El café que se vende en España y está prohibido en Europa: muchos lo compran
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El café despierta los sentidos desde el primer sorbo, pero su magia comienza mucho antes, en el instante en que su aroma invade el aire, evocando mañanas llenas de energía o tardes acompañadas de una buena conversación.
En cada taza hay una historia: tierras lejanas, manos trabajadoras y un tostado que transforma simples granos en elixir oscuro. Sin embargo, en España, el café tiene un protagonista controvertido: el torrefacto, un tipo de café que está prohibido en la mayoría de Europa pero que aquí sigue siendo parte del día a día.
¿Qué hace tan especial y, a la vez, tan cuestionado al café torrefacto? Este café, que se distingue por un proceso de tostado con azúcar, tiene su origen en una tradición destinada a preservar los granos en épocas de escasez.
Al añadir azúcar durante el tostado, los granos adquieren una capa oscura y brillante que, según algunos, potencia su sabor y los protege de la humedad. Sin embargo, no todo es positivo.
En el programa 'TardeAR' de Ana Rosa Quintana en Telecinco, se explicó detalladamente en qué consiste el torrefacto y por qué genera controversia: «Es un café prohibido en Europa, pero que aquí en España seguimos consumiendo y que además nos gusta mucho», señalaron.
Durante un experimento, se mostró cómo el torrefacto, al ser tostado con azúcar, produce una infusión mucho más oscura que el café natural. Este color intenso no es casualidad, ya que, como mencionaron, «es un producto quemado porque está tostado con azúcar, lleva acrilamida, que es un componente cancerígeno».
La acrilamida, una sustancia química que se forma en alimentos sometidos a altas temperaturas, es una de las principales razones por las que el torrefacto está prohibido en otros países europeos.
Según los expertos, este compuesto puede aumentar el riesgo de cáncer, especialmente si se consume en grandes cantidades. Sin embargo, en España, la tradición y el gusto por este café oscuro y de sabor intenso han mantenido su popularidad.
Distinguir un café torrefacto de uno natural es sencillo: basta con observar la infusión. El torrefacto genera un líquido más opaco y oscuro, lo que puede resultar atractivo para algunos, pero también indica la presencia de los residuos de azúcar quemado. Si bien su consumo sigue siendo legal en España, muchos cafés de alta gama lo han descartado en favor de opciones 100% naturales.
El café torrefacto es una paradoja: amado y criticado a partes iguales. Para quienes disfrutan de su intensidad, es un gusto adquirido; para otros, un recordatorio de cómo la tradición puede chocar con la salud. La decisión de consumirlo, como siempre, queda en manos del paladar y la conciencia de cada uno.
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