riesgos del viajero
El alcohol y la presión amenazan el corazón de los pasajeros de un avión
El consumo de alcohol en estas condiciones reduce significativamente la cantidad de oxígeno en la sangre y aumenta la frecuencia cardíaca durante un período prolongado, incluso en personas jóvenes y sanas
Un pasajero británico ebrio acaba detenido por intentar abrir la puerta del avión en pleno vuelo a Alicante
![Parasjero bebiendo en una cabina de avión](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/salud/2024/06/04/avion-alcohol-RHktHdsrB8O5akZzO12er2J-1200x840@diario_abc.jpeg)
La combinación de alcohol y la presión en la cabina a una altitud de crucero puede amenazar la salud cardíaca de los pasajeros que duermen en un avión, especialmente en vuelos de larga distancia, según sugiere un estudio publicado en la revista respiratoria 'Thorax'. Los hallazgos del primer estudio de este tipo indican que el consumo de alcohol en estas condiciones reduce significativamente la cantidad de oxígeno en la sangre (SpO2) y aumenta la frecuencia cardíaca durante un período prolongado, incluso en personas jóvenes y sanas.
Los investigadores compararon a un grupo de 23 personas durmiendo en un laboratorio con otro grupo de 17 personas que lo hacía en una cámara de altura, reproduciendo las condiciones que se dan a unos 2.400 metros sobre el nivel del mar. La combinación de consumo de alcohol e hipoxia hipobárica durante la simulación «redujo la calidad del sueño, puso a prueba al sistema cardiovascular y llevó a una hipoxemia prolongada».
El estudio muestra que cuanto mayor sea el consumo de alcohol, más pronunciados podrían ser estos efectos, especialmente entre los pasajeros mayores y aquellos con condiciones médicas preexistentes. Los investigadores sugieren que podría ser momento de considerar restringir el acceso al alcohol a bordo en vuelos de larga distancia.
La presión atmosférica disminuye exponencialmente con la altitud, causando una caída en el nivel de saturación de oxígeno en sangre hasta alrededor del 90% en pasajeros sanos a altitud de crucero. Una caída adicional de la SpO2 por debajo de este umbral se define como hipoxia hipobárica, una condición de bajo oxígeno en sangre.
El alcohol relaja las paredes de los vasos sanguíneos, aumentando la frecuencia cardíaca durante el sueño, un efecto similar al de la hipoxia hipobárica. Los investigadores querían descubrir si la combinación de alcohol y presión en la cabina a altitud de crucero podría tener un efecto aditivo en los pasajeros que duermen.
El estudio asignó aleatoriamente a 48 personas de entre 18 y 40 años a dos grupos. La mitad fueron asignadas a un laboratorio de sueño en condiciones normales de presión del aire (nivel del mar) y la otra mitad a una cámara de altitud que imitaba la presión de la cabina a una altitud de crucero (2438 m sobre el nivel del mar).
Proceso reversible
Doce personas de cada grupo durmieron 4 horas sin haber bebido alcohol, mientras que otras 12 durmieron 4 horas después de haber bebido alcohol durante una noche. El proceso se revirtió tras dos noches de recuperación.
Los participantes bebieron el equivalente a 2 latas de cerveza (5%) o 2 vasos de vino (175 ml, 12%) en vodka puro a las 23:15 horas, y se monitorizaron continuamente su ciclo de sueño, SpO2 y frecuencia cardíaca hasta las 4 de la mañana.
El análisis final incluyó los resultados de 23 personas en el laboratorio de sueño y 17 en la cámara de altitud. Los resultados mostraron que la combinación de alcohol y presión simulada en la cabina a una altitud de crucero provocó una caída en la SpO2 a un promedio de poco más del 85% y un aumento compensatorio en la frecuencia cardíaca a un promedio de casi 88 latidos por minuto durante el sueño.
Comparativamente, aquellos que dormían en la cámara de altitud sin alcohol mostraron una SpO2 de poco más del 88% y una frecuencia cardíaca de poco menos de 73 latidos por minuto. En el laboratorio del sueño, las cifras para aquellos que bebieron alcohol fueron una SpO2 de poco menos del 95% y una frecuencia cardíaca de poco menos de 77 lpm, mientras que los que no bebieron alcohol mostraron una SpO2 de poco menos del 96% y una frecuencia cardíaca de poco menos de 64 lpm.
Los niveles de oxígeno por debajo del umbral clínicamente saludable (90%) duraron 201 minutos con la combinación de alcohol y presión de cabina simulada, en comparación con 173 minutos sin alcohol y 0 minutos en condiciones normales de laboratorio de sueño.
Además, el sueño profundo (etapa N3) se redujo a 46,5 minutos bajo la exposición combinada de alcohol y presión de cabina simulada, comparado con 84 minutos con alcohol y 67,5 minutos sin alcohol en el laboratorio de sueño. El período de sueño REM también fue más corto entre los expuestos a la hipoxia hipobárica y al alcohol, ambas fases son cruciales para la recuperación del sueño.
Los investigadores reconocen el pequeño tamaño de la muestra y que los participantes eran jóvenes y sanos, lo que no refleja a la población general. Además, los participantes durmieron en posición supina, un lujo normalmente permitido solo a quienes vuelan en primera clase, por lo que los hallazgos podrían no aplicarse igual a la mayoría de los pasajeros de clase económica.
Sin embargo, concluyen que «estos resultados indican que, incluso en individuos jóvenes y sanos, la combinación de ingesta de alcohol con el sueño en condiciones hipobáricas supone una tensión considerable para el sistema cardíaco y podría exacerbar síntomas en pacientes con enfermedades cardíacas o pulmonares». Estos efectos podrían ser mayores en personas mayores, sugiriendo que «los profesionales, pasajeros y tripulación deben ser informados sobre los riesgos potenciales, y podría ser beneficioso considerar modificar las regulaciones para restringir el acceso a bebidas alcohólicas a bordo de los aviones».
En declaraciones a Science Media Centre, Esteban Ortiz Prado, profesor e investigador en la Universidad de las Américas (Ecuador), matiza que a pesar de que los hallazgos son interesantes y provienen de un modelo experimental bien realizado y controlado, «es crucial interpretarlos con cautela. Sacar este estudio de contexto podría causar alarma innecesaria entre los pasajeros, llevándolos a evitar el consumo moderado de alcohol durante los vuelos, cuando en realidad, con una adecuada alimentación, este consumo moderado no debería representar un riesgo significativo para la salud» ».
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete