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El 40% de los cánceres de mama posmenopáusicos están ligados al exceso de grasa

La proporción es mucho mayor que la que se calcula con el índice de masa corporal (IMC) de uso generalizado. Los investigadores afirman que es probable que se haya subestimado el impacto real de la obesidad en el riesgo

Explican cómo la obesidad promueve el cáncer de mama

Representación de cáncer de mama ABC
Rafael Ibarra

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Cerca del 40 % de los casos con receptor de estrógenos positivo (ER+) -el tipo más frecuente- se pueden atribuir a un exceso de grasa corporal (por encima del 40 %). Lo ha visto un estudio publicado la revista 'Journal of Epidemiology and Community Health' y realizado por un equipo del Instituto de Investigación en Ciencias Biomédicas y de la Salud de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria en 12 provincias españolas que ha analizado la relación del cáncer de mama con la obesidad en más de 2.000 mujeres posmenopáusicas.

Esta proporción es significativamente mayor que 1 de cada 10 casos que actualmente se atribuyen al exceso de peso, utilizando la del índice de masa corporal (IMC), e indica que probablemente se ha subestimado el impacto real de la obesidad en el riesgo de cáncer de mama.

Este hallazgo es crucial para planificar estrategias de prevención más efectivas, escriben los investigadores.

El IMC no es necesariamente una medida muy precisa de la grasa corporal, particularmente en mujeres mayores, porque no tiene en cuenta la edad, el sexo ni la etnia, escriben los investigadores.

En el estudio compararon el IMC con el CUN-BAE (Clínica Universidad de Navarra–Estimador de Adiposidad Corporal), una medida validada de grasa corporal que tiene en cuenta la edad y el sexo, en 1.033 mujeres blancas posmenopáusicas con cáncer de mama y 1.143 libres de la enfermedad, pero emparejadas por edad, sexo y región geográfica.

Todas las mujeres que participaron en el estudio formaban parte del proyecto multicéntrico caso-control (MCC)-España, cuyo objetivo es investigar los factores ambientales y genéticos relacionados con los cánceres de intestino, mama, estómago, próstata y la leucemia linfocítica crónica en personas de entre 20 y 85 años.

A las participantes, procedentes de 12 provincias españolas (Asturias, Barcelona, Cantabria, Girona, Granada, Guipúzcoa, Huelva, León, Madrid, Murcia, Navarra y Valencia) se les preguntó sobre posibles factores de riesgo influyentes, incluyendo datos sociodemográficos, estilo de vida e historial médico y reproductivo tanto personal como familiar.

La información sobre su dieta se recopiló mediante un Cuestionario de Frecuencia de Consumo Alimentario validado, compuesto por 140 ítems. También se utilizó un cuestionario autoadministrado para obtener detalles sobre su consumo habitual de alcohol entre los 30 y 40 años de edad.

Grasa corporal

En cuanto a la evaluación de la grasa corporal, se emplearon dos medidas: el CUN-BAE y el índice de masa corporal (IMC).

El CUN-BAE clasifica la grasa corporal en cuatro categorías: menos del 35%, 35%-39.9%, 40%-44.9%, y 45% o más. Por otro lado, el IMC clasifica el peso en las siguientes categorías: menos de 25 kg/m² (peso normal), 25-29.9 (sobrepeso), 30-34.9 (obesidad) y 35 o más (obesidad severa).

El estudio encontró que el IMC promedio fue de 26 en el grupo de comparación y 27 en mujeres con cáncer de mama. El 45% del grupo de comparación tenía un IMC < 25, y la obesidad se presentó en el 20% de ese grupo y en más del 24% de las afectadas. En cuanto al CUN-BAE, el 20.5% del grupo de comparación y el 16% de las mujeres con cáncer tenían valores < 35%. Un CUN-BAE ≥45% duplicaba el riesgo de cáncer en mujeres posmenopáusicas. Se estimó que el 23% de los casos de cáncer se atribuían al exceso de grasa corporal usando IMC, aumentando al 38% con el CUN-BAE, especialmente en casos con receptores hormonales positivos.

Aunque los investigadores señalan que no se pueden establecer relaciones causales a partir de este estudio de casos y controles, reconocen que la fórmula CUN-BAE se calculó con una muestra de personas sedentarias, y que el número de casos de cáncer de mama sin receptores hormonales positivos fue pequeño.

«Los resultados de nuestro estudio resaltan la necesidad de reevaluar cómo medimos el exceso de grasa corporal, particularmente en mujeres postmenopáusicas. Si bien el IMC es el clásico indicador muy predominante en la clínica, quizás sea momento de renovar. El CUN-BAE ofrece una medida más precisa de la grasa corporal empleando información fácilmente disponible como es el peso, la talla, la edad y el sexo. Lo que podría permitir una identificación más precisa de las mujeres a riesgo de desarrollar cáncer de mama e iniciar antes estrategias de prevención», señala la investigadora Verónica Dávila Batista.

Dávila añade que «confiar exclusivamente en el IMC está ralentizando la prevención del cáncer y otras enfermedades relacionadas con la obesidad. Estamos creando una falsa sensación de seguridad y normalizando el sobrepeso. La obesidad es un trastorno metabólico y un estado inflamatorio crónico, cuyas implicaciones van mucho más allá del exceso de peso. Nuestro objetivo debería ser promover una salud metabólica óptima, más que enfocarnos únicamente en el peso».

Los resultados de nuestro estudio resaltan la necesidad de reevaluar cómo medimos el exceso de grasa corporal, particularmente en mujeres postmenopáusicas

Su uso en otros tumores es algo que se está estudiando. «Dado que el CUN-BAE se diseñó para ser un marcador metabólico, es posible que este hallazgo también sea relevante para otros tipos de cánceres sensibles a las hormonas. Pero todavía no ha sido estudiado. Junto con Vicente Martin, de la Universidad de León, hemos enviado está misma semana a revisión un manuscrito similar con el CUN-BAE y el cáncer colorrectal con resultados muy interesante, encontrando diferencias en cáncer de colon izquierdo y derecho».

En su opinión, «el IMC no proporciona una evaluación precisa de la composición corporal, especialmente en mujeres mayores, donde la grasa tiende a redistribuirse y aumentar. El uso de nuevos estimadores, como el CUN-BAE, nos permitiría desarrollar estrategias preventivas más eficaces y personalizadas para reducir el riesgo de cáncer».

En declaraciones a Science Media Centre, Josep Maria Borràs, coordinador científico de la Estrategia en Cáncer del Sistema Nacional de Salud y director del Plan Catalán de Oncología, «el estudio está muy bien diseñado y permite claramente responder a la pregunta planteada. Es interesante y aporta un dato crucial: importa mucho cómo medimos la grasa corporal y cómo está distribuida, y no solo el exceso de peso medido con el índice de masa corporal».

La investigadora destaca que el uso del CUN-BAE para identificar a mujeres con mayor riesgo de cáncer de mama debido al exceso de grasa corporal permitiría ofrecer recomendaciones de prevención más específicas, lo que teóricamente podría reducir la incidencia de cáncer de mama en mujeres postmenopáusicas.

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