Ya sabéis que soy un total defensor de los alimentos de temporada. Considero como la mejor opción el consumir los productos que nos ofrece la huerta, el mar o la granja, en el momento en que están en su esplendor, tanto en calidad como en cantidad.
Pues lo mismo me ocurre con las recetas, me encanta preparar los platos propios de cada momento del año dependiendo de los mejores ingredientes, entre ellos, uno muy importante, el tomate.
“¡Toma tomate, tómalo, ía, ía, o!”
¿Quién no ha cantado y jugado a las palmas así? Sin embargo, ahora, con la perspectiva que da el paso del tiempo, he de reconocer que el mensaje traspasaba el inocente juego infantil.
Yo he crecido con esa cantinela interiorizada y pienso que quien la popularizó tenía una intención muy clara: promover el consumo de tomate entre los más pequeños (¡además de entretener, claro!). Lo cierto es que introducir este alimento en la dieta desde bien temprano puede resultar beneficioso tanto para la salud como para el futuro comedor o comensal.
Porque aunque cuando jugábamos a las palmas todavía no éramos conscientes de ello, el tomate posee numerosos beneficios para nuestro cuerpo y, además, está presente en la gran mayoría de nuestras recetas diarias.
¿Sabemos qué es el tomate?
Pero empecemos por el principio. ¿Sabemos qué es el tomate? El tomate es una fruta que, a diferencia del resto de frutas, que por lo general asociamos al postre, aperitivo, merienda, a algo dulce, se utiliza, principalmente en platos salados de nuestra cocina.
Tiene un sabor agridulce debido a la pequeña cantidad de azúcares simples y a algunos ácidos orgánicos, como el cítrico y el málico, responsables de que resulte apetitoso y digestivo. Procede del continente americano, concretamente de Perú. En Europa comenzó a cultivarse para su consumo a finales del siglo XVIII.
Hoy existe una gran variedad de tomates en el mercado: cherry, raf, kumato, pera, corazón de buey, de colgar… Se han desarrollado en torno a 20.000 variedades con distintas formas, colores e incluso aromas. Aunque como dice mi madre, “ninguno sabe como el de casa”.
Beneficios del tomate
Son tantas las variedades del tomate como sus beneficios. No es extraño que la OMS recomiende su consumo.
Empecemos por exponer su valor nutricional. Después traduciremos todas esas propiedades en beneficios directos para el consumidor. Podemos decir que 100 gramos de tomate contienen:
- 22 kilocalorías
- 1g proteínas
- 0,11g grasas totales
- 11mg Calcio
- 0,6mg Hierro
- 0’11mg Vitamina A
- 18mg Vitamina C
- 0’11mg Vitamina B6
- 1’2mg Vitamina E
- 3,5g Hidratos de carbono
- 1,4g Fibra
- 94g Agua
- 10mg Magnesio
- 0,22mg Zinc
- 3mg Sodio
- 290mg Potasio
- 27mg Fósforo
¡Y todo eso en tan solo 100 gramos de tomate! Hablamos, por tanto, de un alimento muy completo a nivel nutritivo. Pero, a todo esto, hay que añadir o desgranar ahora los beneficios que todos estos valores aportan a nuestro cuerpo y nuestra salud.
Protege la vista
Al igual que la zanahoria, el tomate contiene Vitamina A, una vitamina que se conoce también como retinol, ya que favorece la buena visión, especialmente cuando hay poca luz, y protege nuestros ojos de sufrir diversas enfermedades.
Evita el envejecimiento
Además, la vitamina A junto con las grandes propiedades antioxidantes del tomate, es un remedio natural contra el envejecimiento. Nos ayuda a mantener los dientes, los tejidos blandos y óseos, las membranas mucosas y la piel sanos.
Mejora la circulación
El hierro que contiene el tomate es importante. Este micromineral es fundamental en el transporte de oxígeno y, por tanto, el buen estado de la circulación sanguínea, por lo tanto su consumo ayuda a prevenir enfermedades cardiovasculares. El potasio, por ejemplo, es ideal para regular tensión arterial y evitar el peligro asociado a las enfermedades isquémicas.
