Salsa rouille. Sabor tradicional francés en tu mesa

Salsa rouille. Sabor tradicional francés en tu mesa

Icono personas Para 4Icono euro 1.20€/pers.Icono calorias 150kcal/100g

Ingredientes

  • 2 dientes de ajo
  • 1 pimiento rojo asado
  • 1 yema de huevo
  • 1 cucharadita de mostaza de Dijon
  • 150 ml. de aceite de oliva
  • 1 pizca de azafrán (opcional)
  • 1 chorrito de zumo de limón
  • Sal al gusto
  • Pimienta negra molida al gusto
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Esta salsa rouille recuerda a una mayonesa enriquecida, pero su textura y sabor la convierten en algo único. Lo más interesante es que, con ingredientes básicos como ajo, pimiento y yema de huevo, se logra una explosión de sabor sofisticado. Su elaboración no es complicada, pero requiere atención al emulsionar para que alcance la textura ideal. Vamos a ver cómo preparar esta joya gastronómica paso a paso.

El origen de la salsa rouille se encuentra en Provenza, una región de Francia conocida por su cocina llena de matices mediterráneos. Tradicionalmente, esta salsa se elaboraba para dar más intensidad a la bullabesa, que en sus inicios era un plato humilde preparado por pescadores con los restos de pescado. Aunque hoy en día la bullabesa es un plato gourmet, la salsa rouille sigue siendo su fiel acompañante, destacando por su carácter aromático y versátil.

Si te apetece explorar el mundo de las salsas, aquí tienes algunas opciones igualmente deliciosas. La salsa romesco, de origen catalán, es una gran compañera para verduras y pescados. También puedes probar la salsa tártara, ideal para pescados fritos, o el clásico alioli, que no necesita presentación. Estas recetas, al igual que la rouille, son sencillas de preparar y elevan cualquier plato al siguiente nivel.

Receta salsa rouille

Salsa rouille. Sabor tradicional francés en tu mesa

Elaboración paso a paso

  1. Pelamos los dientes de ajo y los machacamos en un mortero hasta formar una pasta suave. Si no tienes mortero, puedes picarlos muy finos y aplastarlos con el dorso de un cuchillo.
  2. Trituramos el pimiento rojo asado hasta obtener un puré fino. Puedes usar pimientos asados ​​de bote para ahorrar tiempo, pero asegúrate de escurrirlos bien antes de triturar.
  3. En un bol, mezclamos la yema de huevo, la mostaza de Dijon y el ajo machacado. Batimos con unas varillas hasta que todos los ingredientes estén bien integrados.
  4. Añadimos el aceite de oliva poco a poco, en forma de hilo, mientras seguimos batiendo. Este paso es crucial para conseguir la emulsión, así que hazlo con calma y sin prisas.
  5. Una vez que la mezcla espese y tenga una textura cremosa, incorporamos el puré de pimiento rojo. Removemos bien hasta que se integre por completo.
  6. Si decidimos usar azafrán, lo disolvemos en unas gotas de agua caliente antes de añadirlo. Esto realzará el color y aportará un toque único a la salsa.
  7. Incorporamos el chorrito de zumo de limón, sal y pimienta al gusto. Removemos una vez más para asegurarnos de que los sabores estén equilibrados.
  8. Dejamos reposar la salsa en la nevera durante al menos 15 minutos antes de servir. Esto permitirá que los sabores se asienten y se potencien.
Salsa rouille. Sabor tradicional francés en tu mesa

Consejos para una salsa rouille perfecta

  • La clave para que la rouille salga perfecta está en la emulsión. Si notas que la mezcla se corta, no entre en pánico: añade una cucharadita de agua fría y bate con energía hasta recuperar la textura. Si prefieres un sabor más suave, sustituye parte del aceite de oliva por aceite de girasol. Y para los amantes del picante, una pizca de guindilla molida o unas gotas de tabasco pueden ser el toque final perfecto.
  • Aunque la receta clásica lleva pimiento rojo, algunas versiones tradicionales incluyen pan rallado o miga de pan empapada en caldo de pescado para darle más cuerpo. En Provenza, es común servir la salsa rouille con pan tostado y decorarla con una aceituna negra para un acabado cómodo. Una anécdota curiosa es que esta salsa solía prepararse en grandes cantidades para las fiestas, ya que su color vibrante se consideraba un símbolo de abundancia y buena suerte.
  • La salsa rouille es mucho más que un acompañamiento: es un pedacito del Mediterráneo en tu mesa. Ya sea para realzar una sopa de pescado, acompañar mariscos o simplemente para untar en un buen pan crujiente, su sabor y textura no dejarán a nadie indiferente. Ahora que sabes cómo prepararla, ¿te animas a darle ese toque provenzal a tus platos? ¡Seguro que tus comensales quedarán encantados!
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