Neurocosmética: La conexión entre la piel y el cerebro
La nueva cosmética profundiza en la relación entre el sistema nervioso y la dermis
En los últimos años cada vez se está utilizando más la neurocosmética en los cuidados de la piel. La relación entre el órgano más grande del cuerpo y el cerebro, que proviene del mismo tejido embrionario, es lo que ha dado pie al ... nacimiento de esta rama de la cosmética encargada de estudiar las conexiones que se establecen entre la dermis y el sistema nervioso con el fin de mejorar el bienestar cutáneo. «Con el término neuro nos referimos al impacto que podemos hacer con la cosmética sobre el sistema neurosensorial cutáneo», expone Antonio Ferrer, director de el Instituto de Investigación, Desarrollo e Innovación en Biotecnología Sanitaria de Elche (Idibe), que pertenece al Instituto de Investigación de la Universidad Miguel Hernández.
La investigación de las implicaciones del sistema neurosensorial en las afecciones cutáneas y su aplicación en productos neurocosméticos dirigidos a personas con pieles sensibles o con algún tipo de problema dérmico es el objeto de estudio del Idibe desde hace varios años.
Las terminaciones nerviosas que se encuentran en la dermis actúan como receptoras de estímulos externos y son las responsables del sistema sensorial dérmico . Gracias a estas terminaciones, notamos cuando hace frío, calor o si algo nos duele. Según el director del instituto el objetivo es asociar el efecto del cosmético con el medio ambiente y con las sensaciones que genera sobre nuestra piel. «El producto explora todos los estímulos e informa al cerebro sobre si son placenteros o peligrosos», comenta. Esto ocurre porque el sistema neurosensorial cutáneo está en una «íntima» conexión con las células que forman parte de la piel.
Además, en las pieles con tendencia atópica , que normalmente sufren inflamación, este sistema neurosensorial juega un papel clave. Tradicionalmente, la única solución que existía para paliar las molestias derivadas de problemas dérmicos graves eran los corticoides. Para que se entienda, Ferrer hace un símil con el tráfico. «Mientras que se utilizan los corticoides se corta el ‘tráfico’ y no hay problema, pero cuando se retiran éste vuelve y con él los rebrotes intensos», asegura. Esto ocurre porque este tipo de medicamentos, que son potentes antiinflamatorios e inmunosupresores, eliminan la comunicación entre el sistema inmunitario y el sistema nervioso, según explican desde la institución.
El inconveniente es que su uso continuado genera problemas a nivel de la estructura de la piel. «A través de una investigación probamos a hacerlo al revés, reduciendo la estimulación que hace el sistema nervioso sobre el sistema inmunitario», asegura Ferrer. De esa manera nació un producto tópico que lanzaron a principios de año, Nocisens. Actúa en las terminales epidérmicas calmando o reduciendo la información que llega del sistema nervioso y dejando de estimular al sistema inmune para que se produzca una reducción del proceso inflamatorio. «Son productos mucho más inertes con la piel», afirma Ferrer.
El experto explica que lo hacen sin eliminar el sistema inmune , de esta manera se evitará el uso de corticoides y sus posibles consecuencias, como los rebrotes.
Originalmente comenzaron a formular las cremas con capsicum, un género de planta nativa de regiones tropicales y subtropicales de América. Ferrer manifiesta el problema que tienen :«Quema mucho en el momento de aplicación y esto hace que los pacientes dejen de echársela porque les abrasa más de lo que les calma». Por eso, desde el instituto pensaron en este problema y le quitaron la propiedad de abrasión a la molécula causante del efecto. Aun así, Ferrer recuerda que el producto no deja de ser un cosmético. «Cuidará la piel, pero no es un medicamento . Este producto es para problemas dérmicos leves», aclara. En el caso de las enfermedades cutáneas que sean «una condición» el director recomienda acudir al médico, que aportará una solución y le recetará al paciente el medicamento que necesite.
Las emociones y la piel
En situaciones en las que hay estrés severo emocional la piel sufre, y por ende, los brotes aumentan. La similitud en procesos de respuesta y la comunicación entre el cerebro y la piel explica cómo el estrés psicológico puede desencadenar o empeorar el desarrollo de desórdenes dermatológicos. Hay datos que evidencian que el estrés puede afectar negativamente la permeabilidad de la piel, lo que empeora su equilibrio y función de barrera natural.
«Cuidar las sensaciones de la piel que te dan una emoción positiva también es importante», recalca Ferrer. Es por eso que el producto desarrollado por el Idibe, actúa sobre el sistema neurosensorial cutáneo fortaleciendo la piel y mejorando las sensaciones incómodas típicas de las pieles sensibles y con tendencia atópica. En definitiva, busca mitigar las reacciones de la piel y prevenir su reaparición.
«Se podría utilizar en todas las situaciones que producen prurito, incluidas las picaduras de mosquitos , o aquellas en las que la piel tiene una sensibilidad extrema», indica Ferrer. Desde el instituto han comenzado a probarlo en pacientes que se están sometiendo a un tratamiento de quimioterapia, que a veces es causante de hipersensibilidad en las extremidades . «Son muy molestas para los pacientes. Hemos comenzado este estudio para mejorar la calidad de vida de estas personas», reseña Ferrer.
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