La bacteria de la lepra es capaz de regenerar órganos
La bacteria, de alguna manera, retrasa el reloj del desarrollo en el hígado y rejuvenece las células promoviendo la regeneración del órgano

La bacteria de la lepra podría tener el secreto para reparar y regenerar el cuerpo de forma segura, afirman investigadores de la Universidad de Edimburgo (Gran Bretaña). Los experimentos con animales han revelado la capacidad de la bacteria para casi duplicar el tamaño de ... los hígados estimulando un crecimiento saludable.
Se trata de un acto furtivamente egoísta que proporciona a las bacterias más tejido que infectar, pero los científicos afirman que descubrir cómo lo hacen podría conducir a nuevas terapias que desafíen la edad.
La lepra causa discapacidad cuando infecta los nervios, la piel y los ojos. Pero la bacteria que la causa, Mycobacterium leprae, tiene otras propiedades inusuales, como la capacidad de realizar «alquimia biológica», convirtiendo un tipo de tejido corporal en otro.
Los investigadores recurrieron a otro animal que contrae la enfermedad: los armadillos. El armadillo es el único otro huésped conocido de la bacteria de la lepra.
Los experimentos mostraron que la infección se dirige al hígado de los armadillos, donde realiza un secuestro controlado del órgano para reprogramarlo para sus propios fines.
La esperanza es que el método pueda aprovecharse para reparar los hígados de las personas que esperan un trasplante
Los resultados, publicados en «Cell Reports Medicine», muestran que el hígado casi duplicó su tamaño.
Se podría esperar que este crecimiento fuera defectuoso o incluso canceroso, pero el análisis detallado demostró que estaba sano y funcional, con el conjunto habitual de vasos sanguíneos y conductos biliares.
Los investigadores ignoran cómo se produce esta regeneración, pero sospechan que la bacteria de la lepra, de alguna manera, retrasa el reloj del desarrollo en el hígado.
El análisis de la actividad de las distintas partes del ADN de las células hepáticas reveló una imagen más parecida a la de un animal mucho más joven o incluso a la de un feto, cuando el hígado aún se está formando.
La esperanza es que el método pueda aprovecharse para reparar los hígados de las personas que esperan un trasplante, o incluso para revertir algunos de los daños causados por el envejecimiento en otras partes del cuerpo.
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