¿Por qué las alergias ya están aquí si aún no es primavera?
Desde finales de enero en las consultas conviven gripe, covid, resfriados y alergias
El consejo de los alergólogos para prevenir la aparición de alergias alimentarias
«Hubo un momento a finales de enero que no sabías si estabas ante gripe, covid, otros virus o alergia», asegura en conversación con ABC Ana Carmen Gil, médico de familia y miembro del Grupo de Trabajo de Aparato Respiratorio de SEMERGEN. La doctora ... confirma que esta temporada han convivido al mismo tiempo las patologías respiratorias propias del invierno con una alergia que suele darse más tarde. «El mes pasado hizo mejor tiempo, más calor, y empezaron las floraciones. Hemos tenido cupresáceas (ciprés y arizónicas) un mes por delante», apunta.
Aunque la alergia puede confundirse con otras afecciones respiratorias porque comparten algunos síntomas, hay otros que sirven para cribar: cuando hay picores de nariz y ojos en momentos puntuales, coincidiendo con la exposición al alérgeno; no hay fiebre, el moco es transparente y líquido y la situación no mejora en una semana, hay altas probabilidades de que se trate de un cuadro alérgico.
Si décadas atrás ser alérgico era algo excepcional, ahora es un fenómeno bastante frecuente en las consultas. Cada vez más personas desarrollan sensibilidad. El 25-30% de la población es alérgica a algo y se prevé que en 2050 el 50% lo será en diferentes grados. Hay varias explicaciones para este incremento. La doctora Ana Carmen Gil señala que las plantas generan ahora pólenes más agresivos porque con la contaminación se destruye mucho. Además, las partículas de diesel provocan que la mucosa bronquial esté más expuesta al polen y que este se pegue con mayor facilidad, lo que sensibiliza más al paciente.
Este inicio de año, «como no ha llovido y las temperaturas han sido elevadas, el polen se ha mantenido más tiempo en el aire y en mayor concentración, lo que incrementa la sintomatología y las visitas a urgencias», señala el doctor Sergio José Quevedo Teruel, pediatra alergólogo miembro de la Sociedad Española de Inmunología Clínica, Alergología y Asma Pediátrica (Seicap).
El calor propio de marzo en enero adelantó la polinización de las arizónicas, «con picos muy elevados en Madrid, Córdoba y Sevilla, ciudades donde hay una representación importante de ese polen, que es muy aerovagante, y donde la sensibilidad va creciendo exponencialmente», explica el doctor Juan José Zapata, presidente del Comité de Aerobiología Clínica de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC).
Para los alérgicos, cada vez hay menos meses de paz. Si ahora estamos con las cupresáceas, a partir de marzo-abril comienza la polinización del plátano de sombra, otra especie muy alergénica que puebla las grandes ciudades. «Ahora que ha llovido en algunos sitios, si empieza a hacer sol, se disparará la alergia. Esta semana hay gente que el plátano de sombra ya lo está notando», advierte la doctora Ana Carmen Gil.
De primavera a otoño es época de gramíneas (Trisetum, Dactylis y otras muchas más como malas hierbas que crecen en los bordes de las carreteras, campos de cultivo, descampados, praderas) que son la causa más importante de polinosis en el centro y norte de España.
En mayo y junio es el tiempo del olivo. En el sur de España, en aquellas áreas con extensas superficie de este árbol, como Jaén, Córdoba o Granada, su polen resulta ser la principal causa de polinosis por delante de las gramíneas.
En el litoral Mediterráneo, la que da más problemas es la parietaria judaica, una maleza, que provoca alergia casi todo el año (de marzo a octubre), pero principalmente en primavera. «Antes, la época de alergias estaba muy localizada: empezaba en marzo y terminaba en junio. Ahora hay gente que ya no empieza en marzo la medicación sino en enero. Si se le juntan problemas de hongos y ácaros, está todo el año en tratamiento», comenta la médico de familia.
Nuevas y las que vienen
Las alergias debutan a cualquier edad. Pueden iniciarse ya de adulto porque cuanta mayor es la exposición al alérgeno, mayor es el riesgo. Además, ahora hay más oferta de pólenes, lo que, junto a la contaminación, favorece que los individuos desarrollen sensibilidad. Es el caso de las arizónicas o el plátano de sombra. Eran alergias que no existían, pero en cuanto las ciudades empezaron a llenarse de este tipo de vegetación, que crece bien y requiere poco mantenimiento, se produjo un boom de alergia a su polen.
«Si estamos en una misma localización, con mucha floración de una especie determinada, la exposición repetida durante mucho tiempo puede producir un proceso alérgico», apunta María Teresa Coiras, profesora del área de Ciencias de la Salud de la Universidad Europea.
Al tener distintas épocas de polinización, hay alérgenos ambientales más meses del año y no es raro que el que ya es alérgico a un polen se vaya sensibilizando a otros nuevos.
«En zonas desérticas como Almería, Murcia y Zaragoza, la Amaranthaceae salsola se está colocando en un perfil de sensibilidad importante. Es la segunda causa de alergia en Almería, con una polinización extrema al final de verano», advierte el doctor Juan José Zapata.
Cabe esperar que nuestras ciudades vayan aumentando el catálogo de plantas y por consiguiente el de nuevas sensibilizaciones que ahora no son importantes, pero que pueden tener protagonismo con el tiempo. «Estamos pendientes de cómo van progresando pólenes minoritarios para adelantarnos a los acontecimientos» , señala el doctor Zapata.
Nunca hay que infravalorar una alergia porque son evolutivas. Lo que en un primer año puede afectar solo a la nariz, al año siguiente pasa a la garganta y al siguiente al pecho. «Conviene saber a qué se es alérgico y seguir el tratamiento pautado por el médico para no llegar a desarrollar un asma grave», recomienda la médico de SEMERGEN.
El doctor Quevedo recuerda que es importante mantener el tratamiento preventivo pautado porque, aunque no haya síntomas, la alergia sigue ahí. «Pasó en pandemia que con las mascarillas y saliendo menos a la calle disminuyó la sintomatología y algunos pacientes pensaron que se habían curado. Pero cuando volvieron a la calle, reaparecieron los síntomas». La alergia no se cura, se tratan los síntomas. «El único tratamiento que hay para cambiar el curso de la patología es la inmunoterapia, la 'vacuna de la alergia', que está indicada en algunos pacientes», explica el pediatra alergólogo.
Mantener el tratamiento es crucial porque «una vez que la mucosa se inflama es más trabajoso doblegar la inflamación», avisa el doctor Zapata.
Cómo protegernos
Lo ideal es tener un buen diagnóstico para contar con un tratamiento pautado, saber a qué tienes que evitar exponerte y consultar los niveles de polen diarios. El doctor Zapata aconseja además «ventilar a horas intermedias del día, no poner sábanas a secar fuera, que son captadores de polen; utilizar mascarillas ffp2, cambiar los filtros del aire acondicionado y ducharse cuando se viene de zonas de alta exposición de polen».
Previsión de primavera
Los niveles de polen en la época del año por excelencia de las alergias dependerán de las condiciones climáticas de las semanas previas. Las temperaturas altas en invierno pueden hacer que se adelante la polinización del olivo y las gramíneas. Pero si llueve poco, también habrá menos plantas. Lo que pase en los próximos dos meses será determinante.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete