El sándwich mixto es el más famoso del mundo. Para desayunar, a veces para comer, de merienda, para cenar con amigos o de madrugada, al volver a casa después de una larga noche de fiesta… Todos esos momentos podrían tener un denominador común: el sándwich mixto.
Algo tan (aparentemente) sencillo como dos rebanadas de pan de molde con jamón york y queso pasados por la plancha es, al mismo tiempo, uno de nuestros bocados preferidos (e inflaibles) de todos los tiempos y en cualquier momento.
Tres ingredientes: pan, jamón cocido y queso, que, a menudo, representan la felicidad más básica y accesible.
Tanto es así que el sándwich mixto tiene incluso su propio día mundial: se celebra el 12 de abril.
Pero, ¿sabemos cuál es su historia? ¿Cómo y cuándo surge el sándwich mixto?
Origen del sándwich (mixto)
Empecemos por el origen etimológico del sándwich. Según el diccionario de la real Academia Española, un sándwich es un “emparedado hecho con dos rebanadas de pan de molde entre las que se coloca jamón, queso, embutido, vegetales u otros alimentos”.
Pero encima del significado de sándwich, la RAE ya nos da la clave, la pista para remontarnos a los orígenes del sándwich. De procedencia inglesa, la real academia nos introduce un nombre propio: el de John Montagu (1718-1792), cuarto conde de Sandwich.
Las islas Sandwich ponen, de este modo, nombre al protagonista de este artículo. Y hasta allí, hasta las islas Sandwich en el siglo XVIII se remonta la historia de este sencillo bocadillo. Cuentan que la pasión del Conde de Sandwich por los juegos de naipes lo habría llevado a descuidar las comidas.
Preocupados por ello, sus criados se las ingeniaron para prepararle alimentos que pudiera comer sin dejar de jugar a las cartas. De este modo, el conde se acostumbró a utilizar dos rebanadas de pan para evitar mancharse los dedos con el fiambre y las carnes frías que le servían para comer, lo que le permitía satisfacer su apetito sin dejar de jugar como un verdadero caballero británico.
Historia del sándwich mixto
Pero existen otras teorías sobre la historia del sándwich mixto, concretamente. Se trata del “ham and cheese sandwich” (sándwich de jamón y queso), un “invento” que aparece, según los estadounidenses, en los estadios de béisbol de Nueva York a finales del siglo XIX.
Eran, dicen, el único tipo de comida a la venta allí durante los partidos. Se empezaron a comercializar incluso antes que los”hot dogs”, los famosos perritos calientes que hoy se venden en cada esquina de la ciudad que nunca duerme.
El sándwich cubano
Otros historiadores se remontan a los años 30 para señalar al sándwich mixto como una versión del sándwich cubano, elaborado con queso, carne de cerdo y jamón, además de con pepinillos y mostaza.
En aquella época, a principios del siglo XX, esta comida, hipercalórica, se hizo popular en la isla. Una idea que tuvo tanto éxito que llegó hasta Florida.
A día de hoy dos ciudades de ese estado, Tampa y Miami, siguen enfrentadas por la autoría del famoso bocadillo. Lo cierto es que parece que es de Cuba de donde procede el nombre de mixto.
El croque monsieur
En Europa, situamos el origen del sándwich mixto en Francia. Se hizo popular en 1910 bajo el nombre “croque-monsieur” que se traduce como “señor crujiente”.
Se trataba de un sándwich elaborado al horno con el fin de conseguir que quedara crujiente. Aunque, a diferencia de lo que nosotros conocemos como sándwich mixto, el “croque.monsieur” está cubierto con bechamel (y horneado, como decíamos).
En España, durante la época de los cafés literarios y sus habituales tertulias del siglo XIX, fueron las cafeterías de Madrid y Barcelona las que introdujeron el sándwich mixto. Con él comenzaron a sustituir las tostadas que acompañaban los cafés con leche.
Es muy probable que la introducción del sándwich mixto en España provenga de los españoles de Cuba, aunque no podemos asegurarlo por falta de datos.
El biquini o bikini
En las cafeterías de Cataluña se denomina a este tipo de sándwich como biquini o bikini, pero no por su relación con el traje de baño de dos piezas, sino por el nombre de una sala de bailes abierta en 1953, la Sala Bikini de la Diagonal de Barcelona, donde era su bocadillo especial.
La sala y el bocadillo se pusieron tan de moda en aquella época que su nombre se extendió a toda la ciudad.
A finales del siglo XX, el sándwich mixto estaba ya tan instaurado en nuestro país que incluso muchas compañías de alimentos procesados comenzaron a comercializarlos en packs, refrigerados y listos para preparar en la plancha.
Cómo hacer un buen sándwich mixto
Pero no todos los sándwich mixto son perfectos. Conseguir un sándwich mixto exquisito tiene truco. El hecho de que se trate de un plato sencillo no quiere decir que se pueda preparar de cualquier manera.
Es más, no sé a vosotros, pero a mi me saben siempre mejor los sándwich mixtos de la cafetería que los que preparo en casa… debe ser por las múltiples sustancias que acumulan sus planchas…
- La elaboración de un sándwich mixto es simple si partimos de la base de los ingredientes que lo conforman. Dos rebanadas de pan de molde, las lonchas de queso (al gusto del consumidor; aunque hay infinidad de quesos a la venta, lo más habitual es utilizar el queso específico para sándwich, el queso de barra) y las lonchas de jamón cocido que deseemos.
- Una vez montado nuestro sándwich, lo metemos en la plancha, tostadora o sandwichera hasta que el queso se derrita y el pan quede dorado. También se puede elaborar a fuego lento en la sartén.
- El truco: untar las rebanadas de pan con mantequilla por las dos superficies externas. Pero si quieres dar un toque más ligero y especial a tu sándwich mixto, puedes sustituir la mantequilla por mayonesa.
- Una vez el pan esté dorado y el queso del interior fundido, podemos servir y disfrutar nuestro sándwich mixto.
- Aunque comúnmente se sirve partido en diagonal, en dos triángulos, y con cubiertos, no hay mayor placer que degustar un buen sándwich mixto con las manos…
Llegados a este punto, tan solo un consejo (muy básico por otra parte): lo más importante a la hora de elaborar el sándwich mixto perfecto es, sin duda, la calidad de los productos que elijamos.
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«a mi me saben siempre mejor los sándwich mixtos de la cafetería que los que preparo en casa… debe ser por las múltiples sustancias que acumulan sus planchas…»… Totalmente cierto!…jaja!…