Dos carniceros comparan el sabor y el precio del pollo amarillo y el blanco: «Si te las vas a comer así...»
El pollo es uno de los tipos de carne más populares y consumidos en nuestro país, pero ¿hay diferencia entre unos tipos y otros?
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Dentro de los tipos de carne y de proteína que podemos incorporar en nuestra dieta habitual, el pollo está presente para muchas personas.
Su gran disponibilidad en el mercado junto con la versatilidad al prepararlo y el aprovechamiento que se puede hacer del ave, conforman las características para que sea una de las comidas más comunes en nuestro país.
Tal como afirma la nutricionista Anna Vilarrasa desde 'Mejor con salud', la carne de pollo «es ligera, con un alto contenido en proteínas y baja en grasa. Además, aporta interesantes vitaminas y minerales. Se clasifica como un tipo de carne magra, pero para ello es imprescindible y recomendable retirar la piel».
Dentro de los nutrientes que aporta destacan sus proteínas de alto valor biológico que aportan todos los aminoácidos esenciales que el cuerpo no fabrica en las cantidades ideales. También el hecho de que tenga menos grasa que las carnes rojas y las procesadas, aportando omega 6 y 3, vitaminas como la B12, B6 y B3, además de un pequeño porcentaje de hierro, zinc, selenio, fósforo y muy poca cantidad de sodio.
«El pollo se clasifica como un tipo de carne magra, pero para ello es imprescindible y recomendable retirar la piel»
Anna Vilarrasa
Nutricionista
Todas estas características hacen que el pollo sea un alimento ideal para una dieta sana y podamos incorporarlo con facilidad en nuestra alimentación semanal, alternándolo con otras fuentes de proteína y combinándolo con el resto de nutrientes que tienen otras comidas como la verdura, la fruta, el pescado, el pan integral, las hortalizas, las semillas, etcétera.
Sobre el pollo hay algunas cosas a tener en cuenta, como el lugar del que procede y cómo son tratados los animales para criarlos y poder consumirlos después. Así, en el supermercado encontramos a menudo que hay dos tipos de pollo: el blanco y el amarillo. Sobre el primero sabemos que es más barato y que sus condiciones de crianza y alimentación pueden no ser las más óptimas, mientras que el amarillo se suele llamar 'de corral' y puede estar en una semilibertad en la que criarse, además de alimentarse con maíz habitualmente.
La opinión de unos carniceros sobre el pollo blanco y el amarillo
Para hacer una comparativa práctica entre ambos, los carniceros de Etxezarreta han comprado un pollo blanco y otro amarillo y han preparado las alitas de cada uno de ellos al horno para probarlas y comprobar qué diferencias han entre ellas. Antes de hincarles el diente, una de las primeras diferencias que nombran es el precio, indicando que el pollo amarillo cuesta casi el doble que el blanco y lanzan la siguiente pregunta: «¿Merece la pena pagar más por comer alitas amarillas y no blancas?»
Mientras cortan el pollo en crudo, los carniceros ya notan algunas distinciones entre uno y otro, pues el que parte el amarillo dice que le cuesta más encontrar la coyuntura para sacar las alitas: «El pollo amarillo de grano es más consistente en todo... La carne, huesos, articulaciones, todo», comenta uno de ellos, a lo que añade: «En principio, el pollo amarillo suele estar mejor alimentado, tiene un crecimiento más lento también», indica en comparativa con el blanco.
Después de echarles algo de sal y pimienta, concinan las alitas de ambos tipos de pollo al horno y, una vez las van probando, este es el veredicto: «Se nota la diferencia en la textura, en la consistencia... Me gustan más las amarillas. Está tierno, tiene más sabor», algo en lo que coinciden ambos, aunque uno de los carniceros dice que las blancas también están ricas.
Así, su conclusión es que sí hay diferencia de sabor y de textura entre el pollo blanco y el amarillo, expresando uno de ellos que come las amarillas «más agusto sabiendo que ellos han comido mejor también». Al final, resumen que todo dependerá de si nos merece la pena el precio por cómo vayamos a tomar esas alitas: «Si te las vas a comer así sin nada se nota, si te las vas a comer con salsa barbacoa y no seé qué y maceradas, pues entonces ya te coges las blancas y salen más baratas», sentencian.
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