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Una pareja se prepara para tener hijos gastando casi 7.000 euros en 13 bebés hiperrealistas

Gracias a esta práctica, los cónyuges han ganado la confianza necesaria para enfrentarse a la paternidad

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La pareja canalizó su deseo de ser padres invirtiendo una gran cantidad de dinero en una colección de 13 bebés hiperrealistas RAFAEL CARMONA

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La paternidad es un viaje transformador, una montaña rusa de emociones que desafía incluso a los más experimentados. Pero para los padres primerizos, ese viaje es un territorio completamente nuevo y desconocido. La llegada de un bebé marca el comienzo de un capítulo que trae consigo una mezcla abrumadora de alegría, amor, ansiedad e inexperiencia. Sin embargo, una pareja del sur de Inglaterra ha decidido no esperar a tener un hijo para aprender a ser padres y ha invertido la asombrosa cantidad de 6.000 libras, casi 7.000 euros, en una colección de bebés hiperrealistas, conocidos como muñecos reborn, con los que practicar.

En medio de la incertidumbre y el aislamiento causado por la pandemia, la pareja canalizó su deseo de ser padres invirtiendo una gran cantidad de dinero en una colección de 13 bebés hiperrealistas. Jess Ellis, de 27 años, y su prometido, Avery Raassen, de 33 años, se han sumergido en este mundo único, cambiando pañales y paseando cochecitos como parte de su preparación para su futura paternidad.

La historia de esta pareja comenzó en mayo de 2020, cuando Jess, residente de Plaistow, Inglaterra, adquirió su primera muñeca reborn por 250 libras, 290 euros, en medio de la pandemia generada por el Covid-19. Rebecca, una muñeca hiperrealista de un mes, marcó el comienzo de una creciente obsesión que los llevó a expandir su 'familia'. En noviembre de 2020, se unió Sam, un 'recién nacido', que tenía un precio de 560 libras, 648 euros.

Los nuevos miembros de la 'familia'

A Rebecca y Sam le siguieron, en un periodo de tres años, once muñecas más: June, otro bebé de un mes; Brooklyn, de ocho meses; Manuela, Zain, Lilly, Annalese, Aria, todos recién nacidos; Charlie, de un año; Pippa, también de un año; y otra muñeca llamada June, esta vez de cuatro años. El gasto total de la colección de 13 muñecas de Jess ascendió a 6.000 libras y su adquisición más costosa, Cookie, que imita a un bebé prematuro, tuvo un precio de 1.700 libras, unos 1.970 euros.

Por su parte, su prometido, Avery Raassen, pastelero de profesión, apoya completamente la inusual afición de Jess e incluso se involucra en cuidar a los 'bebés', vistiéndolos y cambiándoles los pañales, encontrando una gran satisfacción y ayuda en la colección de muñecos de su prometida.

Jess, que trabaja en recursos humanos, explica: «Siempre me han encantado los bebés; hay algo muy relajante en tener un bebé en brazos». Además, asegura que estos muñecos le brindan un gran consuelo: «Poder sostener a un recién nacido es realmente especial. Me encanta mirarlos y, sí, a veces puedes mirar muy rápidamente y engañarte pensando que son reales. Es muy terapéutico sostenerlos, si estás estresado o ansioso, es muy relajante. De alguna manera, te ayudan a prepararte para ser padre».

Gracias a esta práctica, Avery, quien antes no había tenido experiencia con bebés reales, ha ganado confianza para enfrentarse a este gran reto a través de su interacción con las muñecas. Sin embargo, Jess sostiene que comprende la diferencia entre las muñecas y los bebés reales y revela: «También reconozco que estos no son bebés reales y a menudo los dejo en lugares donde definitivamente no deberías dejar a un bebé real, como una mesa o un sofá».

La 'paternidad' como forma de superación de la ansiedad

Por otro lado, la pareja ha confesado que esta actividad les ayudó a superar la ansiedad durante la pandemia. «Durante la pandemia me sentí muy, muy ansiosa por salir de casa, por lo que mi prometido me compró el cochecito para animarme a salir», reveló Jess, a lo que añadió: «Funcionó muy bien y después de unos meses pude salir sola sin el cochecito. Todavía los saco de vez en cuando porque es muy divertido empujar el cochecito». Asimismo, Jess reveló que estos muñecos son una especie de «placebo para ayudar con la fiebre del bebé», que les permite explorar la experiencia de cuidar a un niño sin la inmensa responsabilidad que conlleva tener uno.

A pesar de las distintas reacciones de familiares y amigos ante su inusual afición, Jess ha encontrado apoyo y comprensión en algunos de sus seres queridos. Su madre, Nicky, la apoya y su padre, Andrew, aunque lo encuentra extraño, está orgulloso de que Jess haga lo que quiere sin sentir vergüenza.

Una afición que se convierte en forma de vida

Por último, la afición de Jess por estas muñecas ha llegado a tal punto que incluso ha creado y vendido sus propias muñecas reborn de manera 'online'. En aproximadamente tres semanas de trabajo intermitente, ha producido alrededor de 14 muñecas y las ha vendido por algo menos de 200 libras cada una, ganando 2.000 libras en total, unos 2.300 euros.

En ese sentido, la joven confiesa: «Quería ver si podía crear algunas bastante realistas. Tengo un kit donde me envían todo lo necesario para hacer una muñeca». Con su creciente colección y una habilidad artística emergente, Jess y Avery siguen explorando el mundo único de los muñecos reborn mientras mantienen su deseo de un día abrazar a su propio bebé.

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