de cuánto tiempo ha pasado.

Un abuso reciente puede dejar una herida, una sensación de vulnerabilidad o incluso un sentimiento de culpa, que puede ser incompatible con disfrutar de la sexualidad en el presente.

Sexo y adolescencia en tiempos de Netflix, ¿cómo educamos?

Diría que poco y mal, porque relegamos la educación sexual. Cada vez más se delega en los centros escolares, y en muchos casos la educación sexual no es obligatoria, por lo que depende de cada centro. Es cierto que hay más educación sexual en redes, pero no necesitamos solo información, sino también formación sobre sexo. La sexualidad no debe reducirse únicamente a anticoncepción, prevención de ITS y consentimiento, sino que es mucho más amplia.

Debemos educar para que los jóvenes distingan la ficción de la realidad, tanto en películas románticas como en la pornografía, que está presente en sus vidas. La pornografía en sí misma no es ni buena ni mala, depende de cómo se utilice. El problema es que muchos jóvenes la consideran un referente de la vida real.

¿Amor sin sexo, sexo sin amor? ¿Algún problema?

Ambos casos están bien. Se puede tener una relación amorosa sin sexo. El problema surge cuando una de las partes desea tener sexo y la otra no, algo que debe trabajarse según las causas. En cuanto al sexo sin amor, también está bien, pero lo que no existe es el sexo sin emociones.

¿Pueden ser útiles las apps de citas?

Defiendo las apps de ligue porque crean oportunidades de conocer personas, especialmente en edades y circunstancias en las que las oportunidades sociales disminuyen. Sin embargo, un riesgo es que el «ghosting» y el anonimato hacen que sea fácil desconocer a las personas, algo que no ocurre con encuentros en persona.

¿Cuáles son los beneficios del sexo en el día a día?

Simplemente el placer ya es un beneficio. El ser humano busca experiencias satisfactorias, y el placer sexual, tanto en solitario como en compañía, es parte de ello. En una relación de pareja, el sexo también es importante porque genera oportunidades para estar a solas y realizar una actividad lúdica y placentera.

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