Por otro lado, el licopeno presente en los tomates regula los niveles de colesterol malo (LDL), por lo tanto, reduce el nivel de triglicéridos en la sangre.
Facilita el tránsito intestinal
El alto contenido en fibra del tomate lo convierte en un aliado perfecto para las personas que padecen estreñimiento. En este sentido, previene muchas enfermedades relacionadas con los órganos gastrointestinales.
Evita la retención de líquidos
El tomate es diurético: contiene potasio y bajos niveles de sodio. Estos componentes favorecen la eliminación de toxinas y evitan la retención de líquidos.
Antioxidante
Su rico contenido en vitamina E y licopeno lo convierten en un magnífico antioxidante. Esto quiere decir que protege de manera eficaz nuestra salud, cuida nuestro organismo y previene enfermedades graves como el cáncer, el infarto de miocardio, el ictus, algunos procesos neurodegenerativos o el sistema inmunológico.
El tomate en la alimentación (saludable)
Al igual que sus múltiples propiedades y beneficios, el tomate es un alimento muy versátil que puedes consumir de infinidad de maneras. De hecho, el consumo diario de tomate mejora nuestra salud, pero también nuestros platos. El tomate se puede consumir crudo, pero también en otras recetas. Se puede cocinar de muchas maneras distintas: frito, al vapor, guisado o al horno.
Ésta es la mejor manera para concentrar su sabor y mantenerlo jugoso. De hecho, cuando cocinamos el tomate se potencia aún más su poder antioxidante. Por eso las fuentes más abundantes de licopeno son los purés, las salsas y los concentrados, sobre todo si se elaboran con tomates maduros de temporada y aceite de oliva, que favorece su absorción.
La forma de consumo del tomate crudo más habitual es en ensalada. El tomate queda bien con la cebolla, el apio, las aceitunas, pero también con la berenjena y el ajo. Si lo mezclamos con pepino, pimiento, patata o aguacate potenciaremos su cualidad refrescante. Pero es muy común también comer el tomate solo, aliñado con sal, aceite y, a veces, vinagre.
Otra forma de tomar el tomate crudo es restregado o untado en pan (a veces con ajo) y regado con un buen aceite de oliva virgen extra. Además de con el orégano, el tomillo o la albahaca, el tomate resulta especialmente delicioso con unas hojitas de cilantro fresco. También va bien con sabores picantes. Así es como se suele preparar en los países de origen.
Nuestras mejores recetas con tomate
Entre las recetas cocinadas que más elaboramos en el día a día están los guisos, como el que acompaña a nuestras albóndigas con tomate, el tradicional guiso de carne o por supuesto, una gran cantidad de recetas con pescado como el bonito en tomate.
No nos podemos olvidar de las salsas, los zumos, o la sopa de tomate o los distintos tipos de sopas frías con tomate, como el gazpacho o el salmorejo. En estos casos deberemos utilizar el azúcar como aliado para combatir la acidez propia del tomate.
Nos olvidéis que en algunas recetas debemos emplear el tomate pelado. Para ello tenemos nuestro rechuconsejo de cómo pelar tomates, súper fácil.
Un consejo más: para conservar mejor tus tomates, almacénalos a temperatura ambiente y protégelos de la luz. No es recomendable meterlos en el frigorífico ya que ahí pierden su aroma.
Categorías: Actualidad gastronómica Aprende a cocinar Recetas de verduras y hortalizas
¿Hay algo más bueno que el tomate? Y mira que ofrece opciones de cocinarse!! Gracias por compartir todas las variedades! Un abrazo
Carla
El origen como especie proviene de los Andes bajos (noroeste de Suramérica), de Centro- y Norteamérica; y como alimento para su consumo fue cultivado por los Méxicas quienes lo nombraban en náhuatl como «xïctomatl» (fruto con ombligo); de esa expresión (-tomatl) deriva «tomate».