Si eres de los que le habla a tu mascota como si fuese humana, esta es tu personalidad según la psicología
Varios estudios dan cuenta de los beneficios de hablar a solas o con las mascotas
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Para muchas personas las mascotas son parte de la familia. No es raro escuchar a alguien decir que su perro es como un hijo, o incluso celebrar su cumpleaños. El extremo llega al punto de que hay quienes mantienen conversaciones completas con sus mascotas. Pero, ¿es esto normal?
Esta es la pregunta que se ha hecho el aficionado a la psicología Lachlan Brown, que en una entrada de su blog ha reunido varios estudios sobre el tema y ha explicado su propia historia personal con su perro. Según cuenta, después de leer toda la evidencia escrita sobre el tema, ha llegado a la conclusión de que hablar con las mascotas puede revelar ciertos rasgos psicológicos en las personas.
Empatía, inteligencia emocional y aceptación de la soledad
Uno de los rasgos principales que ha detectado es la empatía. Las personas que hablan con sus mascotas parecen tener una capacidad especial para conectar con ellas. Pueden notar cuando están felices, nerviosas o tristes y actúan en consecuencia. Esto no se limita a los animales y se ve reflejado en su relación con otras personas.
Otro aspecto destacado es la inteligencia emocional. Según Brown, quienes acostumbran a hablar con sus mascotas suelen ser muy conscientes de sus propias emociones y saben gestionar las de los demás. Esta habilidad, según el psicólogo Daniel Goleman, se desarrolla desde la infancia a través de pequeñas interacciones con el entorno.
A estos rasgos se suma la comodidad con la soledad. Brown explica que, cuando pasaba por momentos difíciles, su perro le servía de apoyo y le hacía sentir menos solo. Este comportamiento es común en quienes encuentran en sus mascotas una fuente de compañía, lo que les permite disfrutar del tiempo a solas.
Creatividad, cuidado y autenticidad
Otro punto interesante que señala es la creatividad. Hablar con un animal, aunque parezca algo tonto, se parece mucho a la costumbre de hablar solo, un hábito que, según la Universidad de Chicago, estimula la función cognitiva. Este tipo de interacción permite a las personas verbalizar sus pensamientos y encontrar soluciones a problemas con mayor facilidad, funcionando como una especie de lluvia de ideas en solitario.
Otro rasgo común es la inclinación hacia el cuidado y la protección. Estas personas suelen disfrutar del papel de cuidadores, no solo con sus mascotas, sino también en su entorno social. Se preocupan por los demás y buscan su bienestar, lo que refuerza su tendencia a establecer vínculos cercanos y afectivos.
Por último, Brown menciona la autenticidad. Hablar con una mascota permite expresar pensamientos y emociones sin miedo al juicio, lo que ayuda a reforzar la identidad personal. En estos momentos de interacción, las personas se muestran tal como son, sin filtros ni pretensiones.
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